A principios de 2011 el psicólogo social holandés Diederik Stapel publicó en la prestigiosa revista Science un artículo con resultados llamativos: los entornos desordenados favorecen los estereotipos y la discriminación. Meses después, una investigación encabezada por Pim Levelt, antiguo presidente de la Academia Holandesa de Ciencias, concluyó que Stapel se había inventado los resultados de su trabajo. No era la primera vez que lo hacía y, poco a poco, decenas de artículos del mismo autor fueron retirados.
Estudios que aseguran que a veces el fracaso hace sentir mejor, que los anuncios de belleza hacen sentir feas a las mujeres o que el poder hace más probable la infidelidad no son producto de un trabajo científico honesto. En una entrevista con The New York Times el investigador holandés trató de explicar sus motivos: amaba la psicología social, pero se había sentido frustrado por el caos de los datos obtenidos en los experimentos, con los que era raro llegar a conclusiones claras. Su obsesión por la elegancia lo había llevado a inventar resultados atractivos que gustaban en las revistas científicas.
Este tipo de actitudes, alimentadas por la presión por publicar sus investigaciones, ha sembrado dudas sobre la posibilidad de replicar estudios en psicología, algo fundamental para que se la considere una ciencia seria.
Justamente, esta problemática fue la que intentó analizar un grupo de 270 investigadores. Los resultados se publicaron esta semana en Science, la misma que publicó el estudio fraudulento de Stapel. Estos científicos intentaron repetir los resultados de 100 artículos relevantes y para su sorpresa sólo fue posible obtenerlos de nuevo en el 39% de los casos. En algunas ocasiones, los resultados fueron los contrarios a los de la investigación.
Según comentan los autores del trabajo, liderados por Brian Nosek, de la U. de Virginia, que no fuese posible replicar los resultados de un estudio no significa necesariamente que sean erróneos, pero son una señal de que se deben realizar cambios.
En un artículo que también aparece en Science, el biólogo y periodista John Bohannon, especializado en cuestionar los controles de calidad a los que se someten los artículos científicos, afirma que “estos resultados apoyan la idea de que los científicos y los editores de las revistas científicas están sesgados en lo que publican”.
“Los científicos quieren producir conocimiento fiable, pero también necesitan producir resultados que los ayuden a mantener su trabajo como investigadores”, afirma Nosek. “Para tener éxito en la ciencia, los investigadores necesitan publicar, y algunos resultados son más fáciles de publicar que otros, en particular aquellos que son novedosos y apuntan en direcciones nuevas”, continúa.
Por este motivo muchos científicos prefieren perseguir líneas de investigación novedosas sin tener en cuenta que sus resultados sean reproducibles. En casos extremos, la falta de incentivos para ser fiel a los datos caóticos que suelen surgir del trabajo científico produce fenómenos como el de Stapel.
Via:: Colombia