Las mejores vacaciones!

Por Àlex Barba @lexbarba
Estas han sido mis primeras vacaciones bañadas en azúcar y la verdad es que creo que han sido las mejores de mi vida. He podido compartir momentos con casi toda mi gente y hemos podido hacer y disfrutar mucho más de lo esperado.
Toda esta felicidad que tenía por correr y caminar por la montaña, sentía que no era completa. Siempre tenía una espinita clavada, ya que quería que Myriam y Àlex Jr también disfrutaran de ello, pero no veía el cómo. Por una parte, no sabía hasta que punto a Myriam le gustaba la montaña, ya que ella la pisó casi por primera vez cuando empezó a esquiar conmigo hace unos 4 años. Por otra parte, por mucho que Myriam y yo quisiéramos salir cada fin de semana ha hacer un pico, esto no lo podríamos hacer sin nuestro pequeño, y para mi era impensable. Anteriormente, ya habíamos hecho un par de salidas por Collserola, pero yo siempre había acabado destrozado por llevar a Àlex Jr a cuestas en la Manduca ( mochila portabebés). Supongo que por todo esto, ya tenía descartada la opción de poder compartir la montaña los 3 juntos, y esto me entristecía un poco... Pero todo cambió este verano...
Primero pasamos unos días en la casa de Cunit de los abuelos de Myriam. Tranquilidad, playa, mucha calor... Yo salía a correr por las tardes y la verdad es que era horrible! Parecía que hubiera estado corriendo 3h por la montaña y llevar encima 30Km cuando aún iba por el quinto... Y una tarde salimos los 3 a pasear con chanclas por la montaña. Fue una tarde preciosa! Myriam recordando en la montaña todas las tardes que había pasado ahí de pequeña, Àlex Jr flipando con las piñas, las piedras, los bichillos, y yo sin poder para de hacerlos fotos viendo lo bien que se lo pasaban!


Paseando por Cunit

 

