Ante una invitación así, con la ternura, familiaridad y cierto tinte gallego con que se caracteriza el tono de voz de Roberto, no me pude resistir. Este gallego, afincado ahora en La Mancha, es el cocinero y dueño del restaurante Las Llaves. Junto a su mujer, María, dejaron sus antiguas profesiones hace 15 años para centrar todos sus esfuerzos en crear este espacio. En él, la arquitectura y el enclave forman parte de la experiencia gastronómica que ofrecen la mezcla de sabores, tradiciones y estilos de su cocina.El restaurante Las Llaves se localiza, discreto, en la plaza principal del pueblo de Marchamalo, tras dos grandes puertas de madera centenarias que guardan los muros de un edificio rehabilitado del siglo XVI, de arquitectura típica castellana.Nada más entrar, la estética de paredes blancas y estructuras de madera vista, reciben a los comensales, para dar paso a dos pequeños salones donde los platos son la decoración cambiante que adorna las estancias.
Para catar la variedad de su carta, Roberto preparó un menú degustación. Una taza de caldo casero, cocido durante horas a la lumbre, fue el inicio para asentar el estómago ante un desfile de platos entre los que se encontraban una ensalada templada de faisán escabechado; unas deliciosas y crujientes alcachofas fritas con vieiras y chipirón a la plancha; merluza sobre salsa de chipirones; y un magret de pato, con salsa agridulce como nota de contraste. De postre, las manzanas caramelizadas templadas con nata y salsa de caramelo, al igual que la sopa de chocolate blanco con helado de cassis (grosella negra), con un toque más cítrico, sirvieron para endulzar el final del banquete.