Cuando la batalla de St. Albans colocó al rey y al reino de Inglaterra bajo la influencia de los neoyorquinos, el duque y sus amigos ejercieron su autoridad con una moderación que rara vez se exhibía en tales circunstancias. No se exhibió ninguna malicia vengativa contra los vencidos; ni una gota de sangre fluyó en el andamio; no un acto de ataque pasado la Legislatura. Todo se hizo con moderación y en orden.LEER MÁS »
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Cuando la batalla de St. Albans colocó al rey y al reino de Inglaterra bajo la influencia de los neoyorquinos, el duque y sus amigos ejercieron su autoridad con una moderación que rara vez se exhibía en tales circunstancias. No se exhibió ninguna malicia vengativa contra los vencidos; ni una gota de sangre fluyó en el andamio; no un acto de ataque pasado la Legislatura. Todo se hizo con moderación y en orden.LEER MÁS »
Cuando la batalla de St. Albans colocó al rey y al reino de Inglaterra bajo la influencia de los neoyorquinos, el duque y sus amigos ejercieron su autoridad con una moderación que rara vez se exhibía en tales circunstancias. No se exhibió ninguna malicia vengativa contra los vencidos; ni una gota de sangre fluyó en el andamio; no un acto de ataque pasado la Legislatura. Todo se hizo con moderación y en orden.LEER MÁS »