Viendo la tele una piensa que la caja tonta (a día de hoy creo que se podría elevar el adjetivo) saca sólo lo extremo, lo que sobresale, lo que llama la atención. A veces parece que en vez de en el salón de tu casa estás haciendo una visita al zoo, te quedarías observando la pantalla cual visitante mira perplejo como los monos se restriegan en sus heces sin pudor alguno. El espectáculo es a veces tan dantesco que te debates entre la vergüenza ajena, el pudor y la curiosidad malsana. Alguien con más criterio que yo, probablemente apagaría la tele.
No sé si habéis visto el programa Las joyas de la Corona, de Tele5. Os lo recomiendo, muy terapéutico y a ratos hasta entretenido. Resumiendo, es un reality donde un grupo de “profesores de alta alcurnia" intentan adiestrar (porque lo que hacen dista mucho del verbo educar) en las buenas maneras a un grupo de jóvenes totalmente ajenos a la cultura, las buenas formas, la disciplina o el respeto.
Qué pena de juventud, dicen muchos. Pues vale, pero los chavales se lo están pasando pirata.
A veces no sabes quién se ríe más de quien, si los chicos de los profesores o al revés. No es que me haga gracia el concepto en sí, ni mucho menos, pero cuando ves que un profesor intenta enseñar “buenas formas” faltando al respeto continuamente al pupilo, riéndose de su falta de oportunidades en la vida, que quieren que les diga. Cuando "la poligonera" de turno (como ellas se autocalifican) se ríe abiertamente en las narices de quien se cree mejor por haber tenido la suerte de nacer en un entorno privilegiado, pues no deja de "hacerme gracia". Disculpen las molestias. Educar con el ejemplo debería ser una máxima de todo proyecto docente, sea de la índole que sea. Pero claro, estamos en la tele y a más falta de respeto y más chabacanería, más cuota de pantalla. Y eso es lo que da de comer. Y comer queremos todos, ¿o no?.
A estos chavales se la trae todo a pairo y se regocijan constantemente en su ordinariez y analfabetismo ¿Quién dijo que la educación daba la felicidad? Ahí es nada…