El otro día publiqué un post en la que hablaba del gran delito que es, en un país como España, no decir ni hacer lo políticamente correcto. La verdad es que seguro que habrá habido muchas más ocasiones en estos pocos días de escuchar frases que corroboraran ese post, pero ya son tantas que la mayoría de ellas pasan completamente desapercibidas, quizás porque nos acostumbramos a todo. Pero hay veces que la tontería es tan grande que, por muy acostumbrado que estés a escucharlas, llama la atención.
Tuvo que llegar la Presidenta del Observatorio para la violencia de género del CGPJ, Ángeles Carmona, para sacarnos de nuestro letargo de lo absurdo: “el piropo supone una invasión de la intimidad de la mujer y debe erradicarse”. Esta es una de esas noticias que cuando las lees las tienes que volver a releer porque crees que la has entendido mal. Y cuando relees piensas: “coño, pues lo había leído bien”. Te quedas noqueado y piensas que como es posible que una persona como ella, obviamente bien preparada, puede decir cosas así. Es más, piensas como puede decir eso alguien que va cargada de botox hasta las uñas lo cual será, obviamente, para gustarse y gustar a alguien.
Siempre lo he dicho, pero no me importa volver a repetirlo, la mujer, en general, es lo suficientemente inteligente y válida como para no necesitar de frases estúpidas como estas que hablen por ellas. Yo, si fuera mujer, me ofendería cada vez que un personaje como este abre la boca para hablar en mi nombre. Es ofensivo, pero sobre todo es ofensivo para una mujer puesto que la mujer es lo suficientemente independiente y válida como para no necesitar una defensa con argumentos completamente absurdos y falsos. Ese feminismo exagerado es una forma más de promover la desigualdad y el enfrentamiento, un enfrentamiento por otro lado absurdo porque es un enfrentamiento que no existe en nuestra vida cotidiana. (Por supuesto hablo de la gente normal en esto, como en todo, habrá excepciones pero son eso, excepciones).
Este tipo de tonterías sólo benefician a una persona, a quien las dice. Cuando un puesto como el que ostenta Ángeles Carmona necesita de tanta descripción, Presidenta del Observatorio para la violencia de género del CGPJ, es que es un puesto que normalmente sirve para bastante poco. Ese puesto necesita detallarse de esa manera porque es un puesto con un claro propósito: la imagen. La imagen de parecer que estás haciendo algo y la imagen de parecer que creando un puesto así se va a acabar con la violencia contra las mujeres y los hombres violentos van a desaparecer de la faz de la tierra. Eso obviamente es falso pero creando puestos como este el político piensa que ya tiene las espaldas cubiertas, piensa que con eso ya ha cubierto el expediente. Violentos, violentas, faltones, faltonas, ladrones, ladronas, asesinos y asesinas las habrá siempre, a pesar de los puestos absurdos que se invente un político.
Este tipo de palabras son las que tiene que pronunciar alguien de vez en cuando para que se hable de ella y justificar su puesto y su sueldo. ¿Que pasaría si Ángeles dijera que todo esta bien, que todo es perfecto? Que ella sobraría, que su puesto no estaría ya justificado, tiene que buscar problemas no sólo donde los hay, también donde no los hay. Ángeles sabe que su puesto es un chollo y tiene miedo a perderlo, como nos pasaría a cualquiera. ¿Verdad que si, Ángeles?