Las Cuevas-Santuario ibéricas ante la llegada de Roma

Por Manu Perez @revistadehisto

Las Cuevas-Santuario ibéricas ante la llegada de Roma. Corre el siglo II a.C. El final de la Segunda Guerra Púnica (218-201 a.C.), además de estar marcando el declive de Cartago frente a Roma, esta determinando el inicio del paulatino proceso de romanización de los pueblos iberos en la Península. Este imparable proceso ira poco a poco trasformando las estructuras sociales del mundo ibérico, pero también sus esquemas mentales. Lo que incluye su faceta quizás mas personal, como es el mundo de las ideas, sus dioses y esquemas religiosos.

Las Cuevas-Santuario ibéricas ante la llegada de Roma

Las Cuevas-Santuario ibéricas ante la llegada de Roma

Poco se sabe de la religio ibérica (Moneo, 2003). Conocemos alguno de los nombres de sus deidades mas importantes como Endovelicus o Ataecina vinculadas especialmente al suroeste peninsular. Por haber hallado advocaciones a estos en los restos epigráficos localizados en algunas aras del área mencionada. Así como la mas que probable presencia en este desconocido panteón, de una gran deidad femenina vinculada a los ciclos naturales, que los historiadores venimos denominando con carácter general como Gran Diosa Madre. Conocemos también la practica habitual de inclusión en las zonas cercanas a los poblados de santuarios urbanos. Pero de las múltiples facetas cultuales del mundo ibérico quizás la mas desconocida sean las cuevas santuario.

Estos loca sacra libera conviven con los santuarios urbanos. Constatando su uso desde el s. VI a.C. hasta su desaparición con la paulatina romanización que conlleva la monumentalización de los espacios sagrados circa en s.I a.C. Se trata de cuevas y especialmente abrigos naturales inhabilitados a priori para su uso habitacional en los que la cantidad y/o calidad de los materiales nos revela un uso cultual de los mismos. Especialmente conocido es el santuario rupestre de la Cueva de la Lobera (Castellar de Santiesteban, Jaén) donde desde la década de los años 50 del siglo pasado se vienen localizando múltiples exvotos antropomorfos realizados generalmente en bronce.

Las Cuevas-Santuario ibéricas ante la llegada de Roma

Estos santuarios rupestres presentan una serie de características comunes: Están situados en enclaves de difícil acceso, comúnmente sobre barrancos. Normalmente con un solo punto de entrada. Constituyen hitos referenciales en el paisaje. Vinculados a las rutas de comunicación. Contienen o están relacionados con afloramientos de agua, presentando a menudo piletas naturales o modificadas donde se recoge esta. Y muestran en su espacio una gran cantidad de cerámica fragmentada, así como ofrendas de diversa índole.

Las Cuevas-Santuario ibéricas ante la llegada de Roma

Nuestros estudios nos llevan a la conclusión de que estamos ante una de las muestras de religiosidad mas antigua del mundo íbero. Probablemente recogiendo esquemas previos fenicio-púnicos, pero que hundiría sus raíces en manifestaciones mágico-religiosas prehistóricas.

Presentamos una brevísima aproximación a la comprensión de estos espacios sagrados poco conocidos. A raíz de los resultados obtenidos de la primera excavación arqueológica de uno de estos santuarios rupestres, La Nariz (Moratalla, Murcia). Ubicada en una posición de privilegio, dominando el extenso valle de San Juan a sus pies. Se trata de un gran abrigo con una morfología marcadamente antropomorfa, situado sobre un gran cortado, en el paraje conocido como Salchite.

Su excavación además de valiosas informaciones objeto de futuras publicaciones, nos reveló un primer dato de extrema importancia; su exacta cronología. El yacimiento conocido desde la década de los 70 (Lillo, 1981) nunca había sido intervenido arqueológicamente, posiblemente por la dificultad de su excavación que tuvimos que realizar sujetos mediante útiles de escalada. La cronología que aportaron sus materiales revelaron un abanico del s. IV a.C. al primer cuarto del s. I a.C. Con un uso pleno en el s.II a.C. El ejemplo paradigmático al que aludíamos en líneas anteriores de La Lobera se enclava grosso modo del VI al IV a.C. Por lo que podíamos atender a la lectura de los últimos usos cultuales de estas cuevas propiamente ibéricas antes de su desaparición con la progresiva asimilación de los cultos romanos.

Nuestra lectura nos revela de forma muy general que el santuario rupestre de La Nariz se constituye como un santuario extraurbano, alejado una media de 20 km. de los enclaves ibéricos que lo rodean El Macalón (Nérpio, Albacete) y Molinicos (Moratalla, Murcia). Prácticamente equidistante de estos y en el paso natural que constituiría la vía de comunicación entre las zonas de influencia de ambos. A el según la cantidad de materiales acudirán las gentes en lo que constituiría una versión de las actuales romerías. Posiblemente en días determinados según nuestros estudios por los ciclos naturales. En la cavidad se procedía al culto que incluye libaciones de las aguas de la cueva así como comidas comunales, transcurridas las cuales se llevaba a cabo la destrucción intencional de la cerámica utilizada. El ritual o uso cultual del santuario incluía, así mismo la colocación de ofrendas. En este siglo II a.C. el carácter de estas ha cambiado respecto a los característicos exvotos de siglos anteriores. Ahora las ofrendas presentan un carácter mas simple y personal. Estando integradas por pequeños objetos de adorno, algunos de carácter perecedero y especialmente importante según nuestra lectura; objetos cotidianos de carácter femenino.

Las Cuevas-Santuario ibéricas ante la llegada de Roma

Con este sentido femenino entendemos a la anónima deidad con la podría estar vinculado el santuario rupestre. La extraordinaria iconografía del fragmento cerámico 28-110-0-1 proveniente de La Nariz y conocido como la “Diosa de Salchite”. Esta haciendo referencia a una Potnia Theron o “Señora de los Animales”. Nuestra interpretación apunta que en este s. II a.C. el pueblo íbero que utilizaba el santuario representaba a su deidad asumiendo en ella características importadas del mundo fenicio-púnico como puede ser el carácter alado de la representación o la presencia de la conífera y su carácter inmortal. En referencia a los ciclos de muerte y renacimiento natural, que también detectamos en el hecho de que la deidad parezca surgir o elevarse sobre las llamas del morillo que aparece a sus pies. Atributos heredados de Tanit-Astarté. Pero también características de la Artemis Efesia traída por los Focenses como muestra el contexto iconográfico de la diosa con los brazos abiertos rodeada por el mundo animal y flanqueada por columnas.

Las Cuevas-Santuario ibéricas ante la llegada de Roma

La ausencia de material en el santuario rupestre de La Nariz, posterior al primer cuarto del s. I a.C. nos indica que su uso desaparece en este momento. El proceso de romanización del pueblo íbero ya es imparable. Los antiguos dioses y cultos comienzan a diluirse en las brumas del tiempo, asimilados por las nuevas deidades que acompañan a las legiones romanas.

Autor: José Ángel Ocharan Ibarra para revistadehistoria.es

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