Celebrábamos, es cierto, 30 años de rosas. Pero también, y sobre todo, asistíamos al homenaje de ese entrañable lugar atemporal de encuentro que tiene todas las edades. Aquellas que con el inexorable transcurso del tiempo nos han venido haciendo hasta hoy. De ahí que “La rosa” esté impregnada de biografías particulares. Es nuestro rostro singular y a vez colectivo, en cuyas marcas un sinfín de memorias ha juntado sus aguas. (CONTINUAR LEYENDO)
FUENTE: EL QUINQUÉ. LA PROVINCIA-DIARIO DE LAS PALMAS