26 de Febrero del 2013 | etiquetas: Cine Indie americano
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Quizá no os suene el nombre de Annapurna Pictures, pero probablemente si lo haga su logo. Muchos recordaréis haberlo visto copando la gran pantalla de nuestras principales salas durante los últimos meses y posiblemente también os evoque la placentera sensación que produce disfrutar un películón. No es para menos, ellos son los padres de lo más granado que la flora indie ha cosechado este año en tierra de Obama.
Todas sus producciones se traducen en un incontestable éxito crítico, todas lucen en la mayoría de los principales tops que nos han bombardeado durante los dos últimos meses y alguna de ellas ha sido protagonista en los Oscar de este año (aunque menos de lo que debería). Lamentablemente, no todas obtienen su merecida recompensa en taquilla. La lucha sigue (o más bien empieza). Annapurna Pictures: the (indie) show must go on.
Como ellos bien se presentan en su propia web, Annapurna Pictures (con Megan Ellison a la cabeza) es una compañía financiera y productora fundada con el meritorio objetivo de crear sofisticadas y altamente cualitativas películas que se considerarían arriesgadas (y temerarias) por los tradicionales estudios de Hollywood. La compañía, quienes muchos pueden equiparar a un boutique de qualite que provee de insólitos delicatessen a la industria cinematográfica, cuenta en su equipo titular con lo último de los norteamericanos Paul Thomas Anderson, Kathryn Bigelow, Harmony Korine, los australianos John Hillcoat y Andrew Dominik o, su última incursión, el esperado, esperadísimo Bruce Lee de Wong Kar Wai. Pero ojo, aunque debiera, no es oro todo lo que reluce. No estamos en el País de las Maravillas, más bien en un Mundo de Crisis, y más aún en el cine...así que, al lío.
Conocido por muchos como Harvey “Manostijeras” Weinstein, o por otros tantos como un híbrido entre Samuel Goldwyn y Tony Soprano, el temido magnate cinematográfico, distribuidor mundial de la última obra maestra de ese genio llamado Paul Thomas Anderson, confiesa hoy a Deadlineque "probablemente acabe perdiendo dinero con The Master". Con una recuadación que rondará los 24 millones de dólares para un presupuesto de 30 millones, 'el bueno' de Harvey entona el mea culpa asegurando que "podía haberla vendido mejor. Es una película muy especial ante la cual, el espectador, necesita ser guiado. Mi papel en el proceso de posproducción debería haber sido el de abogado del diablo y no el de una cheerleader".
Aunque parezca mentira, Harvey hizo la vista gorda durante el proceso final de producción en "The Master", dejando en manos de P.T. Anderson la supervisión de todo su diseño gráfico y merchandising. Como era de esperar, el director de "Boogie Nights" siguió fiel al carácter hermético y enigmático que tanto (y tan bien) disingue a la película, aunque admitámoslo, tanto y tan mal a su alcance comercial.
Una pena. La alegría de habernos empapado este año con la grandeza de estas portentosas obras en salas de cine se evapora al comprobar el fracaso (o futuro riesgo) en taquilla de muchas de ellas. Esperemos, no sea el caso de sus próximos proyectos, más aún, sabiendo que los nombres de Spike Jonze, David O. Russell o Bennet Miller están entre ellos.
Y sí, ¡aleluya! por una vez, no podíamos estar más de acuerdo con Harvey Weinstein: "Creo que The Master es grandiosa. Que Dios bendiga a Megan Ellison y su Annapurna Pictures por traer películas tan maravillosas al mundo". Lo dicho, The Indie Show Must Go On. Más aún, visto lo que viene a continuación.