Las mentiras de Daniel Ausente

Publicado el 07 enero 2014 por Srabsenta @srabsenta

Llega Carlos Acevedoa casa y nos trae los cuatro libros de “El butano popular” recién salidos de la imprenta: Corazón conejo, Detrás de ti en el Museo del Traje, Creaciones Madrid y Mentiré si es necesario. Daniel Ausente, feliz con los libros en sus manos, me mira y me dice …” Podrías hacerme una entrevista… Al fin y al cabo, el libro trata sobre Barcelona”.
Unos días después, con el libro ya leído, me llevé a su autor a cenar al paki (que quedó institucionalizado como el restaurante de las entrevistas) y, entre pollo shalimar, cordero al curry y una botella de vino salió esto:
Roser: Abro el libro y la primera frase que leo es “Fui mordido por un mono y picado por un escorpión”. Pues suerte que el bicho no tenía veneno o no te hizo efecto. De lo contrario no te habría conocido.
Absence: Bueno, no creo que los escorpiones del Garraf sean venenosos hasta ese punto. Como mucho, podrías haberte casado con un manco.
Roser: Pues mira, si fueses manco cobrarías invalidez y esas cosas a mi madre le gustan mucho… Pero hablando de otra cosa… ¿No te da vergüenza que yo, tu esposa, lea las historias que cuentas sobre tus rollitos de adolescencia? Que si le tocas las tetas a la tal, le miras el culo a la cual o le das lengüetazos a fulanita…
Absence: Por eso te puse la película esa, Scott Pilgrimvs. The world. Además, tú también tenías tus ex ¿no?

Roser: Sí, pero no me atrevería a contarlo en un libro. Por muy desvergonzada que sea, contar cosas de esas sí que me dan un poco de apuro, sí…
Absence: ¿Y a ti te molesta mucho que salgan mis novias de juventud?
Roser: No, en absoluto. Me ha hecho reír. Pero por otra parte, hay algo que quiero saber y es por qué no salgo en el libro. En cambio, nuestro hijo mayor sí que aparece.
Absence: No sales porque cuando llegaste tú se acabó la tormenta…
Roser: Vaya, pues ahora no sé si tengo que alegrarme o apenarme por no ser un personaje del libro.
Absence: Creo que no sales porque ya eres otra parte de la historia…
Roser: Sí, de cuando aparezco con mi familia. ¿Y qué me dices de ellos? Te da para dedicarles otro libro entero.
Absence: Sí, y si “Mentiré si es necesario” está lleno de fantasmas el otro podría ser muy terrorífico y gore. Podría titularse algo así como “¡Espeluznante! Historias con mi suegra”.
Roser: Por cierto… Suerte que a mi madre no le gusta leer… Porque si alguna vez llega a pillar el libro y lo lee puedes estar seguro que me obligará a divorciarme de ti por drogadicto y mujeriego.

Absence: Al principio a tu madre no le gustaba nada. De hecho, lo primero que me dijo fue “el anterior novio de mi hija era más guapo que tú”.
Roser: Bueno, es que era así. Lo que pasa es que tú me hacías reír más. Algo que es muy importante para mí. Luego, mi madre descubrió que eras el hijo del “Tortilla”, que es como llamaban a tu padre los chavales del barrio. Ella lo sabía porque, por esas cosas de la vida, mi familia materna y tu familia paterna eran vecinas y mis tíos jugaban con tu padre. Además, por ahí estaba tu abuela, que tuvo cuatro o cinco maridos porque se le morían uno tras otro…
Absence: Sí… Pero no se casó con todos. Con algunos se amancebó.
Roser: Y al morir los enterraba a todos juntos. ¿Te imaginas por qué?
Absence: Supongo que lo hacía para que hablaran de ella en el otro mundo y para pasear los muertos por el pueblo….
Roser: A ver… Explícate mejor.
Absence:Mi abuela solo regresaba a para enterrar al nuevo muerto. Cuando se marchó del pueblo se fue a vivir a Tarragona y luego a Barcelona, donde se quedó para siempre.
Roser: Volviendo al tema de mi madre y, para que te vea con mejores ojos, siempre le puedo explicar que desciendes del Senyor del Pallarsy que reclamarás el castillo que te pertenece.
Absence: Esto lo cuento en el libro pero no aparece en ninguno de los textos del butano publicados en la web. Es un añadido posterior. Llegados a este punto, debo decir que todos los artículos que escogí para el libro los revisé a fondo y, algunos, los modifiqué. Unos más que otros. Y eso del señor del Pallars viene de una carta que recibió mi madre de un pariente lejano de mi abuelo Castany, que también se apellidaba Erill y era del Pallars. En cambio, en el libro hablo de los Castañé y lo hice por una película de Luís de Funes.
Roser: Sí, me acuerdo que gritaba… “¡Castañéeeeee!”
Absence: Exacto, y eso me hacía mucha gracia. De hecho, de pequeño, yo a Luís de Funes les llamaba señor Castañé.
Roser: Ah, pues yo pensaba que el cambio del apellido en el libro era para esconderos un poco. Como casi a todos los que aparecen les pones nombres falsos…

