En “Las legiones malditas” de Santiago Posteguillo, Escipión seguirá intentando derrotar a Aníbal, enemigo acérrimo de Roma
“Las legiones malditas” es la más que digna segunda parte de la trilogía basada en la vida de Escipión “El africano” de un escritor al que con cada lectura suya admiro más: Santiago Posteguillo. En este libro el autor vuelve a dejar bocas abiertas con sus exhaustivos conocimientos de la historia de la antigua Roma, concediendo un hueco también a personajes y situaciones ficticias que decoran y amenizan la trama. A pesar de su gran densidad (casi 900 páginas de nada), su lectura se me ha pasado volando. Y es que dicen que el tiempo vuela cuando disfrutas.
Posteguillo vuelve a la vida de Publio Cornelio Escipión en el punto en que lo dejó en “Africanus: el hijo del cónsul”, tras su sonada victoria en Cartago Nova. Nuestro joven protagonista se ha convertido en un respetadísimo general al que sus hombres siguen con lealtad debido a su gran destreza militar y valentía. Pero la derrota total del mayor enemigo de Roma (el pueblo cartaginés liderado por el terrible Aníbal) todavía está muy lejana y queda mucho por hacer. En “Las legiones malditas” Escipión deberá encargarse de la conquista de los reductos hispanos controlados por Aníbal y sus aliados a través de una serie de asedios y batallas admirablemente detalladas, para al final centrar sus esfuerzos en una campaña en África con el objetivo de acabar de una vez por todas con el peligro que Aníbal representa para el pueblo romano. Si ya en el primer libro Escipión apuntaba maneras, ahora queda más que patente la gran capacidad oratoria y poder de convicción del joven procónsul cuando no le queda más remedio que intentar hacer ver a los senadores romanos la necesidad de una guerra en terreno africano. Pero Escipión, como toda persona de bien con honestas intenciones, tendrá un firme opositor a su causa que sólo deseará su aniquilación o caída en desgracia: Quinto Fabio Máximo. Este importante político romano pondrá continuos obstáculos en su camino y será el responsable de que el general sólo pueda utilizar en su campaña contra Aníbal a las legiones V y VI, desterradas y odiadas tras su huida en la batalla de Cannae narrada en el anterior libro y conocidas como las Legiones malditas. ¿Logrará Escipión sus propósitos a pesar de todas estas trabas?.
Si conoces la historia ya sabrás lo que sucede, pero eso no te hará disfrutar menos de la deliciosa narración de Posteguillo, que alterna pasajes bélicos y militares con otros centrados en la vida civil en Roma. En mis reseñas de las novelas históricas de Posteguillo siempre comento que me gusta mucho cómo el autor inserta elementos de la vida y cultura romana y en “Las legiones malditas” a pesar de haber una importante carga bélica, también se dedican algunas páginas a aspectos como los debates políticos, las costumbres domésticas, el teatro romano e incluso las estructuras de las casas patricias. Como es costumbre, no faltan personajes tanto históricos como ficticios que enriquecen la trama con sus propias vidas e historias secundarias relacionadas de una forma u otra con la acción principal. Y da igual que la novela tenga 900 páginas, porque no hay descripciones eternas, ni momentos tediosos, ni conversaciones redundantes. Por el contrario, la narración fluye de manera sorprendente, aunque a menudo salte a diferentes lugares geográficos, de un personaje a otro o incluso de un bando a otro en la batalla en la misma página, todo tiene coherencia y sirve para completar la historia.
Sólo me queda el último libro de esta trilogía y debo decir que, aunque en general me gustó más la temática de la de Trajano (debido a que me encanta leer sobre la vida de emperadores romanos) esta trilogía sobre Escipión me parece superior, porque es más concisa y el autor se va menos por las ramas, sin meter tantos personajes secundarios que acaban despistando el lector como hace en “Trajano”. Este final de la trilogía (que espero que esté a la altura), tendrá pronto un hueco en mi blog a modo de reseña. ¡No te lo vayas a perder!
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