El fichaje del japonés Take Kubo por el Real Madrid por un millón de euros es una foto perfecta de lo que es nuestro club últimamente.
Un jugador de nuestra cantera titular en la selección japonesa acaba en el máximo rival por un millón de euros anuales, la mitad de lo que costaron Boateng o Murillo por 6 meses de vacaciones.
Mientras tanto la prensa se hace eco de los rumores que situan a Neymar de vuelta en el Campo Nou y la afición se plantea si podremos perdonarle su espantada, pero cuando te dicen que el precio son 300 millones y que daremos a Dembelé y a Rakitic y añadiremos 100 kilos empezamos a pensar que alguien se ha vuelto loco del todo.
O incluso que ficharemos a Griezzman para darlo a cuenta del brasileño manteniendo esos 100 millones de añadido. Y es que como aquel barquito de papel que nos cantaba Serrat, parece que vayamos “sin rumbo sin patrón y sin bandera navegando sin timón donde la corriente quiera” y cualquier cosa, cualquier noticia por absurda que parezca puede ser cierta.
Mientras tanto, lo importante para la directiva parece cuadrar los números aunque sea de forma un tanto artificial, vender antes de acabar la temporada y comprar a partir de Julio, y la última idea(que ha de ser verdad porque eso no se lo inventan dos diarios a la vez) es valorar a Cillesen y a Neto en 30 millones para aparentar que con la venta de uno ganamos dinero y que la compra del otro ya la iremos pagando.
Como en aquel cuento en el que un señor que en plena campaña de ahorro le dice al compañero de trabajo: me he venido corriendo detrás del bus y me he ahorrado un euro y medio, y el otro le dice: yo siempre me vengo corriendo detrás de un taxi y asi me ahorro diez.
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