En los últimos meses, los furtivos han matado un mínimo de seis lobos (tres el último fin de semana) y los han colgado de señales de tráfico o los han dejado en aparcamientos e incluso sobre los coches oficiales de los agentes medioambientales. Jaleados en las redes sociales, confirmando que hacer apología de un delito solo se persigue cuando conviene, y amparados por la aparente impunidad que produce que ninguno de los culpables haya sido detenido, no sería extraño que en las próximas semanas aparecieran más cadáveres.
Ante estos hechos, la respuesta de la Consejería de Desarrollo Rural ha sido que "este tipo de actuaciones son ilegales y perjudican la imagen de Asturias", lo que deja bien claro que el problema para el Principado de Asturias es un problema de imagen, la del Paraíso Natural, que de natural cada vez tiene menos y que al único paraíso que se parece es al Paraíso Perdido de Dante. El hecho en sí de que unas personas se tomen la justicia por su mano con la única intención de chantajearles no parece tan importante.
La respuesta de la Administración ante las presiones ejercidas por los colectivos de ganaderos siempre ha sido la misma: incrementar las matanzas. A pesar de que hay innumerables artículos científicos, tanto en el extranjero (ej. Krofel et al, 2011; Wielgius & Peebels, 2014) como en España (Fernández Gil, 2013), que confirman que esos "controles" no solo no son efectivos para reducir los daños, sino que los incrementan, la única política que se sigue con el lobo es la de matar cada año más ejemplares. Las administraciones anuncian un mayor número de estas matanzas con el único objetivo de acallar las protestas, pero es bien sabido que ceder a un chantaje implica un chantaje posterior, y si se matan 10 se pedirán 100 y si se matan 100 se pedirán 1000, porque como ya hemos comentado, esos controles solo redundarán en un mayor número de ataques.
Un ejemplo del efecto cascada de esas matanzas legales es el caso del cormorán grande. Esta especie está en el punto de mira de los pescadores deportivos desde hace años, ya que lo acusan de ser el responsable del descenso de las poblaciones de truchas y salmones. Cuando comenzaron las matanzas, los pescadores solicitaban unas cuantas muertes para estudiar su dieta y la consejería cedió matando unos pocos. Actualmente, con una cifra de más de 250 muertes anuales desde hace varios años (que se convierten en muchos más, ya que no se contabilizan los cadáveres no recogidos), los problemas de los salmónidos no se han solucionado, tal como ya habían señalado varios estudios, debido sobre todo a que los verdaderos culpables del descenso en sus poblaciones siguen estando presentes (canalizaciones, obstáculos, destrucción del bosque de ribera, caudales mínimos, contaminación, sobrepesca, repoblaciones, etc, etc.). El resultado es que ahora los pescadores ya no se contentan con unos cientos, ahora exigen eliminar la mitad de la población de cormoranes, y de paso incluir también en la lista negra a garzas y nutrias. Y los políticos se disputan la idea para cosechar votos.
Una vez visto y confirmado que los controles letales de lobos y otros depredadores no sirven para reducir los daños sobre el ganado (recordemos que según los datos oficiales del Principado de Asturias, estos daños afectan menos del 1% de la cabaña ganadera) o sobre los peces, volvamos al caso del furtivismo.
¿Podrían servir los controles para reducir el furtivismo?
A mediados del año pasado se publicó un trabajo en el que se estudió el efecto de las matanzas legales de lobos por parte de los gobiernos de Michigan y Wisconsin como una medida para reducir la caza furtiva y promover la tolerancia hacia el lobo (Chapron y Treves, 2016), un estudio que podría ser perfectamente trasladable a nuestro país.
Una de las acciones más habituales de los gobiernos para prevenir el furtivismo de los grandes carnívoros es la flexibilizar las políticas de descastes (matanzas legales) con la esperanza de que de esta forma se contente a los sectores implicados y así se reduzca la caza furtiva. Pero lo cierto es que esa estrategia no funciona, pero ¿cuál es la explicación a este aparente contrasentido?
Tras los análisis realizados por Chapron y Trivers los resultados fueron concluyentes. Los descastes realizados por la administración no solo no frenaron el furtivismo, sino que lo incrementaron. Cuando el gobierno mata a las especies protegidas, el valor percibido de cada individuo de esa especie disminuye. Resumiendo, un furtivo considerará que sus acciones son menos punibles si el propio gobierno que las persigue también las realiza.
Esta percepción de la gravedad del hecho delictivo no solo es percibida por los furtivos, sino que en muchas ocasiones, el hecho de que la propia administración realice los controles letales es tomado como un atenuante por parte de los jueces a la hora de dictar sentencias absolutorias.
Un ejemplo de esto último es lo que ocurrió en mayo de 2004, cuando el biólogo del Parque Nacional de Picos de Europa mató con sus manos a los siete lobeznos de una camada que se encontró en una madriguera cerca de la vega de Canraso. Después de presenciar esa actuación fue denunciado por dos de los agentes que estaban presentes ya que no contaba con autorización para ello. A pesar de la ilegalidad de la actuación, la jueza encargada del caso decidió archivar la denuncia, ya que consideró que la acción no era tan grave en vista de que la propia administración asturiana ya estaba realizando controles de la especie.
Ayer mismo, y tras una denuncia formulada por WWF, la Fiscalía Coordinadora de Medio Ambiente, ha abierto diligencias de investigación para tratar de aclarar los últimos casos de furtivismo de lobos, ante la "inacción y la falta de una condena contundente por parte del Principado de Asturias" según declaraciones de la propia WWF.
Esperemos que se aclaren estos casos de furtivismo y que se condene ejemplarmente a los culpables, porque desgraciadamente ya estamos bastante acostumbrados a que tanto los casos de envenenamientos de buitres, como en los de osos tiroteados, como los de lobos matados y exhibidos en plazas públicas, se pierdan en el olvido.
Referencias
- Chapron G & Treves A (2016) Blood does not buy goodwill: allowing cullingin creases poaching of a large carnivore. Proc. R. Soc. B 283: 20152939. http://dx.doi.org/10.1098/rspb.2015.2939
- Fernández Gil A (2013) Comportamiento y conservación de grandes carnívoros en ambientes humanizados. Osos y lobos en la Cordillera Cantábrica. Tesis Doctoral. Universidad de Oviedo.
- Krofel M, Cerne E & Jerina K (2011) Effectiveness of wolf (Canis lupus) culling to reduce livestock depredations. ZGIL 95: 11-12.
- Wielgus RB & Peebles KA (2014) Effects of Wolf Mortality on Livestock Depredations. PLoS ONE 9(12): e113505. doi:10.1371/journal.pone.0113505.