El 5 de diciembre, en el histórico Teatro Ford, de Washington D.C, un grupo heterogéneo formado por siete líderes respetados en sus respectivos campos, entre ellos el gobernador de New Jersey, Chris Christie, el columnista de New York Times, Nicholas Kristof, y el científico ganador del Nobel, Ahmed Zewali, subieron al podio para ofrecer su opinión acerca de las cualidades que convierten a alguien en líder. Los siete recibieron el Premio de Líder Americano Más Destacado de 2011 concedido por el Centro de Liderazgo Público de la Kennedy School of Government de Harvard, y por Washington Post Live, que galardona a aquellos que motivaron a las personas a “trabajar de forma cooperativa para la consecución de cosas importantes”.
“Es imprescindible que las personas sepan lo que hay de ejemplar en la vida de otros y que puede marcar la diferencia en nuestras vidas”, dijo Michael Useem, profesor de Gestión de Wharton y director del Centro de Gestión de Liderazgo y de Cambio de Wharton (Wharton Center for Leadership and Change Management). Useem formó parte de la comisión que escogió a los vencedores del premio. “Identificar la razón por la cual un líder merece esa distinción es una forma de enviar un mensaje a todos los que reflexionamos sobre nuestro desarrollo personal y sobre lo que se debe valorar en lo que concierne al liderazgo”. Useem dijo que los criterios de selección del premio reflejan la investigación académica acerca de las características de liderazgo que enfatizan el pensamiento estratégico y la proposición de misiones que van más allá del interés personal, inspirando a otros a actuar.
Los siete Líderes Americanos Más Destacados señalaron su visión acerca del liderazgo e hicieron también algunas observaciones personales sobre cómo surgió la pasión que inspira su trabajo y lo que más les molesta de la vida pública. Todos coincidieron en señalar que liderar va más allá de servir a uno mismo. A continuación, algunos puntos de vista compartidos durante el evento.
Chris Christie, gobernador de New Jersey, llamó la atención en el escenario político americano por el éxito que obtuvo en un área en que los políticos de Washington suelen fallar. Trabajando con un Congreso de mayoría demócrata, el gobernador, que es republicano, redujo los déficits presupuestarios del Estado desde que tomó posesión en 2009. La crisis fiscal nacional es un “fallo de liderazgo generalizado”, dijo. Respecto a Obama, Christie comentó: “Creo que él no sabe muy bien cómo lidiar con el poder ejecutivo. Hay que estar presente. Él está completamente ausente de las conversaciones sobre deuda y déficit”.
El aspecto más importante a la hora de ganarse la confianza del público consiste en “decir la verdad”, dijo Christie. “El estilo también es un aspecto a tomar en cuenta. No hay nada malo en ser divertido de vez en cuando”. Cuando le preguntaron si los políticos faltan a la verdad, Christie bromeó: “Tenemos sólo 20 minutos para hablar”.
Hubo mucha especulación sobre la posibilidad de que Christie presentara su candidatura a la presidencia en 2012, aunque haya afirmado varias veces que no tenía intención alguna de hacerlo. “En el fondo, postular a la presidencia es una decisión personal”, dijo. “Hay que sentirse plenamente convencido, sentir que es una cosa que tienes que hacer. Si uno no lo siente así, no tiene sentido presentarse sólo porque se perciba una oportunidad política”. Al preguntarle si ese sentimiento podría llegar más tarde, Christie respondió: “Puede que yo tenga una indigestión más tarde. No sé cómo voy a sentirme en el futuro”.
Sheila Bair, ex presidente de la Sociedad Federal de Seguro y Depósito (FDIC) de 2006 a julio de 2011, tomó medidas impopulares respecto a Wall Street para proteger a los depositantes americanos y el sistema financiero durante la crisis financiera. Pero Bair, natural de Kansas y miembro del equipo del ex senador republicano Robert Dole, contaba con el reconocimiento de sus empleados. El FDIC ocupa el primer lugar del ranking de los mejores lugares donde trabajar del Gobierno americano. Bair dijo que uno de los componentes más importantes del liderazgo consiste en “definir la misión de la iniciativa y trabajar con claridad de objetivos”. Eso en el FIDC significa proteger a los depositantes americanos. La reforma financiera más importante que se necesita hacer hoy en día consiste en permitir que los “bancos puedan ir a la suspensión de pagos”, dijo. “El mercado necesita entender eso. No hay nada malo en ser grande, pero eso debería ser el resultado de las fuerzas de mercado”, y no una red de seguridad regulatoria.
