Y entre este paisaje que no nos advierte la maravilla natural que vamos a encontrar entramos en un pequeño pueblo, Callosa d’ en Sarrià. Puerta de entrada al valle de Guadalest y que fue, antaño, invadido una y otra vez, precisamente por la calidad de las aguas del río Algar.
Un pueblo emplazado en la ladera de un monte, donde sus calles más altas son empinadas y las que se acercan al valle y los cultivos, miran hacia el río que las riega.El río va a ser protagonista de este recorrido al igual que lo fue hace siglos. Nace aguas arriba de las Fuentes del Algar y se va nutriendo de todos esos pequeños barrancos y manantiales que se va encontrando a su paso. Riega tranquilamente las huertas esperando llegar a Altea donde decide fusionarse con el Mediterráneo. Por este río, sus fuentes y manantiales, estas tierras fueron visitadas una y otra vez por marineros y piratas. Porque le llamaban el río de la salud por la calidad de sus aguas. Y porque, según contaban, eran las que más duraban sin corromperse en los barriles de los barcos. En 1528 desembarcaron veintiocho galeones desde donde bajaron casi dos mil piratas que cercaron Callosa. Sus habitantes no pudieron ofrecer resistencia alguna y al sentirse amenazados, deshabitaron el pueblo. Desde el interior de Callosa, encontraremos la indicación hacia las Fuentes del Algar. Unos tres kilómetros por una carretera estrecha nos llevará a un entorno repleto de restaurantes y aparcamientos. Pero seguimos los consejos de un vecino del pueblo que nos comenta que el último parking, es el gratuito.
Y entonces, al cruzar el puente el espectáculo de la naturaleza comienza. Sorprendente por todo lo que hemos ido dejando atrás. Un cambio radical. El valle se ha estrechado. Y entre sus barrancos y la ladera de la montaña el río se descuelga serpenteante, algunas veces nervioso, otras calmo.
Cascada Principal
Después de pasar por la Oficina de Información y pagar la entrada, ya podemos dejarnos llevar por el poder de la naturaleza. Sorprende el recorrido que es tan solo de un kilómetro y medio, pero… ¡no te preocupes! El entorno es tan sugerente que puedes pasar todo el día contemplando todo lo que el Algar te ofrece.Toll de La Caldera
Desde un mirador privilegiado nos sorprende la primera cascada, la más alta, el Toll de la Caldera. Blancas y espumosas aguas que rompen en el valle que ya discurre más tranquilo. Tenemos el privilegio de poderla disfrutar desde los dos cauces, subidos a una roca un poco resbaladiza. O desde el puente que cruza el río. O antes de la escalera de madera que nos va a hacer que subamos a lo más alto de este paraje. Hay que ascender con calma.
Y a partir de aquí, nuestro recorrido es libre. Podemos cruzar los puentes para acceder a otras pozas cristalinas, o sentarnos a la sombra de los sauces para descansar entre los bancos y mesas de madera. Escuchar el rugido de los pequeños saltos de agua, de las acequias y las fuentes. Pasear por los senderos acompañados del río y de los troncos de formas sugerentes. Vamos a encontrarnos con el Toll Blau, Baladre, La Presa, Figuera, la Playa de la Tribu y Parra.
Toll Blau
Baladre
Parra
Cuando crucemos el último puente, nos encontraremos con la piscina natural más grande y que termina en un salto de agua. El sendero que la acompaña, a la derecha del cauce, cada vez se va estrechando más. Aunque es aquí donde muchos bañistas buscan espacios libres de bosque para poder bañarse en solitario. Pero el sendero termina porque el barranco se estrecha y las paredes ya son verticales.
Retomamos el camino para seguir por el cauce izquierdo del Algar, aunque en este recorrido tan placentero, da igual por donde te decidas caminar. Hemos visto como el río, debido al gran desnivel, ha ido creando parajes de ensueño con los que podemos disfrutar durante todo el año. Y si el calor aprieta, atrevernos a saltar desde alguno de sus trampolines. Y si el sol calienta agradablemente la piel, entonces, pasear, sentarse en la hierba, oler sus plantas aromáticas y reforzarnos de esa energía que nos da siempre la naturaleza. Algunos datos que nos pueden servir de ayuda:
¿Otros recorridos por Alicante?
Altea, entre el blanco y el azul del Mediterráneo
Guadalest, una villa histórica en la sierra alicantina
Los diez miradores al mar de Jávea