Romántico
crepuscular y decadente aristócrata fue el Archiduque Luis Salvador.
Su nomadismo fue el íntimo síntoma del exilio familiar, a
la par que su enciclopédica e ilustrada inquietud siempre latente a
lo largo de su vida.
Intentando
olvidar (dice la leyenda) la muerte de su prima Matilde, su gran amor de juventud, vagando por el Mediterráneo en su yate Nixe, un buen día de 1867 recaló en Mallorca, quedando
cautivo de la belleza de la isla, de manera que desde Miramar fue adquiriendo buena parte
de los terrenos de la costa norte entre Valldemossa y Deià, la tierra en
la que puso su extraña corte y desde la cual recorría el
Mediterráneo a bordo de su Nixe y desde donde iniciaría su magna
obra de erudición. A lo largo de su vida compondría alrededor de 80
tratados de geografía, botánica, sociología, antropología y
humanidades, entre ellos sus gruesos 7 tomos dedicados a Las
Baleares que aún hoy son referencia para el estudio de la isla, y una
deliciosa recopilación de rondallas mallorquinas (cuentos
populares).
Noticia
de primera mano sobra su persona nos la ofrecen diversas
personalidades de la época: Gabriel Alomar, Rubén Darío,
Santiago Rusignol, ... todos coinciden en la bonhomía del
archiduque a la vez que en su exquisitez, mecenas de las artes, con un delicada
sensibilidad sobre su entorno, lo cual le hizo granjearse el favor
popular, conservando grata memoria de su persona en toda
la isla.
El
archiduque Luis Salvador de Austria sigue estando muy presente en Mallorca, aunque gran parte de su vida se conserva en la leyenda, pese a
las diversas biografías que se han escrito sobre su figura, entre
ellas la exhaustiva El archiduque de Juan March Cencillo
(J.J. de Olañeta Editor,
Mallorca, 1983), profusamente ilustrada a lo largo de sus más de 400 páginas.
Noria del convento de Las Capuchinas de Palma de Mallorca
en la época el Archiduque Luis Salvador. Grabado de su obra Las Baleares (1869) Carme Riera viene a sumarse a los testimonios sobre el príncipe nómada y desde la admiración y la sensibilidad ha escrito Las últimas palabras (Alfaguara, Madrid, 2017), unas estupendas memorias noveladas del Archiduque (con justificación cervantina de hallado manuscrito) en las que durante los últimos días de su vida, en 1915, enfermo en su castillo de Brandéis (cercano a Praga) dicta a su secretario Erwin los ángulos oscuros de su vida (desdoblándose narrador y narratario – presencial - a través de apelaciones de diverso tono) componiendo un relato lleno de resquicios y guiños en donde la intuición y las dobles y terceras lecturas están presentes y se superponen a la realidad histórica completando y despejando algunos rastros borrosos como su continuo surcar por las aguas en su yate Nixe, al periódico encuentro con el emperador de Austria, su afectuosa (y a veces difícil) relación con su madre María Antonieta, su relación con su secretario Wratislav Vyborni o el gran amor de su vida, Catalina Homar, ambas de trágico final.Foto: Juan Pons
Carme Riera ha escrito un exquisito retablo de época hasta el estallido de la primera guerra mundial donde está siempre presente el amargo remordimiento del Archiduque Luis Salvador, un príncipe bohemio que fundó su corte de marineros y payeses en Mallorca, filántropo, excéntrico e ilustrado intelectual que vivió su vida en el nomadismo y nos hace sentir que, humanamente, se vio obligado (por imposición pública y proyectada que siempre rechazó) a vivir en la soledad de los elegidos.
Carme Riera relata los ángulos oscuros de la vida de Luis Salvador en Las últimas palabras, una novela crepuscular y romántica, haciéndonos ver que la memoria del Archiduque vivirá siempre entre los amantes de la libertad.