Tanto Bair como Christie se mostraron irritados con el papel que la apariencia física ejerce en la vida pública. Bair se acuerda de una sesión de fotos para Vogue de dos horas cuando aún estaba en el FDIC. Más tarde, se le informó de que el material solo se mostraría por Internet, y no en la edición impresa. Muchos blogueros se quejaron posteriormente porque Bair no fue considerada lo suficientemente atractiva como para figurar en la lujosa edición impresa de la revista de moda. Christie interrumpió para ridiculizar a los que piensan que es demasiado gordo para postular a la presidencia. “Qué cosa más idiota”, dijo. “Es uno de los últimos reductos del prejuicio y de la estupidez”.
Jared Cohen, director de Google Ideas, una especie de think tank que pone en práctica soluciones tecnológicas para problemas en el mundo en desarrollo, suscitó mucha admiración al convertirse en el miembro más joven del equipo de planificación de políticas del Departamento de Estado de EEUU. Cohen comprendió el poder de los medios sociales como impulsores de las protestas iraníes de 2009 que siguieron a la reelección del presidente Mahmoud Ahmadinejad y, más tarde, de la Primavera Árabe. Al recordar su revelación respecto a la tecnología y a la libertad, Cohen contó un viaje que hizo a Irán cuando todavía estaba en la facultad. Él observó que los iraníes se enviaban mensajes a través de Bluetooth, un recurso normalmente utilizado por los americanos cuando están al volante para comunicarse por el móvil. En 2009, el Gobierno había cerrado Internet y el SMS. La única tecnología disponible era el Bluetooth, un patrón de punto a punto (peer-to-peer) que no requiere proveedor de telecomunicaciones. Cohen quiso saber si los iraníes no temían ser descubiertos. Ellos le dijeron: “No te preocupes, nadie que tenga más de 30 años en este país sabe lo que es Bluetooth”, recuerda Cohen. La experiencia le inspiró a “ver el liderazgo de una forma nueva”.
En Google, Cohen sigue enfocando los problemas de maneras diferentes. Él reunió a 84 ex extremistas de 40 países para que hablaran contra el extremismo. “Nadie pensó en organizarlos antes, porque es arriesgado”, dijo. La razón por la cual los jóvenes entran en grupos extremistas “no tiene nada que ver con la ideología, sino con simples disgustos: aislamiento, alienación, hogares destruidos, bullying en la escuela, ausencia de alternativas”. Los jóvenes extremistas le dijeron que “si alguien les hubiera dado una razón para no sumarse al extremismo, ellos la habrían respetado. Estamos perdiendo la oportunidad de plantar una semilla de duda”. Lo próximo que Cohen planea hacer en Google es organizar un grupo de personas metidas en drogas, tráfico de seres humanos y otras redes heterogéneas ilícitas con la esperanza de que la transparencia y la tecnología pueda sacarlos a la luz e incapacitarlos.
Freeman A. Hrabowski, III, rector de la Universidad del Condado de Baltimore, en Maryland, es uno de los fundadores del programa Meyerhoff Scholars, cuyo propósito es proporcionar a estudiantes prometedores de grupos minoritarios los conocimientos adecuados que les permitan hacer cursos avanzados en el área de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas. Así, numerosos estudiantes de ascendencia afroamericana ya se han doctorado en esos campos. Hrabowski, que se autoproclamó “líder de los niños”, dijo que su trabajo consiste en “enseñar a los niños que no es preciso ser rico para ser brillante”.
Él señaló que mientras más tiempo pasan los jóvenes en el extranjero en la fase de crecimiento, tanto más aplicados se muestran en el trabajo. Ver la ética de trabajo de personas diferentes ayuda a los estudiantes americanos a concentrarse en sus esfuerzos. Él comparó dos estudiantes nigerianos del campus, uno de los cuáles fue criado en EEUU, mientras el otro volvió a Lagos para estudiar en un internado. El estudiante que se quedó en EEUU saluda al rector de la universidad de la siguiente forma: “¿Qué pasa, qué tal?”, mientras que el estudiante de Lagos dice: “¿Cómo va todo Sr.?” En otras palabras, él está diciendo: “¿Hasta qué altura tengo que saltar? Estoy listo para trabajar”, dijo Hrabowski.
