La huelga del metal de Barcelona era para salvar el convenio colectivo. Sin él miles de trabajadores quedan desprotegidos y pendientes de sentencias para que las condiciones del antiguo convenio del metal se les pueda aplicar (una tarea titánica ya que se tendría que luchar empresa a empresa). Como en cualquier huelga, antes de que esta se realice los negociadores intentan por todas llegar a un acuerdo y evitar esa medida extrema (los empresarios pierden, los trabajadores pierden y terceros se ven perjudicados por una huelga).
Una huelga es como el armamento nuclear, es mejor no utilizarlo y tenerlo como último recurso, como pieza de amenaza y si lo utilizas que sea para machacar a tu enemigo y arrasarle. Su amenaza ya hace mucho. Al lanzarla, si no se consigue los objetivos, se pierde una oportunidad
Esta crónica de la negociación de última hora hecha desde el sector es muy clarificadora. La amenaza de huelga ha tenido efecto, ha forzado a los clientes de las empresas del metal a mediar y a forzar a su vez a negociar a los empresarios del sector. SEAT o Nissan prefieren pagar algo más a sus proveedores que perder días de producción de piezas. Otro episodio más de la lucha entre capital y trabajo y el reparto de la riqueza a la vez que se busca la competitividad.
Ahora que las redes sociales están más activas en temas laborales (ah… cuanto os eché de menos, sindicalistas del click, cuando organizamos la huelga general del 2010), puede parecer que esta práctica de negociaciones maratonianas días antes sea nueva. En estas reuniones los empresarios sacan su artillería y el miedo para presionar y los sindicalistas ponen mala cara, donde hay cruce de llamadas, se miran balances y se termina a las tantas de la madrugada. Pero no, se llevan negociando conflictos laborales de esta manera desde siempre, y con más eficacia que cualquier 15M o cualquier forma de sindicalismo anarco-combativo. Incluso la CGT cuando hace trabajo sindical serio participa de algunas de estas negociaciones duras, a cara perro.
El objetivo de una huelga no es hacerla, sino el objetivo por el que se convoca. En este caso un convenio colectivo. Algunos que les encantan las lucha por la lucha, que creen en el conflicto permanente les puede parecer mal. Estos no son los que suelen haber conseguido ni una sola ventaja para los trabajadores, ni una mejora social. Las huelgas, incluso en origen del sindicalismo, no son un fin en si mismo.
Puedo entender que para según que activistas del conflicto el acuerdo les parezca insuficiente. Puede que sí, puede que no, pero para los sindicatos convocantes el acuerdo ha sido suficiente para desconvocar la huelga, salvar el convenio era algo muy importante, recuperar los atrasos del 2012, conseguir acuerdos de pequeños aumentos (muy pequeños, cierto, pero hasta hoy el salario era el anterior al 2012) para el 2013, 14 y 15 (con el pago de los retrasos del 2013 y del 2014), era importante. Sobretodo desbloquear el convenio y no dejar a los trabajadores del metal desprotegidos.
Si a otro sindicato del sector el acuerdo le parece insuficiente puede convocar una huelga en el sector, a ver que tal le sale. Siempre me preguntaré si la CGT cree que tiene la razón y se siente con la fuerza no convoca huelgas allí donde exige a terceros que las convoquen. Supongo que para no hacer el ridículo de hacer huelgas sin que la sigan los trabajadores, y es que la CGT no son tontos, saben que las huelgas son para ganarlas y debe conocer sus verdaderas fuerzas en los diversos sectores. En este caso no puede conseguir en la red el efecto de salvar una huelga que no va a ser seguida por los trabajadores como en el caso de FNAC.
Como digo, hasta la CGT sabe que las huelgas no son el fin, sino el medio. Por mucho que su dialéctica diga otra cosa. Por eso… ellos convocan tan pocas y siempre se suman a las que convocan UGT y CCOO.