Las esferas metálicas del Valle de la Muerte en Siberia

Publicado el 08 junio 2018 por Redespress60

Aún existen en nuestro planeta grandes extensiones de terreno sin explorar como el sub-ártico, en la taiga siberiana, donde predominan los inmensos bosques de coníferas, al sur de la tundra ártica. Yakutia es un área de cien kilómetros cuadrados, que está muy poco poblado, casi un desierto..

Al noreste de Yakutia, existe una zona de controversiales objetos metálicos sobre los que nadie, hasta ahora, ha logrado determinar su procedencia. Los lugareños llaman a la zona “Uliuiu Cherkechek”, más conocido como “Valle de la Muerte” e indican que las esferas son objetos extraterrestres puestos ahí estratégicamente por alienígenas y que se activan para proteger a la Tierra de la caída de asteroides o seres hóstiles provenientes del espacio. Pero lejos de las especulaciones, la verdad es que en el lugar se han registrado varios eventos como es el caso de la gran explosión de Tunguska en 1908, el de Vitim de 2002 y Chulym en 2013..

Se dice que ahí habitan los antiguos demonios de Taiga (llamado así por ser una zona inhabitada) y que estas esferas tienen efectos catastróficos para las personas, ya que quienes estuvieron cerca de ellas han tenido problemas graves de salud e incluso han fallecido, de ahí el nombre “Valle de la muerte”.

En 1853, el explorador ruso Richard Karlovic Maak, llegó a la zona y en su diario escribió acerca de haber encontrado calderos de metal hundidos en el suelo, aunque sólo el borde de los objetos eran visibles. También escribió sobre sonidos misteriosos que vibran a través de los objetos. La fuerza expedicionaria rusa sólo podía hacer dibujos de los objetos debido a que su equipo de cámara se vio afectado negativamente por la radiación que rodeaba los calderos.

La existencia de las estructuras metálicas se confirmó en tres ocasiones entre 1933 y 1947 por científicos respetados incluyendo Mikhail Koretsky que habían viajado a la región para buscar oro. Él afirmó haber visto siete calderos en forma de cúpula, cada uno midiendo de 20 a 30 pies de diámetro (6 a 9 metros), con una vegetación extraña y poco natural que crece alrededor de ellos.

Los cazadores solitarios que se aventuraron en el área donde se dice que están ubicadas las esferas metálicas dicen que algunas de las esferas misteriosas están sumergidas bajo el agua mientras otras esferas están medio enterradas en el suelo. Algunos ya han sido devorados por la vegetación y permanecen ocultos a la vista. Sin embargo, plagan toda el área.

Las cúpulas se encuentran dispersas en un área grande y existen muchas de ellas. Algunas están de pie, sobre columnas, mientras que otras parecen estar hundidas en el suelo, dejando a la vista solo la cúpula. La mayoría tienen un pequeño orificio en su parte superior. En el interior de la cúpula la temperatura es muy cálida a pesar del intenso frío exterior e incluso hay informes de habitantes de la zona que afirman haber visto a seres vestidos de color negro y con un solo ojo alrededor de estas cúpulas. Estos informes, junto con las extrañas enfermedades de aquellos que se atreven a pasar mucho tiempo junto a las cúpulas, lo hacen un tema muy interesante para investigarlas.

En la década de 1950 los militares soviéticos utilizaron la zona como pruebas para bombas atómicas debido a la lejanía de cualquier zona habitada. Una de las pruebas dejaron a los militares con la boca abierta, pues una de las bombas de diez megatones, por razones desconocidas, explosionó con la fuerza de treinta megatones.

Existen muchas hipótesis sobre el origen de las cúpulas: ¿formaban parte de una nave alienígena que se estrelló en la zona?, ¿eran parte de unas instalaciones que los extraterrestres crearon en los comienzos de la historia de la humanidad? Cualquiera que sea su verdadera naturaleza parece que no hay interés arqueológico por descifrar tal enigma.

Bólido de Tunguska

Un ejemplo de estas máquinas en acción fue el bólido de Tunguska de 1908, en las inmediaciones del Valle de la Muerte, un evento muy enigmático con un objeto cayendo en llamas que provoco un explosión de Tunguska.

El 30 de junio de 1908 una explosión del tamaño de una bomba H destruyó millones de árboles en decenas de kilómetros a la redonda. La explosión fue tan salvaje que se llegó a hablar de antimateria en 1965 o incluso de un diminuto agujero negro en 1973 . Pero esas no son, ni de lejos, las explicaciones más “interesantes”. Se ha hablado de ovnis estrellándose por accidente o del famoso “rayo de la muerte” de Nikola Tesla.