Absence: Volviendo a lo que te decía, ese pariente lejano de mi abuelo escribió a mi madre para explicarle que los Erill descendían de los antiguos señores feudales del Pallars.
Roser: Antes hablábamos de que los nombres de los personajes del libro suelen ser falsos, aunque no siempre es así. Pero… ¿No te da miedo que alguien lo lea, se reconozca y no le guste lo que dices? Ten en cuenta que a veces cuentas cosas bastante gordas de gente que, si lo lee, seguro que se va a reconocer.
Absence: Pero sólo se reconocerían ellos. Además, la historia está ficcionada. De hecho, el título ya lo dice todo… “Mentiré si es necesario”.
Roser: Del piso en el que vivías con tu madre y tu hermano me acuerdo de los porteros y su hijo…
Absence: Esos ya deben estar muertos. Los porteros eran mayores y su hijo llevaba una carrera directa a una muerte temprana.
Roser: Y encima le dejabas El Víbora… Se debería ver identificado con El Niñato…

Absence: Seguro… Y con Conan también
Roser: Además al chaval le iba el tema OVNI
Absence: Sí, pero eso es ya la decadencia.
Roser: Era un quinqui perdido en un barrio pijo.
Absence: San Gervasio, que es el barrio en el que vivía con mi madre, teóricamente es un barrio pijo pero hay determinadas zonas del barrio que, hace 25 años, no eran tan pijas como parece. En los alrededores del parque Monteroles había mucho quinqui suelto.
Roser: Cierto, a mi no me dejaban ir a jugar allí.
Absence: Cruzando el Missisipi, que era General Mitre, había un par de callejuelas con gente un tanto rara. Pero bueno, que el hijo de los porteros era como el Vaquilla. Cuando pilló la hepatitis, su madre me pidió que le prestara tebeos y le dejé Conan y el Víbora. Con eso me gané su amistad para siempre.

Roser: Y tu pobre madre… ¡Vaya susto se llevó al saber lo que hacías de chaval!
Absence: Hasta hace poco lo que más palo me daba es que me leyera mi madre pero resulta que e hace mucha gracia todo lo que explico sobre mi padre, mi abuelo y mis tíos. Ha sido curioso que se haya asustado tanto con lo de las drogas. Se lo comentó a mi hermano y él, como no ha leído el libro, le explicó más cosas que no aparecen. Como que nuestro vecino, el pequeño de los Aguirre, guardaba bolsas de droga en nuestra casa. Y claro, eso le puso los pelos de punta.

Roser: ¿Y ella qué dice sobre que escribas acerca de sus parejas?
Absence: Le hace gracia. Pero en el libro preferí quedarme con la parte importante, que es que mi madre era una niña pija que se separó del marido, se quedó sin dinero y nos sacó adelante.
Roser: Entre tantas cosas raras que pasaban en tu familia, he flipado bastante con lo del señor de Ghana y el inspector de policía amigos del novio de tu madre. Esos que tenían algo que ver con el atraco al Banco Central… ¿Pero con qué gente os juntabais?
Absence: Es una historia muy rara que no he podido desentrañar del todo. Un buen día vinieron a la casa de Sitges estos dos personajes. Uno era un tipo raro, ex guardia civil, que explicaba unas historias que encantaban a mi abuelo. El otro, era un negro enorme que nos dijo que era Ministro de Defensa de Ghana o algo así. Le caí bien y decía que me llevaría a su país a estudiar inglés. Seguramente porque, en algún momento, mi abuelo les diría “este es un inútil. A ver qué hacéis con él…” Pues esos dos vinieron un par de veces y luego dejaron de hacerlo. Luego, al cabo de un tiempo, supimos que habían estado implicados en el asalto al Banco Central, aunque no sabemos cómo.
Roser: Cuando en “El butano popular” empezaste con la sección de “El corro de la patata” ¿Pensabas que acabarías contando, con pelos y señales, la historia de la familia Castañé?
Absence: No, que va. Carlos Acevedo y Rubén Lardín me pidieron que escribiera sobre Barcelona y, especialmente, sobre mi juventud en la Barcelona de los 80.

Roser: En teoría tenías que ser la otra cara de Grace Morales, ¿no? Ella escribía sobre Madrid y tú debías hacer lo mismo sobre Barcelona.
Absence: Exacto. Lo que ocurre es que, poco a poco, en mis textos se fue colando mi familia.
Roser: Y al final se metieron de lleno.
Absence: No tardó mucho. Al final acabó saliendo todo por ahí: las historias  de mi familia y mi juventud. Al acabar la primera temporada del butano me di cuenta que todo lo que llevaba escrito estaba cogiendo forma de libro y memoria autobiográfica. Además, exagerada. De las que me gustan... A lo Hunter S. Thompson o Joe Matt. También vi que el personaje de mi abuelo despertaba mucha simpatía y yo me fui guardando algunas cartas, como su pasado en el cine, que luego fui explicando. Pero entonces yo ya veía que tenía forma de libro y me lo fui tomando más en serio. Luego, cuando me propusieron lo del libro, como tenían que ser 150 páginas, decidí tirar por la parte autobiográfica que completé con tres capítulos nuevos y otro que ya estaba pero que modifiqué mucho.

