Cuentan que en la “cueva del aceite”, cercana a la cumbre del Altorey, vivía una joven mora que cada noche bajaba a beber a la Fuentetablá (fuente situada en la cara sur de la montaña y que nunca se seca). En verano acudían a esta sierra los cabreros con sus rebaños. Entre ellos destacaba por su hermosura un joven pastor, del que la mora estaba enamorada y se sentía correspondida.
Un pastor entrado en años, rico por su casa y del que se decía que era brujo, la requería de amores sin que la moza le hiciera caso. Cierta noche, cuando la mora bajaba a la Fuentetablá, el ricachón intentó violarla. La chica se defendió y pidió auxilio, acudiendo en su ayuda el joven pastor que con su garrota ahuyentó al agresor.
Cuentan que la noche de San Juan en el techo de la cueva se ve reflejada la imagen de la mora dormida. Y dicen quienes han entrado esa noche que tuvieron la sensación de no estar solos. Esta preciosa leyenda está recogida por Pedro Vacas en el nº 39 de Cuadernos de Etnología.
Lar-ami
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