A pesar de que el impacto ocurrió en 1908, la primera expedición científica que llegó al área lo hizo 19 años después. En 1921, Leonid Kulik, el conservador principal de la colección de meteoritos del Museo de San Petersburgo condujo una expedición a Tunguska. No obstante, las duras condiciones de la zona del interior de Siberia impidieron al equipo alcanzar el área de la explosión. En 1927, una nueva expedición, liderada otra vez por Kulik, logró finalmente alcanzar la meta. Aunque se hizo muy difícil obtener testimonios de lo sucedido, la evidencia abundaba alrededor. Aproximadamente 2.100 kilómetros cuadrados (ochocientas millas cuadradas) de bosque quedaron partidas en dos. Ochenta millones de árboles yacían a ambos lados, derribados en un patrón radial sobre el suelo.

Los sismógrafos de toda Asia y toda Europa captaron la explosión; el Observatorio de Greenwich captó variaciones en la presión atmosférica por la cantidad de aire puesto en circulación; además el polvo en suspensión hizo que en el norte de Eurasia la noche fuera tan brillante que parecía de día.

Actualmente los científicos aún discuten si se trataba de un asteroide pequeño o del fragmento de un cometa. Porque en ninguna de las expediciones posteriores se ha encontrado algo parecido a un cráter. La teoría más aceptada es que un pequeño meteorito originó una explosión termonuclear a unos 8 kilómetros de altitud y con una potencia de 12 megatones. Todo lo de después fue muerte y destrucción.

El bólido de Vitim

El conocido como Bólido de Vitim, fue un meteorito gigantesco que cayó en Siberia el 26 de septiembre de 2002 en la zona de la Taiga cerca del rio Vitim, muy próximo a la ciudad de Bodaibo.

Sucesos extraños acontecieron tras la caída del meteorito, pues el suministro eléctrico se cortó tras el paso del mismo. Se especula con la posibilidad de que el meteorito estuviera cargado eléctricamente o generase un fuerte campo magnético. Mediciones posteriores de la zona, revelaron que el índice de radioactividad era equivalente a unas 30 bombas atómicas. El epicentro de la explosión se produjo a unos cientos de metros sobre el suelo tras efectuar un misterioso giro en el aire. No se encontró ningún cráter pero si cientos de árboles tumbados.

Todavía no existe una explicación científica para el evento. Otra rara causa de este Bólido de Vitim, fue el elevado caso de urgencias hospitalarias registrado en los habitantes de la cercana ciudad de Bodaibo. Tras los análisis de los pacientes se determinó que durante varias semanas se registraron índices de radioactividad el doble de lo normal.

Bólido de Chulym

De nuevo en febrero de 2013 un meteoro no detectado masivo entró en la atmósfera sobre Rusia, momentos después de que explotara en el aire como si hubiera sido derribado. El vídeo se volvió viral en Internet que muestra el objeto sobre Chelyabinsk recibir un disparo del cielo por una fuerza desconocida.

En ese momento, los pasajeros de un autobús observaron una delgada columna de fuego extendiéndose desde el suelo hasta el cielo que luego comenzó a experimentar diversas metamorfosis geométricas. El espectáculo duró varios minutos. Era de color rojo. También los pescadores de la zona del río Chona observaron dos enormes y brillantes esferas elevándose en el aire desde las colinas al norte (la región del “Valle de la Muerte”) que, cogiendo velocidad poco a poco, se elevaban verticalmente hacia arriba y desaparecieron detrás de las nubes. Todo el evento se duró varios minutos, después de lo cual las nubes siguieron brillando por un rato. Entonces, sin llegar al suelo, el bólido estalló en una lluvia de chispas en la zona del río Chulym.

Una expedición enviada al área no encontró, al igual que con el evento de Tunguska, trazas de material meteórico, sólo magnetita y micro-esferas de silicato. Descubrieron árboles desarraigados a pequeña escala, ya que la explosión tuvo lugar a gran altura.

Desde entonces se han escrito más de 200 estudios científicos para tratar de explicar la procedencia de este inesperado visitante, que causó daños en edificios y heridas leves a casi 1.500 personas. El caso es que a día de hoy se sigue sin saber el origen del objeto que hace cinco años puso en alerta a las agencias espaciales y dejó imágenes que asombraron a todo el planeta, produciendo la explosión más potente desde el suceso de Tunguska en 1908. En lo que sí coinciden todos los expertos es que se trató de un evento muy raro. Impactos de meteoroides con una energía similar a la del de Cheliyabinsk se producen en la Tierra solo unas pocas veces por siglo, y cerca de un área urbana tan grande, solo una vez cada 10.000 años. ¿Volverá a caer en la misma zona?

Imágenes: Wikiwand // Pinterest