Las flores

Por Julio Alejandre @JAC_alejandre

Se me olvidaron las flores. Era el día tres de mayo, el día de la cruz, y había ido al pueblo a traer gas para los candiles, baterías para el foco, otros volados para el parto. Y unas flores para adornar la cruz. Yo me fui con el hijo mayor, Chambita, que tenía once años, atenida a que estaba embarazada, que me dejarían pasar. Cuando venía de regreso me salió el escuadrón, en una casa que hay al final del pueblo, algo apartada, allí se habían puesto.
─A ver, la documentación. Qué llevás ahí, vos, enseña esa pichinga. Estas baterías son para la guerrilla.
─Para el parto son, por si me toca en la noche.
─Vos sos subversiva, un correo que lleva intendencia.
─No me digan eso, que yo ni sé lo que es.
─No te hagás la desentendida. Mirá, ayer capturamos a un baboso y lo guindamos de aquel palo de ceibo. Y hoy te toca a vos.
─Yo no debo nada. Es verdad que necesito las cosas, no ven que estoy preñada, pues.
─Ya vamos a ver las listas.
Y sacaron una libreta con muchos nombres escritos y pasaron varias páginas.
─Aquí estás, ves que sos guerrillera. Te vamos a sacar el niño que llevás en la panza, que también él va ser guerrillero.
Pues yo ya estaba resignada a que me iba a morir. Entonces mi hijo se puso a hablar sin que le preguntara nadie.
─Mi mamá no es guerrillera. En casa no hay guerrilleros.
─Cómo no, y vos vas a ser el primero que vamos a matar.
─Ustedes no creen en Dios, les dijo el chinito, porque ustedes matan y Dios dice que no matarás.
─Ah, ya te estás delatando chino, quién te ha enseñado esas babosadas.
─Los diez mandamientos lo dicen.
─Esa tu nana te lo ha de haber enseñado.
─Ustedes es que no creen en Dios y no cumplen los mandamientos.
Yo me estaba poniendo muy nerviosa porque también al niño lo iban a matar, pensaba. Pero no, quizá lo que les dijo los rebajó un poco y nos soltaron.
─Te tenemos fichada, vos. A la próxima vez que te veamos no te vas a escapar.
No se me olvida, un tres de mayo. ¿Y las flores?, me dijeron al llegar.