Roser: ¿Cuantas temporadas lleváis del Butano en Internet?
Absence: Tres.
Roser: ¿Te acuerdas de cuál fue el primero que escribiste?
Absence: Sí, porque está publicado por orden cronológico en la web. Ese no está en el libro. Fue Pedrín el maoísta e incluí un fragmento de ese texto en la primera versión del libro. Para escribirlo, me puse a mirar quienes fueron los cronistas de Barcelona y al final acabé haciendo una historia donde aparecían mi tía y mi madre. Era una anécdota divertida pero que al final fue descartada por problemas de espacio.
Roser: Eso me hace pensar que, al estar todos publicados en la red, la gente se puede entretener buscando los artículos del libro y comparando los cambios que han sufrido…
Absence: Cuando dentro de cuarenta años me estudien en las universidades podrán cotejar la versión vieja con la nueva y cosas así.
Roser: Otra de las cosas que hacías de juventud era echar las cartas a las amigas veganas de tu madre…
Absence: Me aprendí las cartas del Tarot y las echaba a todas sus amigas, fueran vegetarianas o no. Entonces yo tendría unos 14 o 16 años. Las cartas van bien porque te estimulan la imaginación. Te dan una historia y, si tienes imaginación, la compones. Por eso entiendo que haya escritores que las utilicen como recurso para que le salgan historias. Philip K. Dick utilizaba el Iching, que es aquello de los palillos chinos, y Jodorowskylas cartas del tarot.
Roser: A una de ellas le dijiste que su marido le metía los cuernos y la liaste parda…
Absence: Encima acerté. ¡Era verdad! Pero la historia era más larga porque luego esa señora se lió con mi padre.
Roser: ¡Atiza!
Absence: Pero eso ya fue cuando mis padres estaban separados.

Roser: Pues aprovechando que sabes echar las cartas y estamos faltos de dinero quizá te podrías dedicar un poco anunciándote como Chamán Ausente. Igual ganarías más dinero que con los libros…
Absence: Pero yo no soy un charlatán. Lo que sí podría es probar de utilizarlas para inventarme historias.
Roser: Pero conmigo no lo intentes.
Absence: Ahora ya es tarde pero podría haberme dedicado a ello. Lo que ocurre es que, como cuento en el libro, esos follan mucho y para ti no sería bueno.
Roser: Bien pensado no me veo como esposa de Chamán. Por otra parte, ahora que dices que follaban mucho… ¡Tu abuelo y tu padre…. Vaya unos ellos! Suerte que tú no eres así. Eres un buen chico, creo.
Absence: Igual lo que yo estaba era sepultado por la losa de esos dos machos alfa y ahora me los he sacado de encima…
Roser: ¿Y qué me dices de Pablito Calvo? Tu abuelo se lo llevó a comer a casa una Navidad como quién se lleva a un pobre a la mesa y tu madre y sus hermanos le hicieron la vida imposible.
Absence:  Lo tuvieron en casa durante una Navidad porque el niño estaba rodando una película en Barcelona y no tenía con quién pasar las fiestas. Además, era una estrella. El protagonista de “Marcelino pan y vino” y a mi madre y a sus hermanos eso no les cayó muy bien. Imagínate la situación.

Roser: Por otra parte, si algo queda claro en el libro es que la casa de tu abuelo es una obsesión para ti. Sale una y otra vez.
Absence: Supongo que es normal porque de pequeño iba mucho a esa casa. Era un piso enorme. Iba todos los fines de semana y, entre semana, comía allí cada día porque tenía el colegio al lado. Por tanto, uno de los recuerdos más fuertes que tengo de mi infancia es ese. El de estar en una casa enorme,de diez habitaciones, y recorrerla entera. Además estaba repleta de libros de ciencia ficción de mi tío y revistas de todo tipo como Interviu, El Papus, Hermano LoboEn fin, de todo.

Roser: Para terminar con la entrevista sólo me queda una cosa por decirte muy importante para mí y es que todos los hombres de tu familia, excepto tu abuelo, murieron a los 54 años. ¡Espero que tú me dures más!
Absence: Pues es verdad… Pero muere mucha gente a esa edad. Yo creo que si superas los 56 ya estás salvado y morirás de viejo. Morir a los 50 es por la mala vida… Además, yo no te podré dejar una gran herencia, a no ser que este libro sea un bombazo y nos dé mucho dinero.
Roser: Quién sabe… Igual es un best seller. Además, este es tu segundo libro en solitario.
Absence: Es verdad, pero también es cierto que todos han salido acompañados. Es decir, formando parte de un conjunto. Black super power iba en una caja con otros libros, la Black pulp box, aunque ahora ha sido separado de la caja y se puede comprar individualmente. Y este, Mentiré si es necesario, forma parte de un grupo de cuatro. Ahora bien, creo que mi próximo libro va a ser en solitario y no va a tardar mucho.
Roser: Ahí queda la cosa, ¿no?
Absence: Tú me ves trabajar en él, yéndome a dormir cada noche a la una…