Michael Kaiser, presidente del Centro John F. Kennedy de Artes Escénicas desde 2001, sabía desde los cuatro años que sería “líder de artistas”. Kaiser provocó una revuelta en el Alvin Ailey Baile Theater, en el American Ballet Theater y otras organizaciones artísticas, sin embargo encontró su inspiración verdadera en Barney Simon, fundador del Market Theater de Sudáfrica, cuyo papel fue fundamental para la presentación del musical “Sarafina”, además de piezas de Athol Fugard para públicos de todo el mundo. “Ser líder no es obtener satisfacción propia, sino provocar cambios”, dijo.
Kaiser resucitó la programación artística del Centro Kennedy, pero no necesariamente dando al público aquello que ya le gustaba. “La mayor parte de las personas, cuando alguien les pregunta cuál ha sido la experiencia más agradable que han tenido con el arte, siempre dicen que fue algo que las sorprendió”, señaló. Como ejemplo, citó el hecho de que el Centro Kennedy, hace dos años, vendió un 90% de los ingresos en el Festival de Cultura Árabe, cuyos artistas conocía poca gente.
Nicholas Kristof, columnista de New York Times y premiado dos veces con un Pulitzer, planea “hacer que las personas se sorprendan de forma inmediata en el desayuno” llamando “su atención sobre algo que esté fuera de su agenda, de manera que pase a formar parte de ella”. Después de ingresar en New York Times en 1984, ganó su primer Pulitzer junto con su esposa, Sheryl Wuduun, por la cobertura que hicieron del movimiento democrático en la plaza de Tiananmen. Ganó su segundo Pulitzer después de convertirse en columnista del periódico en 2001 durante la cobertura de la crisis de Darfur, en Sudán, derechos humanos y otros temas. Un viaje que hizo a Camboya en su primera época de reportero aún siendo joven le abrió los ojos sobre los horrores del tráfico de personas. Allí, vio chicas que habían sido secuestradas para ser subastadas. Kristof, criado en una granja donde se cultivaban cerezas y se criaban ovejas, atribuyó a sus padres, profesores de Portland State University, la primera experiencia que le abrió una ventana al mundo, además de inculcarle la creencia de que la educación puede cambiar el mundo.
Ahmed Zewail, ganador del Nobel y profesor de química y física del Instituto de Tecnología de California, dejó Egipto, su país natal, para instalarse en EEUU en 1967, donde hizo un doctorado en la Universidad de Pensilvania. Creció entre Alejandría y Rosetta, en Egipto, y estudió en la Universidad de Alejandría gracias a una beca de postgrado. Su “mayor ambición era convertirse en profesor universitario”. Al recordar su juventud en Egipto, durante los turbulentos días del presidente Gamal Abdel Nasser, en los años 60, dijo: “El país entero soñaba en aquella época”. Zewali se dedicó posteriormente a la docencia en la Universidad de California, en Berkeley, Harvard, y ahora en Caltech. Recibió el Nobel de la Paz en 1999 por hacer posible la observación de los átomos en movimiento en un mil billonésimo de segundo. Diez años después, el presidente Obama le convirtió en el primer enviado de las ciencias de EEUU a Oriente Medio.
“No podemos limitar nuestros sueños a los logros personales”, dijo Zewali. “Mi sueño más difícil consiste en la transformación de Egipto, de manera que el país recupere de nuevo sus glorias pasadas y forme parte del mundo moderno. Solamente con el renacimiento de la educación mi país se convertirá en una sociedad basada en el conocimiento”. Cuando le preguntaron de dónde obtiene el líder su pasión, él dijo: “Es algo que nace dentro de la gente, y que después nuestros profesores y padres amoldan y pulen. Ese algo [...] innato permite que los líderes sueñen más que el resto de las personas”. Sobre qué hacer para ganar el Nobel, él dijo: “Si alguien solo piensa en ganar el Nobel, no va a lograrlo, por lo menos no en el campo de la ciencia. Pero si simplemente sigues adelante, descubres una pasión y te centras en ella, así sí existe una oportunidad de que ocurra”.
Fuente http://www.wharton.universia.net/index.cfm?fa=viewArticle&id=2153&language=spanish