Entre los muchos tesoros naturales que posee la provincia de Segovia se encuentra el Parque Natural de las Hoces del Duratón. Se trata de un excepcional paisaje de roca caliza, con hoces, cañones y acantilados, además de abundante vegetación y fauna. La escena la completan dos antiquísimas edificaciones, la ermita de San Frutos y el Monasterio de Nuestra Señora de los Ángeles de la Hoz, actualmente en ruinas.
Parque Natural de las Hoces del Duratón. Foto: Belén Valdehita
Las Hoces del Río Duratón se extienden a lo largo de tres municipios, Sepúlveda, Carrascal del Río y Sebúlcor. Se puede acceder al parque de diversas maneras: por la autovía E-05, desviándose en Boceguillas a la SG-233 hacia Sepúlveda; desde Segovia capital, por la N-110 hasta la E-05 y salida Boceguillas a Sepúlveda por SG-233, o desde Cantalejo por la SG-232.
A la llegada encontraremos un gran aparcamiento, y desde allí parten infinidad de rutas. Hay que respetar los senderos que están indicados como no transitables, y seguir las instrucciones que nos hacen los guardas del parque. Una recomendación: el otoño y la primavera son las mejores épocas para visitar las Hoces del Duratón, y mejor si se hace entre semana, habrá menos gente. En verano es recomendable si vas a realizar alguna actividad, como el piragüismo o los kayac. El invierno es una estupenda época, pero hay que tener en cuenta el frío segoviano.
Panorámica de las Hoces del Duratón. Foto: Belén Valdehita
Existen épocas, como durante la cría de aves, en las que las visitas están restringidas. Lo mejor es que, antes de visitar el Parque Natural de las Hoces del Duratón, nos informemos en la Casa del Parque de las Hoces, situada en la iglesia de Santiago, en Conde de Sepúlveda nº 34, Sepúlveda (teléfono 921 540 586).
La ermita de San Frutos
Sin duda, se trata de la edificación más llamativa del Parque Natural de las Hoces del Duratón. San Frutos Pajarero fue un eremita del siglo VII que siendo joven repartió sus bienes entre los pobres y, junto a sus hermanos, se fue a vivir a este preciosos paraje en contacto con la naturaleza. Allí vivió hasta su muerte, a los 73 años. Sus hermanos se marcharon a Caballar, muy cerca de Turégano, donde fueron capturados por los moros y martirizados.
Ermita de San Frutos. Foto: Belén Valdehita
A San Frutos se le atribuye el milagro de separar la roca con su báculo para proteger a un grupo de cristianos de Sepúlveda que se habían refugiado en su ermita para huir de los moros. Surgía así “La Cuchillada”, la grieta que hoy en día hay que sortear a través de un puente de piedra para llegar a la ermita. Otro de los milagros que se le atribuye es el de La Despeñada. En 1225 un marido celoso empujó a una mujer adúltera desde lo alto de la hoz de San Frutos, sin que le ocurriera nada. La mujer donó todos sus bienes a la ermita y vivió muchos años más. La inscripción que figuraba sobre su tumba puede leerse hoy en el atrio, en un muro del templo, y dice: “Aquí yace sepultada una muger de su marido despeñada, y no morió i hizo a esta casa limosna de sus bienes”.
Ermita de San Frutos Pajareros. Foto: Belén Valdehita
La ermita de San Frutos es de estilo románico, del siglo XII. Su visita interior es muy interesante, y las vistas panorámicas desde el exterior son excepcionales. No dejes de realizar una curiosa tradición, pasar por la piedra del santo. Consiste en dar tres vueltas al sillar del altar de la iglesia. Se realiza gateando por un pasadizo muy estrecho, pero aseguran que si lo haces nunca padecerás hernia o te calmará el dolor si la tienes. También dicen que rodear toda la ermita calma el dolor de muelas.
Ermita de San Frutos. Foto: Belén Valdehita
Otra joya del patrimonio del parque son las ruinas de Monasterio de Nuestra Señora de los Ángeles de la Hoz, que fue fundado en 1231.
Descubriendo las Hoces del Duratón
Aunque el recorrido más sencillo y habitual es el que lleva hasta la ermita de San Frutos, el Parque Natural de las Hoces del Duratón ofrece infinidad de rutas y otras sorpresas. La Senda Larga, la Senda de los Dos Río o la Senda de los Molinillos, son algunas posibilidades. Toda la información relacionada te la darán en la Casa del Parque de las Hoces.
El río Duratón discurre por un sinuoso trazado que ha formado profundas hoces encajadas entre Sepúlveda y Burgomillodo. Posee un recorrido de 27 kilómetros, y sus escarpadas paredes llegan a supera en algunos casos los 100 metros de desnivel.
Leyenda en la ermita de San Frutos. Foto: Belén Valdehita
La acción del río sobre las rocas calizas ha dado lugar a numerosas cavernas, como las de Los Siete Altares, que se encuentra junto a la carretera que une Cantalejo con Villaseca, muy cerca de Villar de Sobrepeña. Alberga varios altares, probablemente de origen visigodo. Otras cuevas de la zona cuentan con pinturas rupestres, como La Huelga, El Cabrón, La Molinilla o el Pájaro.
El entorno del parque está poblado, en sus zonas altas, por sabinas, enebros y pinos, y por bosque de ribera en las zonas bajas, junto al río. La fauna de las Hoces del Duratón incluye una gran cantidad de aves, como buitres leonados, alimoches, halcones peregrinos, cernícalos, águilas reales o búhos reales. Se completa con la presencia de tejones, garduñas, liebres, conejos, comadrejas, nutrias, zorros, abundantes especies de reptiles y muchos murciélagos.
Piragüismo en las Hoces del Duratón. Foto: Belén Valdehita
Si deseas disfrutar de las actividades controladas que se realizan en el parque, deberás dirigirte a alguna de las empresas autorizadas, como Andatura, Naturaltur, Duratón Aventura o Hoces del Duratón.
Tras recorrer el Parque Natural de las Hoces del Duratón, no dejes de visitar las localidades cercanas, especialmente la siempre mágica población de Sepúlveda.
Parque Natural de las Hoces del Duratón, en Segovia. Foto: Belén Valdehita