Magdalena te voy a contar un cuento...
Aquella tarde la madre hizo magdalenas. Llovía a mares y no podía salir, la escoba descansaba en un rincón, el gato junto al fuego, el padre por ahí.
Su amiga Margarita le había llevado huevos, su hermana aceite del molino. Y ella tenía levadura, harina, azúcar, limón y palos de canela.Bate que bate, amasa y amasa las claras con las yemas, el aceite, la harina, el azúcar un poco de limón y polvo de canela.El horno encendido, ¡caliente, caliente! Y los niños que estaban castigados jugando en la bodega.La madre haciendo magdalenas y crecen y crecen y crece la leyenda que ricas han de estar espolvoreadas de canela.Afuera seguía lloviendo a mares, la casa olía a leña y también a magdalenas. Preparó chocolate muy caliente, saco brillo a los platos y colocó la mesa. La madre los llamó refunfuñando y les dijo que estaba la merienda, los niños dieron tales gritos que tembló la casa entera, la chimenea, el gato despertó de su letargo y la escoba hizo piruetas.El padre apareció recién duchado preguntando si hacía falta su presencia, y el duende de la lluvia, con el susto, pisoteó catorce o quince setas.“¿No queréis merendar pequeños sinvergüenzas? Os moriréis de hambre en la bodega si no subís ahora y coméis: el chocolate, las magdalenas con canela unos dulces que tengo muy recientes o quizás arándanos y grosellas”La madre en el fondo no era mala, pero los niños, a veces, la ponían enferma. Eran malos muy traviesos, le rompían las cosas y nunca hacían sus tareas.¡Qué tristeza, qué tristeza! ser tan buena madre y que tus hijos no obedezcan.Bajó la escalera con cuidado. Olía a leña, y también a magdalenas aroma de azúcar quemada y fragancia de canela. Los niños susurraron entre ellos: “¡qué raro! no creo que la mama huela de esa manera”Después, cuando el castigo fue quitado merendaron, inventaron juegos, recogieron la mesa. Por fin había dejado de llover, olía a musgo, a miel, a olivo y a tierra.. el olor de la pradera.La madre dormitaba junto al fuego, nunca había parecido más buena. Aunque siempre fue muy buena madre y excelente cocinera.Y les dijo antes de dejarles salir a la puerta que el truco para hacer las magdalenas, está en batir, amasar bien y que podían comer cuantas quisieran.ELABORACIÓN
Rallar la cascara de 1 limón, pesar y medir todos los ingredientes, preparar las cápsulas de magdalena sobre la bandeja y precalentar el horno a 190ºC.
Separar las claras de la yemas y empezar a montar las claras. Cuando empiecen a coger cuerpo agregarle el azúcar en forma de lluvia y seguir montando. Incorporar la canela en polvo y las yemas de huevo a la mezcla y seguir batiendo (las claras se bajarán, no pasa nada estas magdalenas llevan aceite y quedan igual de esponjosas).Incorporar la ralladura de limón, el aceite a la mezcla y seguir batiendo, finalmente incorporar la harina tamizada junto con los papelillos del tigre.Llenar una manga pastelera con la crema y empezar a rellenar las cápsulas de magdalena hasta las ¾ partes de su capacidad. Espolvorear por encima de cada una con una mezcla de azúcar y canela (mezcla aparte de las cantidades que os he dado). Acto seguido introducirlas al horno, cerrarlo y bajar la temperatura a 180ºC. No abrir el horno en todo el proceso de cocción hasta que las magdalenas no estén doradas y hayan subido pues de lo contrario se bajarán. Estarán horneadas en unos 20 minutos aproximadamente, si se doran mucho a mitad de cocción bajar la temperatura unos 10ºC.Magdalenas de las de toda la vida, muy propias para Semana Santa. De esa cantidad y con cápsulas del número 10 saldrán unas 32 magdalenas. Se pueden conservar perfectamente en bolsa de plástico cerrada durante bastantes días y también se pueden congelar e irlas sacando de a poco.JOSÉ LÓPEZ