Ya terminó el viaje. Ese que les contaba en la entrada anterior. Empecé por Begur y calas adyacentes y he finalizado en Girona. Un viaje corto pero intenso, con sabor a Mediterráneo catalán.
Me ha dejado una bella impresión. De Begur ya he hablado, de Girona es casi inútil hablar. Todo el mundo sabe de su Catedral, su barrio judío, sus baños arabes, las casas del río Onyar, su iglesia de San Feliu o Sant Pere de Galligants, su... Eso nos ocupó la tarde del viernes y la mañana del sábado.
Pero lo mejor estaba por venir. Porque en Girona además de ser la ciudad piedra, robusta, seria, limpia y habitable, también hay blogueras. Dos amigas blogueras a las que aprecio considerablemente. U
A la comida se ha unido otro bloguero de pro, Bernardo, de El siglo de las luces, que ha venido desde Barcelona. Juntos hemos departido y disfrutado con placer.
Geni está venciendo, con buen humor y con vitalidad, uno de esos reveses que, en ocasiones, da la vida. Una mujer excepcional que sabe luchar y vivir su experiencia convirtiéndola en algo cotidiano que hay que superar, y lo va a conseguir.
En la mesa éramos seis, Bernardo, su mujer, su hija Ana, Geni, Lola y yo. Buena comida, buen vino y una charla amigable y sentida. Amigos virtuales que hoy son algo más. Hoy tienen, además de un espíritu bloguero, una imagen física.
Encuentros blogueros que consiguen unir más. Y que espero que sean un punto de partida, como lo han sido otros encuentros anteriores similares, que han hecho que en esta cosa tan intangible, tan virtual como es la blogosfera, hoy se encuentren varios de mis mejores amigos.
¡Quién lo iba a decir!
Bernardo, aquí un amigo.
Geni, querida, te deseo lo mejor. Y nos vemos pronto.
Aquí les dejo con algunas fotos de esa ciudad única que es Girona
Salud y República