Desde que Juliette llegó a casa tenía un olor muy raro.
Cuando me la entregaron creíamos que estaba en celo, porque estaba sangrando, pero nos dimos cuenta que no era la regla, sino que sangraba por el culete. El olor era súper fuerte y desagradable.
Al llevarla al veterinario, entre todas las complicaciones de la pobre, nos dimos cuenta que tenía las glándulas del ano muy inflamadas y que de hecho tenía una fístula, razón por la cual sangraba. En ese momento le vaciaron las glándulas y el olor se fue. Estuvo cerca de 20 días tomando antibióticos, por lo cual se mantuvo bien y dejó de sangrar. En cuanto dejó el antibiótico el olor regresó.
Entonces, al llevarla al veterinario, nuevamente las glándulas estaban llenas de líquido. Al vaciarlas se dieron cuenta que tenían un poco de sangre, lo cual preocupó al veterinario, quien le recetó 2 semanas de antibiótico.
Resulta que yo no sabía, pero la gente suele exprimir esta glándula para eliminar el olor de los perros y en muchos casos, como el de Juliette esto hay que hacerlo de forma semanal para evitar infecciones. En el caso de Pierre, hoy fue su primera vez, para enseñarme cómo hacerlo, y la veterinaria me comentó que en su caso no es necesiario como con Juliette.
Este dibujo explica la forma en la cuál se debe exprimir la gládula (que no les duele):