Y como es habitual en esta gente lanzaron a la caza a sus hordas de trolls, con la única intención de atacar a todo aquel que osara manifestar su contrariedad hacia ese mensaje. Hordas que insultan, injurian y faltan el respeto a todo aquel que no opine como ellos quieren. Unas formas que llevan aplicando desde hace mucho tiempo y que refuerzan pues parece que les está saliendo bien la jugada, porque Podemos y sus satélites en muchos aspectos dominan las redes sociales, imponiendo su forma de pensar y atacando al que discrepa. Y esto que está pasando no me gusta nada, porque si esta es su actitud en la red, estoy seguro de que no tendrán inconveniente en actuar de esa misma manera en la calle y en las instituciones (en definitiva en la vida real). Y ahí tenemos los ejemplos de las personas que han tenido que soportar el acoso en las calles de Cataluña y del País Vasco a manos de sus amigos los separatistas radicales. Acoso que si dependiera de Pablo Iglesias y sus acólitos se ampliaría al resto de España. Porque el que se emocinaba viendo como pateaban la boca a un policía en una manifestación pretende controlar el Ministerio del Interior y los servicios secretos y los medios de comunicación.
Y como es habitual en esta gente lanzaron a la caza a sus hordas de trolls, con la única intención de atacar a todo aquel que osara manifestar su contrariedad hacia ese mensaje. Hordas que insultan, injurian y faltan el respeto a todo aquel que no opine como ellos quieren. Unas formas que llevan aplicando desde hace mucho tiempo y que refuerzan pues parece que les está saliendo bien la jugada, porque Podemos y sus satélites en muchos aspectos dominan las redes sociales, imponiendo su forma de pensar y atacando al que discrepa. Y esto que está pasando no me gusta nada, porque si esta es su actitud en la red, estoy seguro de que no tendrán inconveniente en actuar de esa misma manera en la calle y en las instituciones (en definitiva en la vida real). Y ahí tenemos los ejemplos de las personas que han tenido que soportar el acoso en las calles de Cataluña y del País Vasco a manos de sus amigos los separatistas radicales. Acoso que si dependiera de Pablo Iglesias y sus acólitos se ampliaría al resto de España. Porque el que se emocinaba viendo como pateaban la boca a un policía en una manifestación pretende controlar el Ministerio del Interior y los servicios secretos y los medios de comunicación.