Myriam y Àlex Jr en Cunit

Durante la segunda semana de Agosto, mi abuela Remei invitó a la familia a pasar un par de días en una casa rural en l'Alta Garrotxa. Pasamos de la calor horrible de Cunit a taparnos con manta por la noche! Que gusto! El segundo día, con Emili dijimos de subir a la ermita del Cós que habíamos visto indicada cuando salimos a correr un poco el primer día. Por suerte, mi madre se quedó con el pequeño y Myriam se apuntó a la caminata. No sabia que estaba tan en forma! Me acuerdo yo de mi primera vez y lo destrozado que estuve durante y después, y la vi a ella más fresca que una rosa, y eso que es asmática alérgica ! Subimos poco a poco pero al final llegamos arriba del todo para ver todo el valle dónde estábamos. Myriam estaba súper contenta de haber podido subir tan bien y ahí vi que le empezaba a gustar aquello tanto como a mi.
En la cima de la ermita del Cós
El día 15/08 fuimos a Malgrat de Mar para correr la carrera del Miner de Ferro que ya os expliqué anteriormente. Como ya os conté, se podía hacer la carrera o la caminata. Justo después de llegar a la meta, esperando a que llegaran Anto y mi padre, llegó una pareja con el niño sentado en una mochila guapísima. Pero no era una mochila como la Manduca o una de paseo normal, era una mochila cómo las de montaña, con una muy buena estructura para repartir bien el peso y que el niño estuviera cómodo.
Al día siguiente, mi cabeza puso esos tres recuerdos de esos tres días en concreto, los mezcló, agitó y me lo sirvió en bandeja: seguro que esa mochila esta bien pensada. Debe repartir bien el peso y no debe castigar tanto la espalda. Esta claro que a Myriam le empieza a gustar la montaña, y sólo saldremos si encontramos la manera de que el niño venga con nosotros: a comprar esa mochila!
Se lo comenté a mi padre a ver que le parecía y a los 2 segundos nos dijo a mi hermana y a mi que él y Anto (su mujer) nos regalaba esa mochila! (Pero como el pequeño de mi hermana aún no tiene 9 meses, y esa es la edad mínima para ir en la mochila, de momento es toda para nosotros!)
Hasta ese día, las siguientes vacaciones estaban planteadas de la siguiente manera: estar por la mañana con el niño a la piscina, o ir a pasear, o ver cualquier cosa, y por la tarde salir yo a correr. Con esa mochila, se nos abría un mundo de posibilidades brutal aunque con su asma y mi diabetes en su luna de miel claro! (El otro día lo estaba pensando: vaya par.... perfectos para salir a darlo todo a la montaña!)
Durante la 3 semana de Agosto, pasamos 5 días en una casita de madera en Prades, con Anto, mi padre, mi hermana, mi cuñado y mi sobrinito. Ahí probamos por primera vez la mochila. Que cambio! Nada que ver con la Manduca. Lógicamente, cuando llevas unos cuántos quilómetros con el niño a cuestas, bajando pendientes fuertes, llega un punto que las rodillas no dan más de si, las lumbares han desaparecido y la espalda esta perdida, pero incluso así, vale la pena. Por ahí hicimos la primera salida los 3 juntos. Hicimos un recorrido circular de 10Km dónde subimos hasta el mirador del Plà de la Guàrdia. La verdad es que las montañas de Prades eran un buen sitio por dónde andar (estábamos a más de 1000m) y la temperatura era bastante buena.
   Mi padre, mi pequeño en la mochila y yo, en Prades
    Àlex Jr y yo en el mirador del Plà de la Guàrdia
   Myriam en el Plà de la Guàrdia
Otra excursión que hicimos por Prades, con mi hermana y mi cuñado, fue a ver los Avencs de la Febró. Los avencs son un conjunto de tres grietas que corren paralelas a lo largo de un riscal, situadas cerca del refugio de la Mussara. La verdad es que con los niños acuestas no era fácil bajar por ahí, pero valía la pena!
   Myriam, mi hermana Nina, mi cuñado David y el pequeño Jan, entrando en els avencs
   Los tres en els avencs 
   La familia en els avencs
Finalmente, llegó nuestra semana familiar ( solos los 3) de vacaciones.Pasamos 7 noches en una mobilehome en el camping Els Roures, en Sant Pau de Segúries, el Ripollés. Que preciosidad de lugar! Ya nos habíamos planeado un poco los días antes de salir, teniendo en cuanta que allí el tiempo cambia en cuestión de minutos y que normalmente a partir de las 16h empieza a llover. Por suerte, la primera tarde no llovió y pudimos hacer unos Km de la Vía Romana de Capsacosta (Antiguo camino que hicieron los romanos para comunicar la Garrotxa i el Ripollés). Cuando pasas por ahí te preguntas cómo puede ser que hace 2000 años hicieran este camino...
  Paseando por la Vía Romana de Capsacosta
