"LAS MIL BOCAS DE NUESTRA SED" de Guido Conti

Publicado el 26 agosto 2012 por Marianleemaslibros
Todo empieza en junio del 46, en una Italia destrozada por las bombas, sumergida aún entre los escombros.
Marzia, tiene 17 años, acaba de salir del internado en el que ha permanecido durante la guerra, y aunque conserva todavía cierto aire infantil, ya es casi una mujer.
En compañía de su madre, asiste a la fiesta de Emma, que celebra se decimoctavo cumpleaños.
"Era una fiesta de gente que se volvía a encontrar después de mucho tiempo, que se abrazaba y sonreía, poco menos que asombrada de encontrarse allí, todavía viva, tras haber sobrevivido a varios años de miseria y hambre".
Las dos jóvenes conectan enseguida y por eso, el padre de Emma, invita a Marzia a pasar unos días en su casa con ellos.
En ese ambiente veraniego de calor sofocante, zampullidas en el río, baños de sol en las recalentadas piedras y siestas a a la sombra de los pinos, van surgiendo entre ellas las emociones, los sentimientos, esas sensaciones que estremecen el cuerpo, las mariposas en el estómago de el primer amor.
Juntas, experimentarán una impetuosa pasión adolescente, aderezada con mucha ternura, complicidades, confidencias y descubrimientos mutuos.
Pero claramente no era ésta le época (tan cargada de prejuicios) para poder vivirlo y disfrutarlo con plenitud, sin tabúes.
Ellas son conscientes de la imposibilidad de sus sentimientos, de la prohibición subyacente e intrínseca a sus deseos más ocultos, todo un escándalo en aquellos tiempos.
Tienen pánico al que dirán, a esos dedos señalándolas en cualquier parte, a las miradas por doquier de extraños incitando a la culpa.
“¿Que crees que pensarán de nosotras?-- ¡Nadie debe saber una palabra de nuestro amor!--¿Y si se enterasen?-- Lo negaremos siempre-- Yo nunca he querido a nadie como a ti-- Yo tampoco"
Pero al final, todo se sabe, todo sale a la luz.
"Su madre la escrutó y sin preámbulo le dio una sonora bofetada en la cara. Ya no eres mi hija. Eres la vergüenza de la familia. He hablado con tu padre y él decidirá sobre tu futuro. No quiero que sigas aquí. Es imposible que entiendas la vergüenza que siento. No has cubierto de mierda. La noticia no debe de salir de esta cuatro paredes. Procuraremos acallar los rumores para siempre".
Y entonces, sus padres hacen todo lo posible por separarlas. A Marzia la obligan a contraer matrimonio con Pierre, y empezar una nueva vida con él en Argentina. Y a Emma la envían a Inglaterra a estudiar periodismo.
Pero el destino juega sus pasadas, a veces buenas, a veces malas…
¿Se volverán a encontrar Marzia y Emma algún día? ¿Volverán a cruzarse sus caminos? ¿Conseguirán olvidar y ser felices por separado? ¿Sera el lazo que un día las ató, tan fuerte como para resistir la soledad, la distancia, el paso del tiempo, o quedará todo en un bonito recuerdo del pasado?
Guido Conti, escritor y editor nacido en Parma (Italia), el 24 de enero de 1965, donde también reside, ha publicado varios cuentos y novelas.
En 1996 debutó en el mundo literario con la primera “Sotto la terra il cielo”, destacando entre sus libros “La piena e altri racconti”, “Un’amicizia lunga una vita” o “Tre bambini nella nebbia”, entre otros.
Pero por lo que he podido averiguar, "Las mil bocas de nuestra sed" ha sido la única publicada aquí en España, por Suma de Letras en 2012.
También llama la atención de éste autor italiano, su gran trabajo editorial realizado para la promoción de la lectura y la escritura y algunos premios conseguidos por sus obras como:
-- El Chiara de 1998, con los cuentos “En el altar”.
-- El premio “Crítica 2008”, con “Guareschi, la biografía de un escritor”, una biografía innovadora, cuyo texto es la figura de este escritor extraordinario a la luz del siglo XX, las vanguardias y las tradiciones humorísticas. Enseña escritura técnica en las bibliotecas y universidades y ha fundado varias revistas literarias.

Este libro cayó una tarde en mis manos en la biblioteca, mientras colocaba la sección de novedades. No lo había visto antes y la verdad es que tampoco había oído hablar de él. Me llamó la atención su cubierta y como no, el título.
