Alice Hart es una niña que sufre malos tratos por parte de su padre, sin que su madre, embarazada de un segundo niño, parezca capaz de hacer nada para evitarlo. La situación hace que la niña pierda el control y prenda fuego a su propia casa; en el incendio perecen el padre, la madre y el bebé nacido prematuramente.
Los desiertos infinitos de Australia parecen estarse convirtiendo en un escenario cada vez menos infrecuente en la ficción televisiva: en 2022 HBO Max incluyó en su parrilla el thriller de acción El turista, a comienzos de este año Filmin estrenaba la aun más interesante road movie Upright, y ahora Amazon Prime presenta Las flores perdidas de Alice Hart, que tiene como punto más fuerte su fotografía y el vínculo que se establece entre el aislamiento interior de las mujeres traumatizadas que la protagonizan y la belleza vacía y sobrecogedora de los paisajes australianos.No obstante, es obvio que el principal gancho comercial de la serie es la presencia de la estrella norteamericana Sigourney Weaver, productora ejecutiva y coprotagonista que da la réplica a su nieta en la ficción, Alycia Debnam-Carey, a la que hemos visto en Fear the walking dead. Como siempre, la veterana actriz encarna a un personaje áspero y no obstante rico en matices, que alterna continuamente la posición de víctima y verdugo en la historia. Demasiado controladora, su propia familia la rehúye y solo parece entenderse bien con su un tanto sumisa pareja y con el grupo de mujeres víctimas de violencia que lidera ejerciendo más de gurú que de terapeuta.
Tal vez se ha llevado a cabo una síntesis muy inadecuada de la novela que ha servido de fuente al guion, en el que existen agujeros inmensos pero que es difícil detallar sin entrar en spoilers, o tal vez ya el material de base era de derribo; para saberlo sería necesario leer el libro, y lo cierto es que la serie no da muchas ganas de hacerlo. Ya empieza a ser habitual que se nos intente vender como innovador un relato en el que las mujeres, a pesar de soltar de vez en cuando frases grandilocuentes de empoderamiento que empiezan ya a sonar muy manidas, se muestran como víctimas emocionalmente frágiles que solo encuentran su lugar en el mundo como cuidadoras de otras personas. Es decir, bajo una falsa apariencia de modernidad se perpetúan los roles de género más tradicionales y se nos vuelve a contar lo mismo de siempre.
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- ##check## Lo bueno
- La fotografía y el diseño de producción que sacan partido de bellísimos paisajes australianos.
La presencia de Sigourney Weaver. - ##times## Lo malo
- Una sucesión de truculencias emocionales propias de un culebrón muy pasado de rosca.
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- Puntuación Total 5 / 10