"You may as well have struck the match — that’s participation" (Bedelia DuMaurier)
Durante la última semana he pensado mucho en Hannibal y me he dado cuenta de algo que hasta el momento había pasado por alto. No hace falta que diga que la serie de Fuller es violenta, gore incluso, y que visualmente recrea esa violencia, ese horror, de una manera poética, extravagante y barroca. La belleza de la muerte, lo artístico del asesinato, lo excesivo de la puesta en escena, son aspectos fundamentales para comprender y dejarse atrapar por el enfermizo duelo entre Will Graham y Hannibal Lecter. El penúltimo capítulo de la serie, con Hannibal ya entre rejas y el Gran Dragón Rojo en plena transformación, nos deja una de las escenas de tortura psicológica y física más impactantes de los últimos años, la del doctor Chilton (Raúl Esparza) a manos de Francis Dolarhyde (impresionante Richard Armitage), el asesino en serie que marca la recta final de Hannibal y que fue presentado en el octavo capítulo. Armitage no es el primer actor que se pone en la piel del Gran Dragón Rojo, en 1986, Tom Noonan interpretó al personaje en Manhunter y, en 2002, Ralph Fiennes recogió el testigo en Red Dragon. De las tres composiciones me quedo con la de Armitage. En el capítulo The Number of the Beast Is 666..., Chilton es secuestrado por Dolarhyde, torturado, mutilado – le arraca los labios a mordiscos- y, posteriormente, quemado vivo. En la novela Red Dragon esto le sucedía a Freddy Lounds, personaje irritante que parece inmune a las desgracias. Creo que Chilton no se merecía tanto sufrimiento, los guionistas le tienen especial inquina al personaje. Lo que no acabo de entender es a que vino este cambio con respecto a la novela, Lounds tenía tantas papeletas como Chilton para acabar destrozada por el Gran Dragón Rojo. Sin embargo, optaron por el psiquiatra quien, a estas alturas, ha padecido más tormentos que cualquier otro ser humano cercano a la órbita de Lecter. Durante la primera temporada el doctor y asesino, Abel Gideon (Eddie Izzard), le secuestra y le extirpa varios órganos no vitales. Chilton sobrevive a semejante barbaridad pero le quedan secuelas, en la segunda temporada le vemos andar con bastón. Más tarde es acusado de ser el destripador y del asesinato de Gideon. Tras ser detenido, recibe un disparo en el rostro en la sala de interrogatorios. Este disparo no es fatal pero le desfigura el rostro dejándolo ciego de un ojo y sin paladar en la zona izquierda de su boca. A esto le llamo yo mala suerte.