Aproximadamente una vez al mes hacemos un repaso a las series más interesantes que se han estrenado en el panorama internacional. Una sugerencia de títulos que nos sirven para calibrar las producciones estrenadas en plataformas y también en los circuitos de televisión tradicional. Estas son nuestras sugerencias para el comienzo de un año que se nos presenta apasionante.
Hace diez años, el director Martin Scorsese y la escritora y humorista Fran Lebowitz crearon el documental Public speaking (Martins Scorsese, 2020) que básicamente se sostenía en conversaciones sobre las experiencias personales de la segunda. Podría parecer que la figura de Fran Lebowitz, mayormente desconocida fuera de ciertos círculos neoyorquinos, no es especialmente relevante, pero finalmente consigue atraparnos con su verborrea llena de anécdotas y su actitud de cascarrabias. Está claro que es un personaje que puedes llegar a odiar por su contundencia y su forma categórica de decir las cosas (a veces cayendo en ciertos estereotipos), pero tratándose de una artista que llegó a New York desde New Jersey en los años setenta, que escribió en la revista de Andy Warhol y se codeó con buena parte de la efervescencia cultural de la ciudad, las cosas que tiene que decir siempre son interesantes. Pretend it's a city (Netflix, 2021) supone el reencuentro de ambos, en una serie de siete episodios, unas tres horas y media en total, que se estructura en torno a uno o dos temas principales en cada uno de ellos. Fran Lebowitz habla de Nueva York como si escribiera una carta de amor a una persona a la que no soporta, pero a la que ama profundamente. El transporte público lamentable, el turismo incordiante, el dinero que nunca ha sabido administrar, las nuevas tecnologías que son un mundo desconocido para ella, la juventud a la que no entiende... son algunos de los topics de esta serie. Martin Scorsese mezcla una conversación grabada en una cafetería con otras entrevistas que personajes como Spike Lee u Olivia Wilson han hecho en televisión a la escritora, y con imágenes de archivo de Nueva York y fragmentos de sus propias películas como ¡Jo, qué noche! (Martin Scorsese, 1985), Taxi Driver (Martin Scorsese, 1976) o El lobo de Wall Street (Martin Scorsese, 2013), en la que Fran Lebowitz interpretaba a una jueza, una especie de broma tras su participación, también en el papel de jueza, en varias temporadas de la serie Ley y orden (NBC, 1990-2010). También el desarrollo del #MeToo, en una ciudad en la que ella trabajó como taxista y camarera, afirmando que en Nueva York era imposible trabajar de camarera si o te acostabas con el dueño del bar. Pero lo interesante de la propuesta, aparte de ver a Martin Scorsese reirse como un bellaco, es que se trata de una crónica cultural de una ciudad tan vitalista y tan compleja como Nueva York, una visión, quizás un tanto snob, de la transformación de un gran espacio urbano y humano. Recuerda Fran Lebowitz que le impactaron las imágenes de la película Nuovomondo (Emanuele Crialese, 2006), que mostraban cómo era la llegada de inmigrantes a la isla de Ellis, puerta de entrada a Nueva York. Ella, como Scorsese, es segunda generación de inmigrantes (italianos en el caso del director, rusos de origen judío en el caso de la humorista). "Los inmigrantes hacen la cultura. Los turistas la destruyen", dice con su característica rotundidad.
Si Steve McQueen muestra la discriminación racial en Inglaterra entre 1969 y 1982 en su antología Small Axe (BBC, 2020), casi podríamos tomar It's a sin (HBO, 2021) como una continuación que es testigo de la discriminación sexual de 1981 a 1991. "Todos murieron por tu culpa", dice el personaje de Jill, en una frase que es una acusación clara a las Margaret Thatchers o Ronald Reagans que provocaron miles de muertos debido a su forma de afrontar la pandemia. En tiempos de coronavirus, es importante recordar que ha habido enfermedades condenadas a la inacción y al rechazo.
Se ha dicho que es la mejor serie de Russell T. Davies y sin duda lo es, quizás porque ha logrado crear un mosaico de vidas en el que prácticamente están todas las posiciones frente al SIDA, comenzando por el desconocimiento y la desinformación. Ritchie, Roscoe, Colin y Jill, quizás en menor medida Ash, son representaciones de una comunidad (una sociedad) amenazada, que enfrenta un peligro desconocido. Pero la rabia que ha provocado el abuso, la negación y la muerte es reemplazada por una posición optimista: "Quería que fueras el primero en saberlo: voy a vivir". Los primeros episodios, sobre todo, muestran la vitalidad de una libertad secreta pero explosiva, y en cierta manera Russell T. Davies, que vivió en primera persona este proceso de aceptación de una enfermedad que ha provocado más de 35 millones de muertos, no pretende construir un melodrama pero sí va oscureciendo progresivamente la historia, centrándose cada vez más en el personaje de Ritchie, que representa la negación, la mirada hacia otro lado en la superficie pero la preocupación en el fuero interno.
It's a sin es una serie emocionante, desgarradora, en algunos momentos difícil de ver en su descripción de una enfermedad que se convirtió en una sentencia de muerte. Es un homenaje a las víctimas, pero también una historia de supervivencia.
Aunque la producción audiovisual alemana no es especialmente afortunada en la creación de historias que tienen que ver con el terror y la fantasía, hay algunos ejemplos destacados como Dark (Netflix, 2017-2020) que de alguna forma han despertado el género en la industria audiovisual. En el caso de Hausen (Sky, 2020), estamos ante una trasposición del subgénero de casas encantadas a un complejo de viviendas que parece tener vida propia. De entrada, el planteamiento tiene muchos paralelismos con El resplandor, de Stephen King, porque de hecho comienza con la llegada de un nuevo responsable de mantenimiento del edificio y su hijo, un adolescente que acabará siendo un personaje clave en la historia. Aunque en este caso arrastran tras sí el trauma de la muerte de la esposa/madre en circunstancias no muy claras.
Lo mejor que tiene la serie es la creación de una atmósfera malsana, a la que contribuye el buen trabajo en la dirección de Thomas Stuber, para ir construyendo alrededor del edificio una especie de entidad con vida propia que mantiene a sus habitantes en el interior. Aunque da la impresión de que no se explican demasiadas cosas, tampoco pretende ser una historia que dé muchas respuestas, sino que está más interesada es ir desgranando un submundo de personajes oscuros en medio de un espacio opresivo y alienante, inspirado en los edificios de la Alemania socialista, grises y amenazantes. En esta descripción del aislamiento y el control mental se pueden encontrar interpretaciones diversas, desde la referencia a un nazismo latente, que dirige a los habitantes del complejo, hasta la representación de una sociedad moderna en la que la convivencia no es sinónimo de relaciones personales.
La serie consigue más valores en su estética, en esa atmósfera inquietante que rodea al edificio maléfico, que en el desarrollo de la historia, a veces perdida en algunos de los personajes e historias paralelas, pero construye una interesante muestra de terror psicológico que va creciendo lentamente.
Supongamos que Nueva York es una ciudad se puede ver en Netflix.How to with John Wilson e It's a sin se pueden ver en HBO España.22. Juli se puede ver en Filmin.Taxi driver y Utøya. 22 de julio se pueden ver en Movistar+.El lobo de Wall Street se puede ver en Netflix, Amazon Prime y Movistar+.Ley y orden se puede ver en Amazon Prime.Reconstruyendo Utøya, Manderlay y Cuando el polvo se asienta se pueden ver en Filmin.22 de julio se puede ver en Netflix.The wire y Treme se pueden ver en HBO España.