Tomado de Pensando Américas
Las elecciones regionales y municipales del próximo 21 de noviembre, son resultado de la evolución del cuadro político nacional.
Esta evolución, se traduce en un acuerdo electoral que se ha concretado en el terreno de los hechos, mediante la representación y participación de las mayorías políticas del país a través de sus organizaciones políticas, que representan las más variadas visiones sobre la vida nacional.
Los partidos que asumieron posición abstencionista en pasadas elecciones, como los que componen al llamado “G4”, han reaparecido en la escena interna entendiendo que hay un marco de garantías electorales que han concertado conjuntamente con el chavismo y con las instituciones nacionales, haciendo de la elección expresión de una nueva era institucional, sostenida desde la confianza y el ánimo de participar.
El acuerdo político que ha producido estas nuevas circunstancias, favorables para el desarrollo de la vida democrática en el país, tuvo diversas fuentes y orígenes, en el marco de un proceso de diálogo amplio con diversos sectores políticos, de diverso alcance y orientación ideológica, cuyo consenso común fue establecer una ruta de normalización del clima político e institucional.
Estos eventos claves fueron:
– Los primeros acuerdos alcanzados en Mesa de Diálogo Nacional en 2019, integrada por factores independientes del G4, centrados en favorecer una atmósfera de confianza y disminución de tensiones.
– La larga preparación de las negociaciones auspiciadas por el Reino de Noruega que concluyó en la firma del Memorando de Entendimiento de Ciudad de México, que establece la ruta electoral como la única posible.
– Y las negociaciones que, tras las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre de 2020, dieron lugar a un nuevo Consejo Nacional Electoral que incluyó a figuras de la oposición.
Estas condiciones, tejidas con paciencia desde hace al menos dos años a través de un acuerdo amplio y trasversal, desembocaron en la postulación de las principales fuerzas políticas del país, significando ello una renuncia al abstencionismo y el regreso de algunos sectores, a su espacio natural en la diatriba nacional mediante el ejercicio de derechos plenos.
Los procesos electorales, que son parte fundamental de todo sistema democrático, tienen la particularidad de ser en este momento, una apuesta renovada por la convivencia y la reconciliación, luego de un período muy prolongado de diatriba lesiva al país, de crisis institucional y perturbación al desarrollo de la vida política de la nación.