Hace unos días, el procurador Francisco Ramos, le hacía un duro reproche al Gobierno de la Junta, afirmando que las directrices de Ordenación del Territorio no contemplaban pàra la montaña palentina y leonesa un modelo de desarrollo equilibrado y sostenible.
Y apoyándome en eso y en lo que es obvio, como el estado de las carreteras, como las dificultades para que llegue la televisión o el teléfono a todos los pueblos, diré que hasta el futuro se nos está marchando de las manos, fundamentalmente, porque no hay intención de dotar a estas comarcas de infraestructuras y servicios.
Estamos acostumbrados a que los Gobiernos nos entretengan siempre con sus perspectivas de proyectos. Es una forma de aplacar nuestro ánimo. Como se les entretiene a los parados con cursillos que en la mayor parte de los casos no sirven para nada. Puro entretenimiento. Lo que está pasando aquí con la carretera es una vergüenza. Ya no es solamente la carencia de los Servicios básicos, como un médico en una casa que se construyó para tal fin, sino la degradación de la única vía que los comunica entre sí, que los lleva al mercado o al hospital. La única vía por la que llegan hasta ellos los turistas, casi el único ingreso con el que cuentan para su reactivación y mantenimiento. Pero nadie protesta. La oposición recoge informes de todo este desaguisado y los lanza a los Medios. ¿Es que no lo exponen en el Parlamento?¿Es que no se lo hacen ver a quien gobierna?. Nosotros ya lo sabemos, ya lo sufrimos, que ustedes lo repitan acrecienta aún más las dudas y la impotencia de quien espera sin rechistar el tiempo que haga falta. Paero nadie los demanda por este abandono sistemático de la población, por ese engaño permanente que practican, como ocurre en las tierras hemanas de Burgos, donde el gobierno regional acudió para marcar la línea y negó a aquellos pueblos su anexión a otras comunidades de las que se servían: ocurre con nuestra Comunidad vecina de Cantabria, a la hora de establecer un concierto que permita la utilización del hospital del Reinosa. El pueblo ya está cansado de sus tretas. Ya no caben más plazos y promesas.
O ponen manos a la obra. O se van a su casa. No hay otra otra alternativa.