Leí la sinopsis de la contracubierta y me apeteció llevármelo a casa, pensé que me podía gustar, me atrajo el argumento quizás por novedoso. Y no me equivoqué.
   ¿Qué me ha parecido? ¿Me ha gustado?
El libro me enganchó desde el principio. El autor escribe con un estilo bonito, con algunas frases muy musicales, de esas que tanto me gustan, que lees, relees y siempre te suenan igual de bien (podéis leer algunas en el apartado correspondiente más abajo)
El texto despide tanta ternura, encuentras tanto amor incondicional entre estas páginas, que fácilmente puedes meterte en la piel de cualquiera de nuestras dos protagonistas. Puedes sentir su rabia ante la incomprensión del mundo que las rodea, ante la injusticia de no poder ser ellas mismas, de no tener elección, de no poder vivir sus propias vidas sino las que les vienen impuestas por aquellos que supuestamente solo desean su bien.
Por si alguien se lo pregunta, quiero aclarar que todo está narrado con mucha sutilidad y delicadeza. No hay escenas de sexo tórrido ni pasión desmedida. Me ha parecido una historia de amor muy bonita, de las que te llegan al corazón.
"Su abrazo era absoluto, de sangre. En la noche extendidas de las mariposas nocturnas la tensión de sus cuerpos desnudos tocaba el alma. Se aferraban la una a la otra, temiendo que una de las dos cediese y dejase caer a la otra"
"El tiempo se escabulle de las manos. No lo persigas, se mofará de ti”.
“El destino es un círculo que acaba cerrándose siempre! Aférrate a los recuerdos, incluso a los más bananales. Nadie te podrá· arrancar los que conserves en tu corazón".
"La vida está· llena de sorpresas. Cuando menos te lo esperas el destino te sale al encuentro... Y o te colma de bienes o te lo arrebata todo"
"Tenía el don de sentir la naturaleza bañada por el primer rayo de sol, cuando los sueños enmudecen frente a la luz del día y acompañan los trinos de los mirlos"
"Cuando se distanciaban durante unas horas, se buscaban después con frenesí. La cercanía hacia resonar sus diferentes soledades como el eco de un grito"
"Acarició con dulzura el pelo de Emma que, al sentir el roce ligero de la mano de su amiga, suspiró y se ovilló sobre sus rodillas para seguir durmiendo como una niña "
Cuando Marzia y Emma se separan, ninguna de ellas podía sospechar que no iban a olvidarse jamás, que sus vidas nunca iban a ser completas la una sin la otra.
Por su lado Marzia vive en Argentina con su marido, del que nunca consigue enamorarse, pero al que quiere con un amor fraternal, aunque solo sea por lo vivido juntos y por ser el padre de sus dos hijas.
Después de veinte largos años, es en otra fiesta donde sus caminos se vuelven a juntar. Se encuentra con Emilia, una de las hijas de Marzia, en Roma (si es que la vida es un pañuelo...)
Emilia es igualita a su madre y cuando Emma se da de bruces con ella, su mente empieza a girar en torno a esos recuerdos de aquel maravilloso verano en que se conocieron.Y cuando le cuenta que tiene otra hermana llamada Emma, casi le da un pasmo:
“Emma se quedó sin aliento. Escrutó a la joven y enmudeció, su corazón se aceleró y la mano con la que sujetaba el cigarrillo empezó a temblar.” 
Y así comienza un intercambio de cartas cargadas de nostalgia, de melancolía que únicamente tienen un fin marcado: volver a verse.
Pierre fallece y a Marzia no se le ha perdido nada en Argentina, esa tierra a la que nunca creyó pertenecer. Ya nada la retiene allí.
El último párrafo del libro y el reencuentro: “Marzia se quedó parada unos segundos, conteniendo el aliento. Luego miró hacia las ventanas, llenas de macetas. De improviso, se abrió un de ellas y una señora empezó a regarlas, alzó los ojos y miró hacia la verja. Las dos mujeres se escrutaron por un instante, hasta que Marzia esbozó una sonrisa. Había reconocido a Emma, era la mujer que, asomada a la ventana, reavivaba las flores con sus manos delicadas. Al comprender quién era, Emma retrocedió atemorizada, desapareció un momento y luego volvió a aparecer tras el cristal de la ventana contigua. Apartó las cortinas y al ver a Marzia inmóvil, aferrada a los barrotes, sonrió y, a continuación, rompió a llorar"