El 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua, recurso que a pesar de que está presente en el planeta cuantiosamente, no todos los habitantes tienen fácil acceso a él, mucho menos a la potable.
En esta edición vamos a hacernos eco de una serie de informes elaborados por la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA), que irónicamente tienen al agua en medio de una diatriba que involucra incluso la violación de derechos humanos.
El informe de AIDA titulado Grandes Represas en América: ¿Peor el remedio que la enfermedad? expone los peligros de utilizar las grandes represas hidroeléctricas para satisfacer la creciente demanda de energía en América Latina, pasando por encima de la preservación del ambiente y los derechos fundamentales de una gran cantidad de personas.
“Las grandes represas provocan constantes y graves perjuicios ambientales y sociales que, en muchos casos, son irreversibles. Cuando los ciudadanos protestan contra la destrucción que causan su construcción, no es raro que se enfrenten a la represión y la brutalidad”, se lee en el documento extraído de la página: http://www.aida-americas.org.
En el reporte se documenta que quienes resultan más perjudicados por las grandes represas son aquellos que pertenecen a los grupos más vulnerables de la población como indígenas, afrodescendientes y campesinos pobres.
“Grandes Represas en América” también se encarga de disipar el mito de las represas como fuente de "energía verde". Afirma que las grandes represas representan típicamente un perjuicio para el ambiente porque inundan ecosistemas valiosos, alteran dramáticamente el flujo natural del agua, desestabilizan el hábitat de la vida silvestre, y obstruyen las trayectorias de diversas especies, por mencionar sólo algunos de sus impactos.
“Estos mega proyectos han sido alabados erróneamente como la panacea ante la crisis de cambio climático. A pesar de que las represas no dependen de combustibles fósiles para generar electricidad, no dejan de contribuir a la emisión de gases de efecto invernadero. Las represas hidroeléctricas crean enormes estancamientos de agua de río que inundan los valles y conducen a la descomposición de materia orgánica en inmensas cantidades. A medida que los árboles y otras biomasas se descomponen, liberan dióxido de carbono y metano, los mismos gases de efecto invernadero creados por tecnologías "sucias" como las plantas eléctricas que funcionan con carbón”.
Amazonía amenazada
En el corazón de la Amazonía brasilera varias comunidades indígenas apoyados por líderes políticos y ambientalistas, se mantienen en pie de lucha para evitar la construcción de una “mega represa” en el río Xingú.
AIDA advierte que el río Xingú recorre casi 3,000 kilómetros a través del Amazonas, en el corazón de Brasil, y es el hogar de miles de indígenas, comunidades ribereñas y de una extraordinaria biodiversidad de flora y fauna. “De completarse la construcción de la represa hidroeléctrica Belo Monte, por el consorcio Norte Energía S. A. (liderado por la paraestatal Electrobras), más de 500 kilómetros cuadrados de bosque y tierras agrícolas serán inundados y al menos 20 mil personas, desplazadas”.
La degradación ambiental empezó a notarse desde que se iniciaron las obras, confirmando lo que muchos temían. El caudal del río disminuyó, afectando desde ya la fuente de alimentación y de transporte de aquellas comunidades que habitan la zona. Ante la inminencia de daños irreparables, AIDA y organizaciones de la sociedad civil de Brasil solicitaron a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) dictar medidas de protección en favor de las comunidades afectadas.
Año de la cooperación
La cooperación en la esfera del agua es crucial para la seguridad, la lucha contra la pobreza, la justicia social y la igualdad de género. Para centrar la atención en este importante tema, la ONU declaró que las celebraciones por el Día Mundial del Agua, el 22 de marzo de 2013, se llevarán a cabo en todo el mundo sobre el tema de la cooperación del agua.Ambiente y ecología