"Las intermitencias de la muerte": ¿Y si la parca negra se tomase un respiro?
Publicado el 07 febrero 2018 por Sofiatura
Es imposible no temer a la muerte, no pensar en ella sin cierta congoja, especialmente ante la posibilidad de que pueda presentarse sin avisar.Tenemos que admitir que, por mucho que aceptemos
nuestro destino de mortales con estoicismo, una parte de nosotros fantasea con la posibilidad de escapar de ella. Burlar las leyes de la biología y vivir eternamente es un sueño enterrado en nuestro subconsciente, que tal vez no sale a luz nunca por rebasar los límites del surrealismo, aún siendo un sueño.Pero, ¿y si la parca negra decidiese dejar de trabajar por una temporada? ¿Y si es cierto que la muerte va de negro, utiliza una guadaña y tiene sentimientos como cualquier mortal? Y si tan felices nos haría desprendernos de nuestra finitud, ¿por qué José Saramago inventó un país en el que las consecuencias de no morir sean tan
catastróficas? El realismo con el que se plantea
Las intermitencias de la muerte lo hace a uno pensárselo dos veces antes de desear que Ella se tome un respiro, ya sea temporal o eterno. Si no, que se lo pregunten a esos enfermos cuya vida pendería de un hilo para siempre o a esos que vivirían atados a las dolencias de la vejez, cuyas familias además tendrían que soportar de manera permanente el sufrimiento de los que no se van, porque no pueden.Si Ella decidiese actuar solo en un país, las fronteras de dicha nación se convertirían en pasos de contrabando de personas que quieren ir a su encuentro, pues bien sabemos que el ser humano tiene esa tendencia a sacar provecho económico incluso de las más descabelladas situaciones. Ay, si la parca negra decidiese marcharse, los preceptos religiosos se tambalearían, los políticos sudarían sangre para que su Estado pudiese abastecer con sanidad, alimentación, educación a una población perenne, los hospitales colapsarían, las pensiones serían imposibles de pagar, las personas se volverían más ruines, mezquinas e
inmorales, pues nada las podría matar. Sería nuestro fin sin fin. Menos mal que lo que esconde este libro es una premisa ficticia. Porque la inmortalidad, después de todo, puede ser uno de esos sueños que, al hacerse realidad, se convierte en una auténtica pesadilla.
Publicado el 7/2/2018