Con motivo del Día Internacional del Orgullo LGBT (lesbiana, gay, bisexual y transexual), también conocido como Día del Orgullo Gay o simplemente Orgullo Gay (en inglés, gay pride) celebrada ayer 28 de junio hoy hablaremos del tercer sexo que existe en la India, los Hijra.
La mayoría son varones o intersexuales, pero algunas son mujeres. La mayoría de las jisras se refieren a sí mismas en femenino y suelen vestir como mujeres y adoran a la diosa Bajuchara Mata
Las Hijra cuentan con una larga tradición, tanto en el Mahabhárata (texto épico-religioso del siglo III a. C.)como en las cortes de los gobernantes islámicos del subcontinente. En la religión hinduista existe una definición clara de dos sexos, sin embargo varios de sus dioses presentan rasgos de uno y de otro sexo, lo que permite la aceptación de la existencia de un "tercer sexo".
El origen divino de las jisras proviene de una leyenda del siglo IX según la cual, el dios Krisna, al oír a Iraván ―el supersticioso hijo de su primo Aryuna― que se lamentaba porque se suicidaría virgen, se transformó en la diosa Mohini. Por esta razón las jisras van cada año a Kutayan, al sur de la India, para celebrar sus bodas con el dios. Para esta ocasión, se visten con galas de novia. Como el esposo guerrero muere, las jisras se convierten en viudas, y cortan sus pulseras y adornos festivos.
En las Leyes de Manu ―que fueron el código civil de la época de oro de la India (entre los siglos III a. C. y VII d. C.― la homosexualidad se penalizaba con la muerte pero en cambio durante los siglos de invasión mongola, las jisras ocupaban empleos de toda condición: desde niñeras hasta puestos de alto rango, como el de consejero de Estado del emperador mongol. En esa época las jisras llegaban a poseer tierras, palacios, templos y sirvientes a su disposición e inspiraban fe y respeto. Tras la ocupación británica de la India se recuperaron las leyes homófobas que castigaban la homosexualidad. La población jishra volvió a ser marginada, obligada a vivir de la mendicidad y la prostitución. A fines del siglo XX se ha relajado la persecución de este colectivo, llegando una jisra a ser electa alcalde de un pueblo de la India sin embargo la discriminación sigue siendo la constante.
A pesar de que en la India se las considera como eunucos (varones sin desarrollo sexual), lo cierto es que pocas de ellas se han sometido a algún tipo de modificación genital.Aunque algunas se castran voluntariamente; antes lo hacían con cuchillo y sin anestesia lo cual provocaba la muerte de un importante porcentaje.
A pesar de que la legislación india prohíbe la castración desde 1860 ―durante la invasión británica―, en algunas clínicas todavía es común que se practique. Después de ser castrada la jisra cumple con un último rito: volcar leche en un arroyo, como símbolo de la pérdida de su fertilidad.
Los supersticiosos hinduistas creen que las jisras ―al renunciar a tener hijos propios― tienen facultades para bendecir o maldecir y es por ello que al nacer un niño, las jisras acuden a festejar el nacimiento con cantos, bendiciones y augurios de larga vida y prosperidad, así como para librarlo del mal de ojo. A cambio reciben arroz, azúcar y dinero. Si las jisras consideran que reciben poca cantidad de limosna, pueden maldecir al niño con ser un varón impotente.
Lo que está claro que ninguna persona debe avergonzarse de lo que es, cualquiera sea su sexo, orientación sexual o identidad sexual y que las jisras siguen luchando por sus derechos.
Fuente: Wikipedia