Los dos días siguientes si que nos llovió por la tarde, pero por la mañana pudimos visitar Camprodón y el parque de animales de Molló. Una de esas tardes tapadas, aún no llovía y decidí salir a correr. Eran las seis de la tarde, 15º, cielo tapado... Mejor imposible! Eso si, como es típico en mí, me confundí de camino y empecé a subir y subir y subir por una montaña que estaba del todo enfangada... ¡Cómo cuesta levantar las piernas cuando se hunde todo el píe en el barro! Para arreglarlo, empezó a llover, por suerte me dio tiempo a bajar de la montaña y seguir el sendero señalizado. Me puse el chubasquero y a seguir corriendo. Entonces empezó casi a diluviar. Nunca había corrido bajo la lluvia. ¡Qué bien me lo pase! Eso sí, con gafas es un poco complicado... Como se te moja la cara, no paran de resbalarte de la nariz, y si llueve tan fuerte, no ves nada... Me las acabé quitando ya que iba por pista, y aunque estoy bastante ciego, los objetos más o menos grandes los veo así que... Disfruté como un niño pequeño! Vacas por ahí, barro por allá,...
El miércoles decidimos subir a Vallter 2000. Cogimos el telesilla y subimos hasta el nacimiento del rio Ter. Tenía pensado subir a Bastiments, pero nos dijeron que a las 12h seguramente empezaría a llover, y por otra parte, tampoco llevábamos ninguno de los tres, la ropa adecuada para subir a 2880m. Así que decidimos ir paseando hasta el Coll de la Marrana (2530m). Pobre Myriam! Al no estar acostumbrada a esa altura y al ser asmática tuvo que parar y utilizar su ventolín. Al final bajamos el ritmo y por suerte poco a poco pudimos llegar. La verdad es que es un sitio muy bonito.
   Subiendo en el telesilla
   De camino al Coll de la Marrana
    En el Coll de la Marrana
   Coll de la Marrana
El viernes, fuimos en coche hasta el Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa. Decidimos hacer el recorrido señalizado número 1. Fue una caminata muy pero que muy bonita. Empezamos paseando por la Fageda d'en Jordà, un sitio mágico. Luego llegamos al volcán de Santa Margarida. La verdad es que cuando bajas al cráter y en medio de este te encuentras una ermita, no te lo puedes ni creer!  La última parte del recorrido pasa por el volcán del Croscat, el más impactante. En total nos salió un recorrido de 12.5Km del cual disfrutamos muchísimo por su gran variedad paisajística.
  Myriam en la Fageda d'en Jordà
 Àlex Jr en la ermita situada en el cráter del volcán de Santa Margarida     En el volcán del Croscat
Para poner el broche final a unas fantásticas vacaciones, mi madre y Emili subieron a pasar la última noche. Emili me sorprendió proponiéndome una pequeña salida nocturna. Se lo comenté también a Àlex, un chico que habíamos conocido en el camping, y a las 21.30h estábamos los tres saliendo del camping. Encendimos frontales y empezamos la ruta! Decidimos ir hasta l'Ermita del Remei y volver. Al ir subiendo unos tramos por pista, decidimos apagar los tres frontales. Qué pasada! A los treinta segundos los ojos ya estaban adaptados y se podía ver casi todo. Un cielo totalmente despejado y lleno de estrellas. Fue una salida espectacular que me vino muy bien como entreno para la Midnight Trail de este próximo viernes!
En cuanto a la diabetes, ha habido momentos para todo: he tenido las primeras hipos nocturnas, me olvidé la insulina y el glucagón en una de nuestras salidas y tuve que ir al médico a buscar nuevos, ... Vamos, que estoy hecho un hacha de la diabetes! Por otra parte, creo que había algunos sentimientos (frustración, enfado, falta de comprensión, miedo,...)  dentro de mi que tenía que sacar, lo hice y eso me ayudó a dar otro pasito más en mi nueva vida. Además, estoy infinitamente agradecido a todos ya que han hecho lo posible y lo imposible para poder comer y cenar juntos ( respetando mis horarios necesarios para el control de la diabetes), y que me sintiera como uno más. Tengo la sensación de que la diabetes no me ha privado de hacer casi nada de lo que tenía pensado para estos días, lo cual me hace muy feliz. Por una parte soy plenamente consciente de que necesito la insulina, comer X cantidad de HC,... y algunas veces olvidarme de hacer o tomar algo es un problemilla, pero también me alegra ya que creo que significa que no estoy todo el día dándole vueltas al tema.
Lo único que puedo decir es que no me esperaba un verano así ni en mis mejores sueños. El poder compartir tu ilusión por algo como la montaña con tu familia no tiene precio. El pasar los días disfrutando de cada momento, compartiéndolo con la gente de tu alrededor, y sin que la diabetes te lo impida, es le mejor regalo que me podían dar.
Gracias a todos por hacerlo posible! Os quiero mogollón!