La pregunta del millón que todo el mundo te hace. Ya os conté aquí que este año no nos movíamos de casa para celebrar las fiestas, aunque sin embargo sí que recibiríamos a parte de la familia en nuestro Hogar. Así ha sido, hemos contado con los Abuelos para festejar las últimas comidas y cenas del año, e igualmente inaugurábamos el 2015 con su compañía.
Las celebraciones no han sido espasmódicas aunque como ocurre siempre, terminamos el año con comidas copiosas, devorando compulsivamente como si nos fuera la vida en ello, y regados por los mejores vinos que guardábamos en la despensa o el garaje (carecemos de bodega).
Un año más, las ausencias duelen, y no solo las que se fueron para no volver sino la de hermanos, sobrinos y demás familia que celebran las fiestas a cientos de kilómetros con sus otras familias. Aunque compartamos otros momentos del año y la tecnología nos acerque, las sillas vacías y los abrazos que no me disteis duelen más que el resto del año, tengo que reconocerlo.
También tengo que admitir, que siguen sin gustarme estas fiestas aunque trate de disfrutarlas con y por mis hijas. Observo el panorama a través de sus ojos que aún mantienen intacta la magia, la ilusión…
Para ellas han sido días grandes, las protagonistas de las fiestas sin ningún tipo de duda. Una semana consentidas por su abuela materna que siempre está dispuesta a atender sus ruegos y sugerencias… Y ya como postre, recibimos a los abuelos paternos, el culmen de su felicidad.
Como comprenderéis no podían estar ni más risueñas ni más pizpiretas, se encontraban en el ambiente idóneo para dar rienda suelta a todas sus gracias y destrezas que durante el resto del año no pueden mostrar a sus abuelos, y de las que Inés trata de dar fe a través del teléfono de manera inverosímil durante las conversaciones diarias. Todo esto a pesar de terminar el año con mal pie…
A solo dos días de finalizar el 2014 tuvimos que visitar las urgencias del Hospital con Inés, tras una caída de lo más tonta, la mayor de mis hijas pasaría las fiestas con el pie vendado por lo que parecía una contusión, nos dijo el traumatólogo, y que le impedía andar con normalidad. Algo aparatoso ya que no le permitiría calzarse hasta el año nuevo, pero que si se desarrollaba según creíamos carecía de importancia. Ya sin venda, la cosa no ha sido tan estupenda como creíamos y continua con secuelas en el pie, en estos días tendremos que acudir a consulta y supongo que en esta ocasión sí que la tendrán que pasar por rayos para comprobar la lesión…
A espera de la consulta, con 2/3 de las fiestas cumplidas, sin camas supletorias en casa…, regresamos a la vida cotidiana, comenzamos el primer capítulo del 2015.
Nos queda un año por delante para escribir nuestro futuro, para buscar nuestros sueños y borrar los malos recuerdos del pasado. El año nos regala un nuevo comienzo, la oportunidad de encontrarnos, de ser nosotros mismos y sobre todo alcanzar la felicidad.
¿Las fiestas bien o en familia?
- Bien
- En familia
- Ambas
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¡Feliz año!
Autor Patricia Manzano
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