Las luminosas Lauren BeukesISBN: 9788490066621Formato: Rustica con solapas– 416 Págs Editorial: RBA
Chicago, 1992.Dicen que lo que no te mata te hace más fuerte. Que se lo digan a Kirby Mazrachi, cuya vida se ha trastocado tras un brutal intento de asesinarla. Mientras lucha por encontrar a su atacante, su único aliado es Dan, un antiguo periodista de homicidios que se ocupó del caso y que trata de protegerla de su obsesión.A medida que Kirby avanza en la investigación descubre a otras chicas, las que no lo lograron. Las pruebas de los crímenes son… imposibles. Pero para una chica que debería estar muerta, imposible no quiere decir que no haya pasado…
Para marcar un punto de diferencia con esas lecturas que he ido buscando para rellenar casillas de la Yincana criminal (como ayer con La verdad) hoy traigo un rayo de luz en ese oscuro camino que yo misma me había abierto. Porque buscando autores africanos me he encontrado con Lauren Beukes, novelista sudafricana que no solo ha escrito algo tan interesante como Las luminosas, sino que además ha planteado una mezcla de géneros de la que sale con muy buen resultado.
No sé si lo sabéis, pero sino, ya os lo cuento yo: me gustan las cosas raras. Más que raras, yo diría bizarras. Tengo una amplia colección de películas que carecen totalmente de sentido, y no me refiero solo a tiburones que vuelan. Más bien los tiros van por combinaciones del tipo nazis-zombies-que-viajan-en-el-tiempo-a-lomos-de-dinosaurios (y si viven en el centro de la tierra, mejor). Es cierto que lo que pude salir de ahí suele ser de dudosa calidad, y que conste que solo llego tan lejos de vez en cuando.
Pero no me vais a negar que los viajes en el tiempo molan. Y no solo eso, sino que además están de moda. Si esto lo juntas con un asesino en serie, es innegable que da mucho juego. ¿Verdad? Pues eso es lo que hay en Las luminosas, publicada hace un año por RBA en su colección de fantasía. Una buena apuesta con la que atraer a muchos lectores que no tiene por qué ser fanáticos del género.
Porque la verdad es que la historia en sí misma está muy bien planteada. Se basa en dos puntos focales alrededor de los dos antagonistas. Por un lado está Kirby en el año 1992 que ha sido víctima de un brutal intento de asesinato. De hecho, está viva por los pelos y casi por azar. Sin embargo no ha dejado que su vida se vea reducida al miedo y la angustia constantes, sino que salió de la experiencia con un deseo de venganza que le lleva a querer encontrar ella misma a su atacante.
Por otro lado está Harper, el asesino en serie más difícil de cazar de la historia. ¿Por qué? Porque nadie puede asociar unos crímenes que se extienden a lo largo de 70 años en la ciudad de Chicago. Lo cierto es que la idea es tan brillante que no se me ocurre otra cosa que aplaudirle. De hecho, es uno de los mejores villanos que me he encontrado en los últimos tiempos. No solo por lo extraño de su actuar, sino por la complejidad del personaje y su psicología, que en mi opinión es muy superior a la de Kirby. No deja de resultar curioso, cuando casi todo lo que leo está centrado en conocer al héroe y no al revés.
Como os acabo de decir, la historia se ubica en la ciudad de Chicago aunque creo que no le ha sacado todo el partido que habría podido. Anda que no estaría bien una buena definición de cómo se pasa por los distintos estadios de la ciudad, eso sí que daría juego. Por el contrario, se fija en la Casa (asi, con mayúsculas) que es el centro neurálgico de los viajes en el tiempo. Para mí tiene un ambiente muy conseguido y no he podido dejar de imaginarme brillando con luz propia, casi como las propias luminosas.
Lauren Beukes parece no tenerle miedo a las paradojas temporales (que pueden ser muy traicioneras y los lectores siempre estamos con lupa buscando los anacronismos), pero es que es imposible una novela de este tipo que no las contenga. Son eses tipo de cosas las que hacen que nos comamos la cabeza un buen rato pensando que si esto sucede porque ya había pasado en el futuro, pero si no lo hubiera hecho el propio pasado cambiaría. Y lo mejor de todo es que lo hace tan natural que hasta nos lo creemos ¿No se supone que ahí está la magia de una buena historia?
También quiero incluir un aviso a navegantes: si no tiene miedo a las paradojas, tampoco lo tiene a la sangre. Hay escenas muy explicitas (rozando el gore en ocasiones) que pueden no ser del agrado de algunos estómagos sensibles. No son demasiadas, pero es buen ir avisado.
A mí me han quedado algunas preguntas sin contestar, como por ejemplo las propias motivaciones del asesino. Pero que en el fondo se puede explicar todo con esas paradojas temporales, o al menos lo veo yo así. La verdad es que el final me ha parecido bastante apoteósico, aunque al mismo tiempo tan precipitado que se olvida de contarnos cosas esenciales. Algo que haría que todo cuajara a la perfección, pero que al final no lo hace del todo. Sé que parece contradictorio el concepto apoteosis-flojera, así que voy a expresarlo de otra manera: es intenso, pero no completo para mi gusto.
Sin embargo, me ha resultado totalmente adictiva, tan entretenida que me ha sido imposible parar de leer. No solo la narración es muy fluida y natural, a la vez que interesante la historia, sino que los capítulos cortos con cambios de personaje y de tiempo han sido claves para ello, tanto que apenas me ha durado un par de días.
Además me he enterado que están vendidos los derechos para una película o serie de televisión, que espero que se lleve finalmente a cabo porque estaría encantada de verlo en la pantalla. Es una buena historia que a pesar de tener un componente fantástico importante, resultará interesante a todo tipo de lectores. Yo al menos la he disfrutado un montón.
Reseña para la Yincana Criminal: Sucedió en África, Asia y Oceanía – El escritor/a es asiático, africano o australiano o la novela transcurre en algún país asiático, africano u originario de Oceanía (Australia, Nueva Guinea, Nueva Zelanda, Melanesia, Micronesia o Polinesia).