Las milongas del librero - Artículos - Las milongas del librero

Cuando Óscar me propuso escribir una serie de crónicas sobre la visión que tiene un librero del mundo de la literatura juvenil con sus dimes y diretes, sus anécdotas suculentas, chismorreos y secretos, acepté encantado porque era un tema que dominaba a la perfección y que, de rebote, me permitiría presentar los artículos a tiempo. Así que a primeros de mes me siento ante el ordenador y me digo, escribe. Sí, escribe. Pero, ¿qué? ¿Algo sesudo? ¿Cuatro anécdotas picantes? ¿Algo lleno de referencias cruzadas? De repente un tema con el que vivo cuarenta horas semanales se llenó de zarzas, caminos pedregosos y sendas inescrutables. Y fue pasando el mes y seguía sin escribir y, de repente, llegan los últimos días del mes y, otra vez, presento el artículo tarde. Hasta que de repente ocurre: la idea. Y, como siempre, es la más sencilla. Quizá lo primero que tengo que hacer es presentarme. Decir quién soy, qué soy y por qué escribo en una sección llamada Las milongas del librero.

Me llamo Jorge y soy librero. Trabajo en la que está considerada la librería de referencia de mi ciudad, la Llibreria Aqualata de Igualada. Llegué a ese trabajo por casualidad. Acompañaba a un amigo que tenía que comprar unos libros de música y entre que me aburría y que no tenía dinero para comprarme nada, le pregunté al que luego sería mi jefe si necesitaban a alguien. Me dijo: “trae el currículum”. Lo llevé y a los tres días empecé a llevar libros de arriba abajo, pelearme con el ordenador, recomendar lecturas y vivir anécdotas. De eso hace seis años. Y cuatro ya han pasado desde que soy el responsable de la sección de infantil/juvenil, el lugar donde realmente me definí y donde eclosioné como el gran librero que soy.

Han sido cuatro años intensos. Leer mucho para ponerme al día y refrescar la lectura de los clásicos. Vivir la llegada a la tienda de los últimos títulos de Harry Potter (con el privilegio que supone tenerlos en las manos cuatro o cinco días antes que el resto de los lectores) y divertirse de lo lindo con las colas y los nervios. Asistir estupefacto al fenómeno Crepúsculo, que llenó la tienda de muchachas jóvenes y no tan jóvenes que exigían a voz en grito más aventuras del vampiro gusiluz. Ser uno de los primeros en leer Los Juegos del Hambre y recomendarla con la tranquilidad de haber leído algo muy grande que cambiaría la historia de la literatura juvenil. Descubrir casi sin querer a Cornelia Funke y quererla como a una vieja amiga pese los disgustos que me ha dado últimamente. Recuperar con un par de recomendaciones a lectores que se daban por perdidos. Mantener vivas polémicas con lectoras.

Aguantar gritos y algún insulto por culpa de novelas que no existían y que fans se negaban a aceptar. Dejarse aconsejar por lectoras y dar las gracias por eso. Descubrir grandes novelas, perderse en apasionante sagas, cabrearse por infumables bodrios y derribar los prejuicios que tenía ante el género. Y leer mucho.

Y de todo esto y de más cosas hablaré por aquí. Sobre aquella madre que se quejó porque por mi culpa su hija leía mucho. Sobre la frase que dicen los comerciales para vender todas y cada una de las novedades que aparecen en el mercado: “Para las niñas que leyeron Crepúsculo”. Sobre qué elegir, qué no elegir. Sobre qué y cómo recomiendo. Sobre aquella discusión a gritos por culpa del inexistente Sol de medianoche, sobre los rumores del octavo título del niño mago, la eterna pregunta de cuándo saldrá la cuarta parte de Eragon o si sabía cómo se llamaba una novela juvenil teniendo como únicos datos que es la historia de un chico que quiere a una chica y viven aventuras. Sobre las amistades que he hecho, las polémicas generadas y las anécdotas divertidas y curiosas que se suceden cada día.

Vamos, las vicisitudes o milongas de un librero treintañero apasionado por los vampiros, los hombres lobo, las distopías, la supervivencia, los amores, los desamores, los triángulos, los robots, las hadas, los gansos, la aventura, la fantasía, los dragones, las guerreras, los amores imposibles, los odios encarnizados, las peleas a espada, los secretos descubiertos y las páginas donde uno se pierde, viaja y emerge siendo mejor persona y más feliz.