Y ¿por qué ante los mismos ejercicios, deportistas de similar complexión unos se lesionan y otros no? y ¿por qué resulta en algunos casos la rehabilitación más eficaz y otros pacientes recaen con frecuencia? o ¿por qué algunos deportistas prefieren volver a su país de origen para recuperarse? ¿por qué eligen atenderse por "sus médicos" y no por los especialistas titulares del equipo? Para todas estas preguntas se dan respuesta del estilo: susceptibilidad individual, confianza del deportista en su médico, predisposición hereditaria, mala suerte, cuestión anímica…
El mecanismo lesional, como deja entrever la medicina, presenta zonas oscuras, desconocidas desde la fisiología y la anatomía.
Se supone que alteraciones en el intercambio iónico, en el metabolismo celular podrían incidir en la capacidad funcional del músculo, en las inserciones musculares, en la reabsorción de metabolitos.
Una de las más famosas escuelas deportivas del mundo, especializadas en el tratamiento de estas dolencias concluye en uno de sus informes: "La lesión muscular puede ser de una etiología muy variada. Es evidente que conocemos muchas de las causas que inciden en ellas pero aún desconocemos muchas de sus etiologías.
Igualmente, sabemos que no son intrascendentes, que pueden poner en peligro una carrera deportiva y que dependiendo del músculo en que asientan, su gravedad alcanza proporciones importantes.
Casi todas se tratan de manera conservadora, pero sus complicaciones, generalmente debidas a patologías de la cicatriz, hacen necesaria la cirugía. Si hoy los modernos medios de imagen nos brindan una ayuda fundamental en cuanto al diagnóstico y evolución, éstos nunca deben primar sobre la clínica. El desprecio a los signos clínicos, a la evolución de los mismos y a la importancia de la vigilancia casi diaria por la palpación sólo pueden conducir al fracaso”.
E insisten con severidad: "Jamás tendrá un paciente una lesión muscular porque lo diga una ecografía o una resonancia, que nunca estarán por encima de lo que diga la clínica".
Dr. Carlos Fernández del Ganso