por Borolo
1. MISTERIOS DE LISBOA (de Raúl Ruiz)Para mí, una de las películas que más me han marcado en mi vida. Fue el motivo y el detonante por el cuál decidí compartir mis opiniones de cine con todos vosotros y crear este blog. A ella le debo el salto que dí para decidirme por estudiar cosas relacionadas con el cine en vez de otras que estaba haciendo. Misterios de Lisboa me hizo creer en el cine, desear con ansia colaborar (cómo pueda) en hacer de éste un arte aún más maravilloso. Es un film perfecto, con una realización que mezcla con increíble talento y maestría lo clásico y lo moderno. Raúl Ruiz hizo la mejor película del año pasado y una de las mejores piezas cinematográficas de este comienzo de siglo, como dicen algunos críticos. Es una obra maestra de todos los tiempos, una película indispensable para todo aquél que ame el cine. La gran obra del año.
Terrence Malick trajo consigo la polémica del año, pués gran parte del público se le echó encima después de acudir a las salas a ver la película. Pero no nos engañemos, pués lo que ocurrió fue producto de la aparición de una estrella como Brad Pitt en el cartel. Ésto atrajo al público que no tendría ningún interés en ver este tipo de film si estuviese protagonizado por un actor menor o más desconocido. Siento seguir insitiendo en defender El Árbol de la Vida... ¡qué narices! no lo siento en absoluto, porque me parece una película soberbia. No es fácil abarcar una temática tan especial y profunda cómo lo hace el director americano en esta película. Y, además, dotar al conjunto de una belleza sublime, de una intrusión en la mente del espectador tan espiritual y de una reflexión tan importante. Sin duda, un peliculón de este año, pese a quién le pese.
Siento debilidad por el cine francés y, sobre todo, por aquél que trata de acercarse a la sociedad. En esta película sobre un productor de cine y su familia hay un punto más que la sitúa entre mis favoritas del año y es ese reflejo de la industria del cine. La descripción de lo que es vivir por el cine y el retrato de las funciones del estresadísimo protagonista es muy bueno. A esto se le une el ritmo tan real del film y los golpes tan directos que propicia sobre la vida, con una escena que se quedará en mi mente para siempre. Es, sin duda un film sobre las cosas que importan en la vida, sobre las cosas que no solemos apreciar y que se convierten en algo importantísimo cuando las perdemos. Una película sensacional sobre el ser humano y sobre el legado familiar. Una preciosidad del cine independiente de 2011.
La última película de Woody Allen nos devuelve la mejor comedia del director neoyorquino. Con un guión sorprendente por su fantasioso planteamiento y con unos personajes y situaciones divertidísimas, Allen consigue trasladarnos a la ciudad parisina en épocas diferentes. Woody Allen demuestra que no ha perdido las buenas formas y que cuando se lo propone es capaz de sorprendernos con relatos tan estimulantes y ágiles como lo es Medianoche en París. Nadie como él sabe hacer hablar a sus protagonistas con tanta comicidad, ni preparar unos diálogos y situaciones tan absurdas como divertidas. Es el Woody Allen del año y, no como ocurría otros años, esta vez sí se sitúa entre lo que más me ha hecho disfrutar en una sala de cine este año, no como ocurría otros años.
El polémico director me va gustando cada vez más. Sus películas siempre me han parecido superiores y de un talento desbordante. Pero su estilo se va asentando y su personalidad va madurando (en el cine, no en la vida real), logrando con ello alcanzar cimas más difíciles como este relato mezcla de drama y ciencia-ficción. Como siempre, la visión de Von Trier afecta y modifica todos los esquemas a los que estamos acostumbrados en películas del fin del mundo. En Melancolía el director vuelve a atacar la mente del espectador con un poderío visual y un inquietante planteamiento, lo que produce el malestar de cualquiera; ¿y no es eso lo que debería pasar ante el final de nuestro planeta?. A través de las personalidades de sus personajes, entra en contacto directo con el espectador como nadie sabe hacerlo. Una obra maestra más que el director danés debe sumar a su filmografía.
La joya animada de este año, con el permiso de la ambiciosa Las aventuras de Tintín: el secreto del Unicornio. El Ilusionista supera en arte e intenciones al film de Steven Speilberg. Se trata de un maravilloso relato sobre un modo de vida que se pierde con el tiempo (algo que como podemos ver ha estado muy presente este año) y sobre el valor de la amistad y el amor. Usando una animación tradicional, pero encantadora y entrañable, El Ilusionista nos cuenta la sensacional historia de un mago en horas bajas que tendrá que sacar adelante a una amiga en apuros, que se encuentra en uno de sus viajes. Como ocurre en El Havre, de Kaurismäki, aquí el protagonista no entra en dilemas interiores y presta toda su ayuda y amor de manera desinteresada, así como el cine de animación nos muestra toda su magia a cambio de nada más que nuestro disfrute. Una película que hace disfrutar de una serie de momentos repletos de belleza y de una cálida historia.
Podríamos estar ante el nuevo Spielberg. Ha cambiado las reglas del juego con una de las aportaciones más importantes que se han hecho a este medio en décadas: su serie Perdidos. Ahora ha decidido tomar el relevo generacional total de su mentor: Steven Spielberg y en Súper 8 realiza un homenaje completo al cine de aventuras al que nos acostumbró el "rey Midas de Hollywood". El resultado es perfecto, un ejercicio de nostalgia realizado con buen gusto y respeto, modificando ciertos aspectos para adaptarlos a las necesidades actuales, pero sin variar el espíritu cinéfilo. Es un film de aventuras entretenido y muy bien hecho; pero Súper 8 no va solo de ésto, sino de recordarnos que lo que es pasado no ha dejado de existir y de vez en cuando deberíamos mirar atrás y aprender, como nos enseñan esta película y The Artist. Desde luego, de lo más divertido el año.