Manifestaciones en defensa de la inocencia de D. Baltasar Garzón y propuestas de movilización contra la sentencia que absuelve al Sr. Campos y al Sr. Costa; esta es la peculiar interpretación que hace la izquierda pseudoprogresista de la independencia judicial. Eso, además de tergiversar la verdad, como cuando Dª Carmen Chacón afirmaba que el juez estrella era procesado por perseguir la corrupción; al contrario, el magistrado se ve envuelto en este procedimiento por solicitar ayudas por importe de dos millones y medio de dólares en papel timbrado de la Audiencia Nacional, del que terminó por conseguir un millo trescientos mil dólares, que no son moco de pavo y que no se le hubiesen facilitado si no venía la petición de quien vino, y esa es precisamente, la cuestión.
El Sr. Chaves resultó inocente de financiar con diez millones de euros a MATSA, la empresa de diez trabajadores de la que su hija era apoderada; nadie se manifestó, no existieron movilizaciones contra la decisión de los jueces porque se respetó la decisión judicial. Camps y Costa merecen la persecución de un PSOE empeñado en arruinar más su reputación y su carrera política mediante la apelación. En caso de resultar inocentes, ¿se haría el partido cargo de los daños y perjuicios derivados de sus acciones?. Me temo que sé de antemano la respuesta. Me temo que nadie se manifieste contra las resoluciones que tome la juez Ayala en el caso de los EREs, como sucedió con D. Manuel, que ni siquiera pagó un precio político por desviar esa calderilla a la empresa en cuestión. Pero estoy seguro de que, en caso de resultar culpable D. Baltasar, el poder judicial se vería sometido a una presión popular orquestada desde determinada izquierda y convenientemente manipulada, que resultará tan dura como difícil de soportar.
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