Carlos Luque.─ Esta es la sinopsis en dos actos de un breve pero significativo drama en que varios personajes, creyendo actuar a la sombra de sus caretas, - una cuenta pública de Telegram-, develan su verdadero rostro. Recordemos que tanto algunos autores de ese sitio (que usurpa una divisa heroica y sagrada de nuestra historia, La Joven Cuba, organización de lucha revolucionaria y antimperialista de Antonio Guiteras), como su sostenedor, Harold Cárdenas Lema, en repetidas ocasiones han exigido a la prensa y los medios del país, inmediatez y transparencia, respeto y diálogo, moderación y pluralidad junto a donaire democrático en el debate de las ideas. Pero resulta que en esta pieza mostramos cómo no cumplen ninguna de ellas y ahora, como si la ética fuera asunto a cuidar por los demás y no por ellos, intentan pasar la página con bochornoso silencio, a la chita callando.
Su administrador hizo suya una célebre divisa: las ideas se combaten con mejores ideas. Hoy, sin embargo, acuden a más abyecta de las armas, de tan baja catadura como la de aquellos que pedían tres días de licencia para matar "cuando la revolución se venga abajo". Hacen uso de la amenaza de venganza y muerte: el administrador de esa cuenta de Telegram, órgano de difusión de la mal llamada La Joven Cuba, y de la que dice ser empleado, allí muestra su sable homicida y dice literalmente: "Cuanta gente x fusilar cuando lleguemos al poder".
Acto I
Hace pocos días, en ese “medio de comunicación”, - que ya no se autonombra blog, y que fatiga y ya ofende el nombre de la organización revolucionaria de Antonio Guiteras, abandonando el logo inicial que le diseñó un Héroe de la República de Cuba y de paso también el subtítulo de “jóvenes revolucionarios”, - hizo su aparición un texto bajo el curioso título "¿Un trumpismo cubano de ultraizquierda?". ¿Cuál fue el motivo inspirador de ese artículo?
Pues que su autor creyó auténtico un grupo de Facebook, supuestamente representando a CUBADEBATE con la clásica encuesta de admisión que consistía en responder si eras o no comunista. Y se abalanzó sobre la oportunidad con tan irrefrenable entusiasmo, que no se detuvo un segundo a sospechar y verificar antes de basar toda la tesis de su escrito sobre el supuesto "desliz" ajeno: pero sólo estaba cometiendo el suyo propio, al asumir como auténtico un nido contrarrevolucionario extremista.
El instinto natural habría aconsejado leer y visitar los comentarios de ese grupo para percatarse del fraude. Después, un colectivo de jóvenes en Facebook hizo la advertencia y la denuncia, tanto de la impostura del falso grupo, como del error del articulista, y el autor, que se erigió sobre aquel pilar de humo, ofreció unas dudosas disculpas porque fue acompañada de otra acusación.
Acto II
En ese grupo de Telegram, que pertenece al sitio mencionado, "dialogan" y "debaten" sus colaboradores y directivos. Y, en el mejor de los casos creyéndose cubiertos por la privacidad, su administrador saca el sable sangriento de la amenaza de muerte acompañado por un coro de ofensas a Fidel y a otras personas.
Los jóvenes que denuncian y publican imágenes de aquellos "intercambios" opinan que en la "plataforma Telegram llamado LJC - Grupo de Debate, (...) muestran (una) ausencia absoluta de ética profesional…”
¿Qué "debate" se produce allí? Sólo voy a mencionar las ofensas a Fidel con el calificativo de “perro”, que se lee en la imagen anterior, y la comparación de presidente de Cuba con execrables personajes de la peor ralea miamense. Y el muy revelador "consejo" que le ofrece el mecenas de La Joven Cuba a sus pupilos: Dice allí que no sería conveniente "llamarle dictadura" al gobierno cubano. Un cálculo de conveniencia de quien no sospecha que será leído fuera de su grupo. La instrucción revela su convivencia directa con la cuenta de Telegram, que no puede negar pertenece a su proyecto. También su connivencia, acuerdo y complicidad, con las ofensas que allí se manifiestan, incluso contra mujeres. Esa es la pluralidad que postula, una cobertura "democrática" para dar espacio público a la contrarrevolución más descarnada bajo el pretexto de la libertad de expresión.
El resto puede verse en esta página de facebook: https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=1298702323795514&id=10...
Epílogo
¿Será defendible LJC? ¿Podrán aquellos que alguna vez creyeron en su vocación revolucionaria conservar esa valoración y esa esperanza? En sus inicios LJC, o más exactamente, su figura central que hoy dirige y modera desde fuera de Cuba, se proclamó vocero de un descontento generacional. Ahora vemos que cada vez más jóvenes se pronuncian contra ellos y los denuncian en las redes, críticos, pero sin vender ni su alma ni sus ideas.
Posiblemente reflexionen ahora todos aquellos que, al aparecer LJC, miraron con simpatía las posibles contribuciones revolucionarias de ese medio, y vieron en su figura central a un joven que tendría algo nuevo que decir para su patria. Y tal vez tengan en cuenta no sólo la deriva de su curso posterior, sino también las increíbles ofensas y amenazas de muerte para quienes ven como sus adversarios. LJC se presentó siempre ajeno a los extremismos, defendió el debate de las ideas. Se presentó como distante del imperialismo y sus métodos. Hoy se debate, sí, pero en el principio del fin de un descrédito auto infligido, que no viene de los adversarios de ideas, esos que amenazan y juran liquidar, sino de algunos de sus propios seguidores y colaboradores, igualados de golpe a quienes desde el norte han atentado contra la vida de Fidel y el pueblo cubano.
Tomado de Cubasí.cu