Andar por el camino estrecho requiere fe, disciplina y determinación. Debemos leer la Biblia cada día y mantener una activa conexión con Dios mediante la oración. Cuando rendimos nuestras vidas a Cristo, mantenemos a nuestros corazones en la senda recta.
En verdad, todos tenemos deseos, es decir, apetitos carnales que encuentran más atrayente el camino fácil. En otras palabras, somos tentados a pecar. Cuando decidimos ceder a la tentación, nuestros pies pueden permanecer en el camino estrecho, pero nuestros corazones vuelven al camino ancho. Cuanto más decidamos participar en las acciones y las actitudes pecaminosas, más profundamente se arraigarán nuestros corazones en el camino del mundo.
Podemos tratar de decirnos a nosotros mismos que estamos logrando la libertad, y que tenemos el derecho de hacer lo que queramos. Sin embargo, la verdad es que estamos tratando de aferrarnos a una falsa alegría, mientras que lo verdaderamente importante nos espera si decidimos volver y obedecer a Dios.
El camino angosto puede ser difícil de transitar, pero Dios promete su ayuda constante y una gran recompensa: la salvación y el gozo en este mundo, y luego la eternidad junto a Él. ¿Escogió usted la puerta estrecha?
(En Contacto)