Las dotes adivinatorias de francisco ibáñez

Publicado el 11 septiembre 2013 por Pepecahiers


Estoy seguro de que a muchos le resultará ya familiar la famosa viñeta del autor de Mortadelo y Filemón en donde, tan popular autor, fue capaz de anticiparse al desastre de las Torres Gemelas. Probablemente Ibáñez no se pudo resistir y al dibujarlas, a buen seguro, pensó que tan altas edificaciones no estarían exentas de algún percance aéreo. Al igual que es muy peculiar que sus dibujos estén adornados en segundos planos de ciertas peculiaridades, un caracol fumando, ratones jugando a las cartas, una araña en un rincón, tampoco a la viñeta que figura más arriba le faltan detalles ciertamente peculiares, como el avión estrellado, un elefante en otra de las torres y un tipo gigantesco con bigote que asoma entre dos edificios. Una noticia me llamó la atención durante uno de los muchos telediarios que pueblan nuestra televisión. La rápida expansión económica de China ha producido ciertas singularidades urbanísticas que forman parte del desarrollo absurdo y precipitado. Durante la construcción de una autopista en 2012, en la provincia de Zhejiang, una pareja de ancianos se negó en redondo al abandono de su vivienda, quizás porque les parecía que el dinero ofrecido por las autoridades era del todo insuficiente, o puede que sólo quisieran tener buenas comunicaciones. El caso es que la obra continuó adelante, sin importarles que quedara susodicha construcción en medio de la misma, convertida en lo que se ha venido a denominar acertadamente como "casas clavo".
Al final, como se puede ver en la última fotografía, los singulares protagonistas de tan llamativa noticia aceptaron la indemnización, unos 42.000 dólares, y la casa fue derruida para el normal tráfico de una autopista al uso. Semejantes imágenes me recordaron a una historieta de Mortadelo y Filemón del año 1977 titulada "Soborno", en donde se daba la siguiente situación:
Aunque aquí la autopista fue primero, y de lo que se ironiza es sobre los oportunos sobornos para construir en lugares insólitos, no deja de ser una coincidencia más que sorprendente de lo que, en un primer momento, nos parecería una salida surrealista del bueno de Ibáñez. Toda una demostración empírica de aquello de "El arte imita a la realidad", que en este caso sería a una realidad aún por llegar. Aunque no tenga nada que ver con el tema que nos ocupa, no me resisto a dejarles otro momento hilarante de esta historieta, absolutamente delirante y genial.