El otro día veía unas imágenes sobre estatuas del Niño Jesús tal y como lo trajo su mamá al mundo:
- humano, cuya desnudez muestra su parte humana y mortal como los bebés,
- divino, los gestos y símbolos de sus manos permiten diferenciarlo de los humanos como Dios. Bendice con la mano derecha y sostiene el orbe con la izquierda.
Estas estatuas de Niños Jesús como bebés desnudos son bastante frecuentes en torno al siglo XVI porque es en este momento de la historia en que la devoción a los santos comienza a ser más íntima. Estas estatuillas trascienden al ámbito privado, se sea creyente o no, y su reducido tamaño resulta mucho más manejable a la hora de realizar rezos más personales o individuales.
Estas figuras de Niños Jesús se regalaban a las niñas o a las monjas, de manera que se convertían en una especie de muñecos que podían ser vestidos, acunados, hacían de «peluche o trapito» a la hora de dormir y lo cuidaban como si se tratase de un bebé de juguete.
Puesto de juguetes de bebé en un mercado navideño en ParísNo sé por qué, pero estos regalos de muñecos-Niños-Jesuses me recordaron a las baby showers.
Para quien no sepa lo que son estas fiestas, se trata de unas reuniones en las que los papás del futuro bebé celebran con sus seres queridos la llegada de este nuevo miembro a la familia. Entre otras cosas, se anuncia el sexo del bebé, los padres reciben regalos que los ayudarán en su futura paternidad y se comparte un buen momento de picoteo con los seres más allegados.
- Grandes photocalls hechos, por ejemplo, con globos.
- Pasteles de ensueño.
- Contratación de equipos de vídeo y fotografía.
- Catering exclusivo.
- Vestuario.
- Fiestas temáticas en algún personaje de literatura/cine infantil…
Cada día parece que se está yendo más de las manos la fiesta por la llegada del nuevo bebé. Al igual que pasa lo mismo con las comuniones. Antes eran unas celebraciones íntimas con la familia y, hoy en día, le dan unas cuantas vueltas a alguna que otra boda.
Recordemos que el ser humano es un ser social y que la llegada de un nuevo miembro a su comunidad es una excusa perfecta para reunirse, compartir y socializar. Por tanto, no nos toca de nuevas el festejo de un nuevo miembro en el hogar.
Se tiene conocimiento de que las familias de la Antigüedad (egipcios, griegos o romanos) ya convocaban reuniones que giraban en torno al nuevo miembro familiar. A estas reuniones asistían las mujeres y compartían conocimientos acerca de la maternidad con la futura mamá.
Además, las mujeres asistentes le entregaban a la embarazada enseres que pensaban que le podrían ser útiles en su nueva etapa vital. Estos presentes los heredaban los hermanos del primogénito y, como la madre ya tenía la experiencia del primer hijo, no era necesario realizar más baby showers que con el primero.
Volviendo otra vez al Niño Jesús, estoy pensando en el Ángel Gabriel haciendo de chat de mensajería instantánea, anunciando a todos los pastores, familiares, amigos y Reyes la llegada del nuevo bebé.
A María y José me los imagino como esos padres primerizos prestos a captar todos los consejos para cuidar de su futuro bebé.
Y a los pastores y a los Reyes Magos haciendo de familiares y amigos, llevando sus mejores regalos: oro, incienso y mirra y consejos de pastor (he aquí una muestra del patriarcado, sin ninguna mujer acompañando a María. Vamos a pensar que entre los pastores y el séquito de los Magos también había mujeres…)
Podemos darle la vuelta a la tortilla a estos regalos, de los cuales siempre se dice que no son nada acertados, si es que no se dice que ni se sabe lo que son. A pesar de la ignorancia en oro, incienso y mirra, que los veamos como malos regalos solo forma parte de nuestro juicio moderno.
Si no caemos en anacronismos, vemos que estos presentes tienen todo el sentido del mundo:
- Oro para el Rey. // Oro para ayudar a salir de la pobreza a María, José y el Niño.
- Incienso para el Dios. // Incienso para eliminar el mal olor del establo.
- Mirra para el hombre. // Mirra para desparasitar al Niño de insectos y gusanos.
En resumidas cuentas, que nos estamos yendo un poco de nuestro tema principal. Queda claro que las baby shower no son nada nuevo ni impuesto por el Corte Inglés. También hemos visto que sus orígenes datan de muchos siglos atrás y que la forma de celebrarlas ha ido evolucionando con el paso del tiempo, siendo diferentes en las distintas partes del mundo.
Eso sí, vemos que el objetivo es el mismo tanto antes como ahora: reunirse para ayudar a la nueva familia, ofrecerles regalos que puedan necesitar para la crianza y el cuidado del bebé y dar buenos consejos a los futuros papás.
Y a ti, ¿ya te ha tocado ir a alguna baby shower?