Revista Cultura y Ocio

Las lágrimas de San Lorenzo o las Perseidas, la lluvia de estrellas

Por @asturiasvalenci Marian Ramos @asturiasvalenci
Noche de verano. Nos sentamos en la hierba humedecida esperando que las Perseidas nos concedan esa magia de ver la lluvia de estrellas una vez más.

Noche oscura donde solo esperas que ese gran lienzo que es nuestro firmamento se llene de infinitas luces mágicas.¿Quién no ha sentido un estremecimiento interior y secreto cuando ha visto ‘caer’ del cielo una estrella fugaz?Desde el origen de los tiempos la observación del firmamento y las estrellas fue símbolo de magia, predicción y romanticismo.Y aunque no nos demos cuenta, nuestro planeta, recibe todos los días esos materiales procedentes del espacio exterior en forma de partículas de polvo cósmico y alguna que otra vez, de trozos de roca. La gran mayoría de estos restos proceden de cometas vivos o agotados.Cuando un meteorito (roca del espacio exterior) entra en la atmósfera, éste se calienta y estalla provocando una estela de luz muy intensa que se va consumiendo lentamente hasta que llega a desparecer por completo. Es lo que llamamos estrella fugaz.A veces, el meteorito nos regala un verdadero estallido resplandeciente al fragmentarse y provocar varias estrellas fugaces a la vez. Normalmente, si nos sentamos a contemplar el cielo esperando ver alguna estrella fugaz, podemos llegar a desesperarnos…Puede que tengamos suerte y contemplemos alguna cruzar el cielo o es posible que nos quedemos sin observar ninguna.Pero la Tierra, en su movimiento alrededor del Sol, cruza por partículas en suspensión que también giran alrededor del astro rey. Cuando nuestro planeta cruza esa franja llena de restos de partículas, la probabilidad que entren en nuestra atmósfera es muy alta. A estos momentos mágicos los llamamos ‘lluvias de estrellas’.Las lluvias de estrellas se producen todos los años durante las mismas fechas ya que la órbita de la Tierra y del resto de partículas sólidas es constante. Resulta curioso saber que cuando se produce una lluvia de estrellas, aunque nos parezca que salen todas desde un mismo punto del cielo, eso no es así. Las contemplamos a gran distancia y el efecto óptico nos hace pensar que sus trayectorias se tocan. Pero esto no ocurre nunca, siempre van paralelas entre sí.Para entenderlo mejor...pensemos, por ejemplo, en las vías de un tren. Si nos colocamos en ellas y seguimos con la mirada su trayectoria, veremos que en el horizonte, al punto de desaparecer, las dos vías se unen. Pero sabemos que no, que siempre van paralelas. Resulta simplemente un efecto óptico. Ya que nos da esa sensación de que todas las estrellas fugaces surgen desde un mismo punto a éste lo vamos a llamar ‘radiante’.El radiante, en términos técnicos, es la constelación donde se encuentran todos los meteoritos. Por eso, a la lluvia de estrellas fugaces más conocida del año, las Perseidas, se llama así porque surgen de la constelación Perseo.Pero a esta lluvia de estrellas del mes de agosto en la que la buena temperatura nos permite poder disfrutar de horas nocturnas en el exterior no solo se le llama Perseidas sino también, lágrimas de San Lorenzo. La primera denominación es más técnica aunque tengo que reconocer que a mí me gusta mucho su nombre. La segunda denominación nos atrapa en momentos históricos que comenzaron en la época romana, en Italia, y que alcanzaron su máximo esplendor en el siglo XVI, en España. ¿Me acompañas a descubrirlos?Se llaman lágrimas de San Lorenzo porque en el año 258 este santo fue condenado a morir en una parrilla sufriendo toda clase de dolor y torturas. Cuentan que en los días posteriores a su muerte por la noche se veían infinidad de estrellas que caían del cielo. Les llamaron lágrimas de San Lorenzo porque estaban convencidos que eran un recordatorio del dolor que había sufrido el santo.San Lorenzo fue asado en una parrilla por orden del emperador Valeriano debido a un edicto que prohibía la práctica del cristianismo en Roma. Según cuentan, el santo, en su último hálito de vida gritó:“Dadme la vuelta que por este lado ya estoy hecho”…No existen datos concluyentes del lugar de nacimiento de San Lorenzo. Algunos historiadores lo sitúan en Huesca y otros en Valencia, aunque los padres del santo sí que eran valencianos.Lorenzo fue nombrado diácono de Roma en el año 257. Su labor consistía en proteger todos los bienes culturales y patrimoniales que poseía la Iglesia además de atender a los pobres.Por eso, a San Lorenzo se le considera el primer archivero y bibliotecario de la Historia. Cuando el emperador romano prohibió el cristianismo ordenó perseguir y matar a los cristianos. Así hizo con dos Papas, Esteban I y Sixto II, varios diáconos y obispos.Cuentan que entre los tesoros que guardaba San Lorenzo se hallaba el Santo Grial. Valeriano, antes de ordenar su muerte, se lo reclamó. Debido a la persecución de los romanos, Lorenzo logró sacar la copa sagrada de Roma y enviarla a Huesca para que la escondieran sus familiares.

Las lágrimas de San Lorenzo o las Perseidas, la lluvia de estrellas

El Santo Grial en la Catedral de Valencia

Ante la negativa del santo a entregar las propiedades de la Iglesia, el emperador romano ordenó que tuviera la muerte más horrible de todas: debían asarlo en la parrilla...

Los restos de San Lorenzo fueron enterrados en Roma…Siglos después, fue Fernando II el que ordenó construir San Lorenzo de El Escorial para conmemorar la victoria contra los franceses en la batalla de San Quintín, justamente el mismo día de San Lorenzo en el año 1557. Quiso que esta construcción fuera un recordatorio al mártir tanto en su arquitectura como en la actividad a la que iba a estar destinada. Porque si tuviéramos la oportunidad de ver el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial desde el cielo podríamos observar que tiene forma de parrilla por sus torres y su planta baja. Una rara obsesión de este emblemático rey que llenó de simbolismos y actuaciones su vida pero al que le tenemos que agradecer tantas cosas como las que nos cuentan aquí. Las lágrimas de San Lorenzo o Perseidas se pueden contemplar desde el día 29 de julio hasta el 17 de agosto con diferentes intensidades de aparición. Aunque los días de mayor actividad se centran en los anteriores y posteriores al 12 de agosto. Indudablemente, este día es el de mayor explosión de estrellas fugaces de todo el período estival.Por lo tanto, como ya sabemos los días en los que se producen la lluvia de estrellas solo nos queda ir provistos de buenos deseos y mucha ilusión para pasar un rato agradable. Aunque para poder verlas no hace falta que tengamos ningún instrumento óptico sí que resulta interesante que atendamos ciertos consejos que nos dan los profesionales. A excepción de algo que no podremos evitar: si está nublado o hay luna llena nos dificultará la visión de las lágrimas de San Lorenzo o las Perseidas.Así que, huiremos de las ciudades y buscaremos espacios abiertos, sobre todo en el campo donde haya oscuridad total.Dejaremos que nuestros ojos se acostumbren a la oscuridad. Nos sentaremos tranquilamente dirigiendo nuestra mirada hacia el noresteY…tendremos mucha paciencia y tranquilidad porque la lluvia de estrellas aparecerá...

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