Gallardon dijo que le daba asco, dijo que el derecho a la vida está por encima de todas las cosas, dijo que por sus creencias le daba igual si fue por un lobby o por mantener votos electorales, dejó claro, que le daba asco y dejó claro muchas más cosas.
Dejó claro sobretodo que le movían principios religiosos, los suyos, para llevar a cabo esa ley, y por lo tanto, nada podía hacerle cambiar de opinión al respecto, por que esta persona pensaba que estaba haciendo lo que su fe dictaba que es correcto. Desde luego no empleó estos términos, pero sí los anteriores y eso lo deja totalmente claro y cristalino.
Un gobierno, un País, no puede estar dirigido por creencias religiosas, un gobierno debe respetar todos los cultos y tambíen a todos los ateos y agnósticos, pero para nada debe dejar que su religión gobierne. Y en el caso de Gallardon, y no solo de Gallardon, tambíen lo vimos en el tema de los sacerdotes infectados por Ebola, en este País en más de una ocasión gobierna la iglesia, pero tampoco la iglesia.
Gobierna una secta, un grupo de fanáticos religiosos que sólo se escuchan a si mismos y que no escuchan ni al Papa, el cual cada día me gusta más, y parece más rojo que Carrillo. Nunca estas personas deberían tener una mínima porción de poder porque ya habéis visto para qué lo usan.
La reforma de la ley del Aborto, no fue porque necesitase una reforma, fue porque alguien pensó que era pecado, que era un crimen y que Dios no quería eso, y por lo tanto contra viento y marea, contra la opinión del pueblo, de las mujeres, de todos, se sacó una ley que sólo impedía el aborto, en prácticamente todos los casos, gracias a su Dios que no se aprobó, gracias, porque a mí lo que realmente me da asco, son personas como esas.
Y lo que me preocupa es que en el Gobierno aun siguen muchas personas así, que creen que lo correcto es lo que dice la Santa Madre Iglesia o mejor dicho su visión particular de ella y que por ella está todo permitido, cuando se trajo aquí a los sacerdotes, se les trajo porque lo pidió la orden para la que trabajaban, no porque la onu lo pidiese, eso vino después, se les trajo aun a sabiendas del peligro en que se incurría y porque era lo que “mandaba la iglesia”, o mejor dicho, mandaba el ser “un buen Cristiano” que tampoco, porque un buen cristiano fue el sacerdote que murió por cuidar a otros en el extranjero, pero los que lo repatriaron mientras dejaban morir a otra Española en Argentina (de una enfermedad no contagiosa), esos ni son buenos cristianos ni son buenas personas, porque dejaron que su mal entendida fe guiase sus pasos encomendándose al todopoderoso, obviando la salud de millones de Españoles a los cuales pusieron en peligro y casi matando a una enfermera que acabó contagiada y a la que a la sazón, intentaron culpabilizar de todo como si de repente ella fuese el anticristo.
Ese es el gobierno actual que tenemos, ese, y no otro.