Las Malvasias de Sitges

Por Baco Y Boca @BacoyBoca

Cuando hablamos de Malvasias (o Moscateles) asociamos el término a un tipo de vino, apropiado para postres, dulces y pasteles, de color ambarino y sabor extremadamente dulce, aunque en realidad se trata de una variedad de uva que, igual que las demás cepas, es capaz de expresarse de formas muy distintas a las que normalmente hemos saboreado.

En el caso concreto de las Malvasias y en especial de aquellas que se producen en la sub zona del Garraf (DO Penedes) hemos asistido en los últimos años a la recuperación de otras formas de elaboración que incluyen desde vinos secos a Cavas monovarietales, sin olvidar la tradicional presentacion como vino dulce o vino de licor.

Haciendo un poco de Historia dice la tradición que las cepas de Malvasia fueron traídas a estas tierras por un guerrero Almogávar que retornaba a casa después de las luchas en el Mediterráneo Oriental. Quizás, en un momento de calma entre sus bramidos de “¡Desperta Ferro!” y el destripado de los caballos enemigos en plena batalla, labor en la que eran especialmente duchos y que hacia descabalgar abruptamente a sus oponentes, para, una vez en el suelo, rematarlos introduciendo su pequeña espada curvada entre las rendijas de las armaduras, hasta alcanzar la yugular y así seccionar la arteria carótida provocando la muerte del desdichado enemigo (¡¡perdón!!… me estaba embalando). Como decía, este Almogávar seguramente recogió una viña cerca de la ciudad griega de Monemvasia, de cuyo nombre, italianizado, se supone que deriva el termino Malvasia y la llevo consigo, de vuelta al hogar. Sea como sea, las cepas llegaron a la Europa Medieval y se extendieron por multitud de países, donde con el paso del tiempo se fueron adaptando a sus nuevos emplazamientos.

En España alcanzaron cierta notoriedad las Malvasias elaboradas en las Islas Canarias y en el Macizo del Garraf (Barcelona), aunque estas últimas vivieron una etapa de decadencia a raíz de la aparición de la filoxera en la segunda mitad del siglo XIX y por la transformación de los cultivos hacia la elaboración de Cavas y Espumosos.

Hasta que llegamos a nuestros días y la Malvasia de Sitges vuelve a resurgir gracias a la apuesta de un grupo de elaboradores que apuestan por la recuperación de esta variedad autóctona y la transforman en una amplia gama de vinos, que van desde los blancos secos hasta los cavas, sin olvidar las elaboraciones tradicionales de la Malvasia dulce y que les lleva, incluso, a poder presentar una Malvasia Seca.

Nosotros tuvimos la oportunidad de asistir a una cata de Malvasias en la tienda de vinos de Ezequiel, el Cellarer de la Calle Aribau, 76 en Barcelona y estas son nuestras impresiones:

En primer lugar probamos un vino de la Bodega Jane Ventura, el Malvasia de Sitges 2014. Elaborado con uvas procedentes de tres fincas distintas, tratadas de forma ecológica, el mosto se divide en tres fracciones. Dos de ellas van a botas, una bota nueva y otra de segundo uso y la tercera fracción de mantiene en tina de acero inoxidable donde se mantiene con sus lías. El resultado es un vino blanco, amarillo pálido muy luminoso, con una alta intensidad aromática que nos recuerda las esencias de albaricoque. En boca se nuestra muy equilibrado con una madera integrada y un final largo.

En segundo lugar pudimos degustar un vino blanco de las Bodegas Vega de Ribes, el Sasserra 2013. Estas bodegas ancestrales tienen la certificación ecológica CCPAE y compaginan el cuidado de sus viñedos con otras actividades agrícolas y ganaderas que desarrollan en su finca de Sant Pere de Ribes. Este vino, de crianza exclusiva en botella, muestra un precioso color oro brillante y tiene un alta intensidad aromática con un recuerdo anisado muy característico. En boca es goloso aunque la acidez prima sobre un dulzor que recuerda a los vinos “amontillados” andaluces. El final es largo y deja un punto de salinidad que pude deberse a la proximidad al mar de las viñas.

En tercer lugar, probamos un Vino Espumoso elaborado por el Hospital Sant Joan Baptista según el método tradicional champenoise con una crianza de 36 meses, el Monembasia. A pesar del método de elaboración, este no es un cava “al uso”, es algo especial. El resultado es un espumoso con alto contenido carbonico y una graduación de 13,5%, excepcional para una cava. La larga crianza, de entre 30 y 36 meses, da como resultado un producto glicérico, untuoso y aromático.

Después le llego el turno al Ancestral Malvasia 2009, de las Bodegas Vega de Ribes, elaborado según el método ancestral. Haciendo un poco de memoria, el método ancestral consiste en la elaboración de vinos espumosos sin añadir ni azúcar ni licor, con una fermentación espontánea de los propios azucares del vino base. No hay degüelle y por tanto estos vinos pueden presentar cierta turbidez y azucares residuales. En el caso del Ancestral Malvasia 2009, una vez concluida la fermentación y la “toma de espuma” el vino es criado durante un periodo de 6 años, dando como resultado un espumoso de color oro pálido que explota en multitud de burbujas debido a su altísima concentración de carbónico. En boca es corpóreo y goloso con un toque “amontillado”.

Por ultimo le llego el turno a la Malvasia Seca del Hospital Sant Joan Baptista. Un vino de crianza oxidativa que tiene la misma base que la Malvasia Dulce pero en cuya fermentación intervienen levaduras similares a las utilizadas en la elaboración de cervezas (Saccaromyces Cerevisiae). Esto permite largas fermentaciones que fijan aromas y mantiene  altas concentraciones de azúcares con una buena acidez, lo que nos permitirá mas tarde un envejecimiento que mantenga sus propiedades. El resultado es un vino de color “oro viejo” con cierta turbidez, de potentes aromas con notas balsámicas y un paladar ligeramente amargo donde predomina una acidez equilibrada sobre el dulzor. El final deja sensaciones a madera y un ligero toque salino.

Queda patente que Malvasía de Sitges da para mucho más que un chupito para acompañar los postres.