La Union Europea se está jugando su futuro en estos días. La crisis financiera ha puesto en evidencia la debilidad del planteamiento de una Union que carece de lo necesario para considerarse mínimamente un bloque unido.
No hay un gobierno válido. Cada gobierno nacional mira por sus intereses antes que por los de la Union. Y la Comisión y el Parlamento europeos no tienen el poder suficiente.
Se hace evidente que los problemas de la Union Monetaria divergen de los de la UE.
El BCE no hace lo que debería porque no le dejan en Alemania, que son los que de verdad mandan.
Los alemanes y los mercados imponen la austeridad, pero no se dispone de gobernantes que sepan aplicarla en su justo término para no ahogar el crecimiento.
Los ciudadanos de los países con déficits excesivos no quieren renunciar a sus privilegios, algunos anclados en la utopía de un estado del bienestar que no se preguntan quien lo puede pagar.
Hay países, como España, que sufren en sus cifras de paro y miseria las consecuencias de los vicios acumulados durante varias décadas (baja productividad, fracaso escolar, corrupción política, evasión fiscal, derroche público, administración ineficiente…).
Países como España, Italia o Grecia están a punto de experimentar cambios drásticos en sus gobiernos. Y se alzan cada vez más voces pidiendo avances en el gobierno europeo, y una Europa a dos velocidades, ahora centrada en sacar adelante la Union Monetaria y el euro.
¡Mucho camino por recorrer, y poco tiempo para hacerlo!