Las Fragas do Eume: el mayor bosque atlántico costero de Europa

Por Qnatur

Las Fragas del Eume son un regalo bien guardado, pues el paisaje de su entorno no permite adivinar el bosque tan maravilloso que encierra: la mejor representación del bosque atlántico costero de Europa, del que hablamos en detalle en la Guía del Parque.

Para conocerlo podemos entrar directamente en el bosque desde Pontedeume, pero recomendamos conocer su entorno, en donde hay lugares de gran interés que, si te gusta la naturaleza y lo rural, no puedes dejar de explorar.

Los Grelos de Val de Xestoso

El entorno del parque natural las Fragas del Eume es el paisaje típico de la campiña coruñesa, en donde predominan los prados de siega y pequeñas huertas separadas por setos, entre las que se intercalan algunas carballeiras, eucaliptares y pinares.

Es un territorio rural vivo, lleno de fuerza, en donde los campos son cultivados con mimo para dar lugar, entre otras exquisiteces, a los mejores grelos de Galicia que, según los mayores expertos en la materia, crecen en la parroquia de Val de Xestoso. Aquí todos los años en febrero se celebra, en la aldea de Canero, la fiesta del grelo, momento en que se convierte en el epicentro gastronómico de Galicia, pues los grelos forman parte de algunos de los platos típicos de la región, como el lacón con grelos, el caldo gallego, la empanada de grelos…..

Podemos llegar a Val de Xestoso desde la salida 549 de la A6, en donde deberemos tomar la carretera AC-153 en dirección a Irixoa. Una vez en Irixoa llegaremos a un stop, en donde cogeremos hacia la derecha.

El Monasterio de Monfero

Continuaremos nuestra recorrido hacia las Fragas, pero antes parando en el monasterio de Monfero.

 Por la AC-151, que une Irixoa con Campolongo, hay que llegar hasta la aldea de As Travesas, y en el km 17 se indica las desviación hacia el monasterio.

Los orígenes del monasterio de Monfero se remontan a 1131, de la mano de monjes benedictinos, pero en 1201 pasa a formar parte de la Orden del Cister a través del Monasterio de Sobrado de los Monjes.

Con el tiempo el monasterio fue acumulando poder, con lo que con frecuencia entraba en conflicto con los poderosos señores feudales de la zona, fundamentalmente los Andrade, por lo que en ocasiones tuvo que intervenir la corona para poner orden.

Alcanzó su máximo esplendor en los siglos XVI y XVII, que es cuando se construye el templo barroco en sustitución del románico original. La fachada del templo es muy original, pues tiene un diseño ajedrezado por la alternancia de pizarras y bloques de granito. Tiene tres claustros, dos renacentistas y otro barroco.

Siguiendo por la carretera por la que hemos llegado al monasterio, un poco más arriba, hay un centro de información del Parque Natural.

El bosque atlántico costero

En el corazón del parque natural se encuentran las Fragas del Eume, uno de los bosques atlánticos termófilos costeros mejor conservados de Europa. Originalmente estos bosques cubrían la franja costera atlántica del continente Europeo, en donde la temperatura es más atemperada que en el interior. Pero por su benignidad y proximidad al mar este territorio siempre ha tenido una alta densidad de población y desde siglos ha sido muy explotado, por lo que la actividad humana ha ido eliminando el bosque original del que tan solo quedan algunas muestras, y una de las mayores está precisamente en el parque natural de las Fragas do Eume.

Para llegar al corazón del bosque lo mejor es entrar desde las proximidades de Pontedeume. En la rotonda a la entrada de la población hay que coger la salida en dirección a Monfero y a un kilómetro de distancia sale, a mano derecha, una carretera en donde se indica al Monasterio de Caaveiro.

Al cabo de unos kilómetros los campos de cultivo y las granjas serán paulatinamente sustituidas por los árboles, hasta encontrarlos literalmente emboscados en un espeso bosque atlántico que se desarrolla por ambas márgenes del río Eume hasta aguas arriba del embalse.

Es un bosque muy diverso en especies, por lo que es un momento oportuno para aprender a diferenciar algunas especies. El árbol predominante es el carballo, pero está acompañado de castaños, abedules, fresnos, acebos, avellanos, laureles, madroños, arces, serbales  y muchas otras especies. La humedad en el interior de las fragas es muy elevada, por lo líquenes y helechos son muy abundantes, dando cobijo a una gran diversidad de anfibios. Todo ello está aderezado por el río, de un bonito color azul turquesa.

Llegado un determinado punto tendremos que aparcar el coche y continuar nuestra ruta andando. Es un camino muy agradable, incluso los días más calurosos del verano, pues discurre junto al río, completamente rodeado por una densa vegetación que nos protege del sol.

Llegaremos hasta un puente de piedra que cruza el río. Aquí se inicia el tramo final, unos 500 metros, que nos deja a los pies del monasterio de Caaveiro. Es un ambiente completamente medieval, pues el monasterio está encumbrado en una pequeña loma para mejorar su defensa, completamente rodeado por cursos de agua y un bosque interminable.

En verano, cuando el camino está cerrado al tráfico rodado, podemos llegar hasta este puente en un autobús del parque y regresar andando. También podemos alquilar una bici eléctrica y llegar hasta el monasterio casi sin esfuerzo.

El monasterio fue fundado en el siglo X por San Rosendo. Comenzó siendo una pequeña capilla en donde se reunían para rezar los eremitas de la comarca. Poco a poco se fue convirtiendo en un pequeño monasterio hasta que en 1134 el rey Alfonso VII le otorga privilegios reales, con lo que se convierte en Real Colegiata. Mantuvo la vida monástica hasta 1762 y en 1849, con la desamortización, las propiedades del monasterio pasaron a manos de particulares y termina por ser abandonado.

Junto al monasterio hay una  taberna en donde podremos reponer fuerzas.

El regreso al aparcamiento podemos hacerlo por la otra orilla.

Es una preciosa excursión, muy agradecida para viajar con niños, en donde nos sentiremos literalmente arropados por el bosque. Muy recomendable.