Las frases más 'vanity' de nuestras vidas 'fair'

Por Gaysenace

Número 35 de Vanity Fair

Bendit@ sea la persona que, en su sano juicio, decidió regalarnos una joya mensual en forma de revista para quienes adoramos el mundo de las celebrities contado con un estilo mordaz, pero elegante, y para quienes valoramos que los políticos ofrezcan su otra cara en entrevistas en las que se destapan con declaraciones que nos ayudan a entenderlos un poco mejor.
Bendit@ sea la persona que tuvo la osadía de lanzar al mercado editorial una publicación muy ambiciosa en plena crisis económica y espiritual de la prensa escrita y del papel couché.  Y, sobre todo, quien tuvo la generosidad de ofrecernos una versión en castellano de una de las cabeceras con más glamour para aquellos que, como yo, somos incapaces de traducir más de dos líneas seguidas de las ediciones de otos países.
Vanity Fair nos regala, en cada uno de sus números, una magnífica colección de frases con las que, en muchos casos, nos sentimos identificados o que nos sirven como terapia para afrontar situaciones adversas que ni siquiera nuestro psicoanalista ha sido capaz de descifrar. Una bendición.

Carolina & Carolina 

Hoy inauguramos una nueva sección -las frases más vanity de nuestras vidas fair- en la que les ofreceremos una selección de las reflexiones o las declaraciones más disparatadas de los personajes que, cada mes, desfilan por sus páginas. Una especie de miscelánea de autoayuda, humor y frases antológicas para la posteridad.
Comenzamos con el último número, en el que las Reinas de Manhattan, Carolina & Carolina (Herrera), posan en su portada con trajes entallados de su propia firma y en la que anuncian desvelar “secretos de alta sociedad”.
Lourdes Garzón, directora de la edición española de VF, reflexiona sobre las boutade de algunos personajes públicos y concluye con una frase que deberían anotar en sus cuadernos quienes presumen de incontinencia verbal: “La incorrección es un ejercicio necesario pero muy complicado. Se me ocurren pocas cosas que estén tan cerca del límite con el ridículo. Quien elige una frase absurda delante de un micrófono, quien presume de decenas de amantes adolescentes o quien hace de su gato materia metafísica. Y entonces, alguien que quiere parecer un enfant terrible se convierte, simplemente, en un señor muy tonto”.
G. Alonso le comenta a  que la ve siempre “paciente y eficaz con la prensa” y ella le responde: “eso no es gracias a la paciencia, sino a los lexatines que me he tomado mezclados con alcohol. No se trata de brillantez, se trata de sustancias”.
Una recomendación para el verano al alcance del 90% de los bolsillos de los españoles y españolas: “Lo mejor es tener embarcadero privado: Alejandro Sanz y su novia Raquel Perera pueden dejar allí la moto cuando pasean por Miami. Allí también lo practica (jet sky) Enrique Iglesias, que en 2010 alarmó a las autoridades anunciando que se daría una vuelta en moto acuática desnudo si España ganaba el Mundial. Lo cumplió, pero con nocturnidad y alevosía. Nadie vio nada”.
El decorador Ramiro Jofre nos regala diez consejos básicos para nuestro próximo enlace matrimonial. Lo cierto es que ninguno tienen desperdicio, pero me quedo con los siguientes: “las bodas más bonitas son en otoño; la luz es mágica y las temperaturas suaves”; “no existen los malos menús, sí las malas elecciones”; “cambie de registro cuando llegue la hora de bailar, un espacio diferentes y camareros expertos”. Y el mejor consejo de todos: “contra la resaca, un brunch. ¡Hay mucho que comentar!”
Emma Roig nos revela que “el mejor accesorio para las damas elegantes ya no es un simple Kelly de Hermès. Ahora toda socialite que se precie quiere tener un gay a su lado… Nunca compiten por el mismo hombre o por los mismos manolos, y ofrece los consejos más sinceros”.
Y mañana más. El último número da mucho de sí.